De temporada

Un "batallón amarillo" vela por la excelencia del café colombiano

Un "batallón amarillo" de agrónomos y otros profesionales del campo vela por la excelencia de los cafetales en Colombia donde la cosecha de cada grano combina la tecnología de punta con métodos ancestrales y artesanales

Texto: Laura Barros|Composición: Ligia Velásquez
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Los «extensionistas» de la Federación Nacional de Cafeteros (FNC), así llamados porque hacen parte de un programa de extensión, visten camisetas amarillas y recorren las fincas para brindar asesoría a miles de pequeños cultivadores.

Su tarea consiste en orientar en temas que van desde el tipo de semillas a sembrar, la distribución de las plantas en el terreno e incluso los mejores tiempos para fertilizar o fumigar.

Las quebradas y fértiles tierras del Eje Cafetero, en el centro del país, o la caribeña región del Magdalena son el centro de la labor de estos expertos, convertidos en el eslabón entre la ciencia y los conocimientos empíricos de los campesinos.

«Somos un ejército amarillo recorriendo los campos colombianos», dijo durante una visita a los cafetales de Venecia, en el departamento de Antioquia, el gerente técnico de la FNC, Hernando Duque, sobre este programa que nació en 1959, diez años después de que los cafeteros emprendieran una campaña de conservación de suelos.

Duque destacó que este servicio en el que Colombia es pionero, lo integran alrededor de 1.000 profesionales que brindan asesoría a unos 500.000 caficultores.

«Es un trabajo que se hace con pasión y con amor, no cualquiera es extensionista porque hay que trabajar con amor», aseguró Duque sobre esta iniciativa que, según aseguró, requiere un trabajo «físicamente duro».

Una de las funciones, apuntó Duque, es llevar «un mensaje técnico con base en las investigaciones en café que desarrolla Cenicafé».

Es así como estos especialistas replican finca por finca los hallazgos y consejos formulados por el Centro Nacional de Investigaciones de Café (Cenicafé), que suponen beneficios significativos para los cultivadores en materia de producción y calidad.

Los aportes de Cenicafé abarcan no solo la entrega de semillas resistentes al hongo de la roya desarrolladas en el país sino también recomendaciones en temas puntuales como el tamaño de la bolsa usada para la siembra de los retoños de café.

«A los extensionistas les debemos todo», dijo Iván Arango Posada, un cultivador de 65 años, quien asegura que necesita una escala de uno a 100 para calificar la labor de estos profesionales.

Con 51 años vinculado a esta labor, desde que era un adolescente de solo 14, Arango Posada asegura que el cafetero colombiano «hoy sabe mucho».

«Sabe sembrar semilla, sabe sembrar el árbol, sabe iluminarlo, sabe hacer muchas cosas, pero el extensionista tiene la ciencia. Entonces hay una comunión entre ciencia, experiencia y sembrador», resaltó este hombre que cuida la finca de su madre en las montañas de Venecia al referirse al dúo caficultor-extensionista.

Para este campesino, estos especialistas son como una «vacuna» contra las plagas y los «papás científicos» de los cafeteros.

Juan Sebastián Márquez, un administrador de empresas agropecuarias y ‘extensionista’ del Comité de Cafeteros de Antioquia, aseguró por su parte, que su objetivo es que el caficultor «tenga una buena rentabilidad» en su cultivo y que pueda «vivir dignamente» de su actividad.

Señaló que, en promedio, un especialista en café atiende alrededor de 800 caficultores al año, para lo cual programan visitas directas y actividades de grupo, como talleres.

Márquez destacó que los campesinos reciben a los asesores como si fueran de su misma familia.

«Donde me ha tocado trabajar hemos sido muy bien recibidos», relató este joven profesional, quien consideró clave la «confianza que hay entre el extensionista y el caficultor».

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