De temporada

Sin harina no hay comunión

“Cristo se convirtió en el Pan de Vida porque comprendió la necesidad, el hambre que teníamos de Dios” Santa Teresa de Calcuta La historia de la humanidad está íntimamente relacionada con la presencia del pan, signo de seguridad alimentaria y de compartir entre semejantes. Hay uno en particular que se ha convertido en elemento central en la fe católica: la hostia.

hostia
Foto: PEXELS
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Este delgado y prístino pan, de forma redonda es, fundamentalmente, un pan ácimo –amasado y horneado sin levaduras- que el sacerdote consagra en la eucaristía para la comunión de los fieles.

pesaj

Los orígenes de la representación del cuerpo de Cristo se remontan a la celebración de la Pascua (Pésaj), en la que se consume la matzá, pan sin levadura. “Cuenta la tradición judeocristiana que el pueblo de Moisés salió huyendo intempestivamente de Egipto, sin mucho tiempo para terminar de preparar el pan, por lo que durante el viaje hacia Israel, el pan que se consumió era pan ácimo”, explica el padre Armelim De Sousa, Párroco de La Transfiguración del Señor en El Cafetal, Caracas.

El momento más importante para los católicos, durante la misa o celebración eucarística es la Plegaria Eucarística. En ella, el sacerdote enuncia la institución de la eucaristía por Jesús en la Última Cena, procede a consagrar la hostia y posteriormente el vino. Los católicos creen en la transubstanciación, doctrina de la Iglesia desde el Concilio de Trento en el siglo XVI, que consiste en la transformación, durante esa consagración, de la hostia en la carne de Cristo y del vino en la sangre de Cristo.

En Venezuela son varias las congregaciones religiosas dedicadas a preparar las finas, blancas y redondas obleas que se convertirán, junto al vino, en Cuerpo y Sangre de Cristo. Entre ellas destacan las Siervas de Jesús.

Esta congregación fundada en 1965, por la venezolana Carmen Rendiles Martínez y aprobada en 1969 por el Arzobispo José Humberto Quintero es la encargada de elaborar las hostias que se consumen en la comunión de parroquias, colegios y congregaciones religiosas de Caracas.

Las religiosas siguen una sencilla receta para su trabajo: mezclar agua con harina de trigo todo uso, luego la masa obtenida va a planchas donde el agua se evapora para obtener láminas de pan seco y crujiente que son apiladas y humedecidas con agua. Luego, con un “corta masas” especial, se cortan las hostias propiamente dichas, que se dejan airear durante cinco o seis días antes de ser empaquetadas.

HARINA

“De un kilo de harina de trigo se obtienen 1000 hostias pequeñas” explica Nirma Hernández, laica que apoya como voluntaria el trabajo pastoral de varias instancias de la Iglesia en Venezuela.

“Los controles y la escasez han afectado la posibilidad de las religiosas de obtener la harina necesaria para llevar a cabo sus labores”, continua Hernández: “nosotros las estamos apoyando para llevar a cabo todos los registros solicitados por el Estado en cuanto al rubro de las harinas”.

El proceso es lento y frente a la cercanía de la Semana Mayor, donde prácticamente se duplica la demanda de hostias por parte de las parroquias para la comunión en las celebraciones de la fecha, Hernández ha liderado el trabajo de un grupo que viene impulsando una campaña solicitando la donación de la materia prima fundamental para la labor de las Siervas.

“Ha sido maravilloso darnos cuenta de la solidaridad y el compromiso de tantos que se han acercado a ofrecer un kilo de harina para la elaboración de las hostias… las oraciones de las religiosas son el mejor pago que todos podemos recibir por nuestro aporte”, comenta emocionada Hernández.

Coordenadas para que no se extinga la hostia

  • Este kilo de harina puede ser entregado en la sede de la comunidad de las Siervas Caja de Agua a Luneta, 34, Altagracia, Caracas.
  • Hermanas Siervas de Jesús: +58 212 862 1071
  • [email protected]
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