Permiso para pecar

Trifulca por el corcho

Está pasando. Aquí, en Europa y en China. Antes, la gente pasaba más trabajo para abrir la botella pero no había trifulca. Ahora es más fácil. ¿Si es más fácil hacerlo por qué el conflicto? Por algo que nunca antes pasó entre los comensales: antes del descorche surge el debate por el planeta tierra

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Mi tutor, el profesor Jean Huteau asegura que eso comenzó hace relativamente un tiempo. Primero fue la Revolución Femenina abrazando botellas de todo tamaño y tipo. (Esto de la Revolución Femenina y el vino no está registrado en las enciclopedias, ni se estudia aún en las universidades. Pero allí está. Ya escribiremos aquí sobre ella).

Después vinieron las batallas por las siglas y la etiqueta ecológica, bio, natural en las botellas.

Volvamos al tema: El tinto, el blanco y el rosado jamás imaginaron que sus fieles comenzarían a pelearse por el tapón. Por eso, más que por el vino.

El corcho no se hunde

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El auge mundial de los vinos de calidad hunde al tapón y celebra que el corcho flote manteniéndose en la cresta de la ola.
Dos tendencias entre los consumidores fueron resaltadas en la visión estratégica del vino enunciada por la Organización Internacional del Vino (OIV) presentada esta semana en París. La primera: El auge de los vinos de calidad impulsa las ventas de corcho y Francia sigue siendo el líder mundial en la producción de vinos de calidad.

Otros países venden más botellas, pero los franceses venden las suyas más caras. Son más preciadas. Se asientan en un prestigio más que centenario, y en un trabajo sostenido del sector por privilegiar la calidad y el glamour en cada etiqueta.
La calidad y con ella los precios más altos, no sólo la empuja Francia.

Todos los países productores de vinos están segmentando marcadamente hoy su portafolio de opciones de cara al consumidor, hacia vinos más caros. En el cono sur sudamericano, Chile ha tomado claro partido en ese sentido. Famoso en el pasado como productor de volumen, se afana desde hace años en exigir más dinero por su vino. También esa es la aspiración de algunas bodegas de Argentina y Uruguay.

En las batallas frente al consumidor por justificar mayores precios, los tres elementos más visibles son la botella (formato, peso, color del vidrio), el corcho o tapón, y la etiqueta.

El tipo y la calidad del corcho ha sido destacado en las encuestas a consumidores. No quieren vino caro con tapón de plástico, ni botella tipo champagne que parezca pobre.

Las revelaciones del estudio

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La gente no solo quiere calidad. Quiere además que eso sea visible y evidente. “El mundo está experimentando una mayor pasión por la gastronomía y muchos expertos en vino afirman que los consumidores exigen calidad tanto del producto como de los envases”, dice el informe que circuló la semana pasada en París.
Así, el corcho confirmó su posicionamiento y preeminencia en el vino. A pesar de todos los comentarios favorables de las bodegas sobre las ventajas del tapón de rosca, de los tapones sintéticos de polímeros y del uso del plástico, el público lo rechaza cuando tiene que pagar por botellas caras o costosas.

Esta percepción de calidad ha sido llevada al whisky escocés. Las botellas de mayor calidad y prestigio del scotch whisky usan tapones de corcho. “Es un mayor costo en el envase, pero mejora la percepción del consumidor de estar frente a un producto de calidad” reveló un analista del sector.

Otra investigación paralela a la OIV realizada por Emonitor sobre preferencias de clientes en restaurantes de París, Londres, Madrid, Barcelona y Copenhaguen marcó claramente las diferencias. Ningún establecimiento de prestigio “se atreve siquiera a mostrar en su sala botellas de vino cerradas con rosca, plástico o sintéticos” porque “el cliente no tolera que en un sitio de calidad se presenten botellas de supermercado al precio que debemos poner en los restaurantes”.

Así, el corcho reina en las botellas del champagne francés, en todo el Oporto portugués, todo el coñac, en todos los vinos de prestigio del Nuevo y Viejo Mundo, e incluso en las de Single Malt de Escocia.
Certezas de los entendidos

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La guerra económica que implica la sustitución del tradicional tapón de corcho en las botellas de vinos ha generado mucha información intencionada o falsa. Aquí tiene el lector, respuestas a sus dudas más frecuentes.

1°. No existen “corchos” de plástico. Cuando el plástico o el metal sustituyen al corcho, se les llama tapón. Son productos industriales, producidos por decenas de miles, en fábricas. El corcho es un producto natural, que se extrae de la corteza del alcornoque, árbol que existe solo en algunos países del mundo.

2°. A las botellas de vino se les cierra con plástico o con metal porque esos materiales son mucho más baratos y accesibles. Los falsos expertos y los recién llegados al vino aseguran que se llegó al cierre industrial a) Porque contamina, b) Porque el metal y el plástico son igual de buenos, y c) Porque había que proteger al planeta tierra.

3°. Además de lo anterior, el consumidor debe saber a) Que la contaminación por olor a corcho es menos del 3%. b) El metal cierra herméticamente y no deja respirar al vino. El plástico puede permitir el paso de mucho oxígeno. Por eso no se lo utiliza en los vinos de larga guarda. c) El argumento ecológico es falso. Lo que no es bio-degradable es el plástico y el metal, no el corcho. La industria del corcho reforesta constantemente. Las principales asociaciones ecologistas del mundo están con el corcho y el alcornoque, no con el plástico.

Si a todo lo expuesto le suma la percepción de calidad, ya tiene lector la idea de cuándo y porqué frente al dilema, puede tomar partido.

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