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Cadena perpetua para el sujeto que lanzó a un niño desde el piso 10 del Tate Modern

Jonty Bravery fue un día al Tate Gallery, subió al piso 10 y lanzó a un niño de 6 años al vacío. Luego sonrió. No conocía a la pequeña víctima. Lo hizo simplemente por ganar notoriedad. Los tribunales lo sentenciaron a cadena perpetua

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Jonty Bravery, el sujeto que lanzó a un niño de seis años desde el piso 10 del museo Tate Modern de Londres, fue condenado a cadena perpetua.

La justicia británica determinó que Bravery, que tenía 17 años al momento de cometer el delito, deberá cumplir un mínimo de 15 años de prisión obligatoria.

La pequeña víctima, que no tenía ninguna relación con Bravery, logró sobrevivir pero con gravísimas lesiones de por vida. Quedó en silla de ruedas y con dificultades para respirar y hablar.

Tras varias jornadas de juicio, la magistrada Maura McGowan del tribunal penal Old Bailey de Londres declaró culpable a Bravery de un delito de intento de asesinato.

En el Reino Unido, en las sentencias de cadena perpetua el juez especifica un término mínimo que se debe pasar en prisión antes de poder solicitar la libertad condicional. Aunque a Bravery se le asignó 15 años, el tribunal advirtió que podría no salir nunca.

«Pasará la mayor parte o la totalidad, de su vida encarcelado. Es posible que nunca sea liberado», señaló McGowan durante la lectura del veredicto.

Misión: ser famoso por lanzar a alguien

Todo fue premeditado. Bravery investigó cuál era el edificio más alto de Londres. El 4 de agosto de 2019 fue al rascacielos Shard, en el distrito financiero. Al comprobar que no tenía suficiente dinero para la entrada, acudió hasta la Tate Modern, con acceso gratuito.

Allí, en el décimo piso de la galería, se encontró con la víctima. El pequeño, de nacionalidad francesa, estaba pasando unos días de vacaciones con su familia. Lo sorprendió y lo empujó al vacío. Por la estructura del edificio, el pequeño cayó en una terraza en el quinto piso. Allí lo atendieron los servicios de emergencia.

Después de lanzar al niño, Bravery sonrió.

Un grave peligro público

La jueza McGowan se refirió en su veredicto «al miedo» que sufrió el niño y «el horror» de sus padres. «Inimaginables», dijo.

«Lo que hizo demuestra que es un grave peligro para el público. Lo planeó y parecía deleitarse con la notoriedad», indicó la magistrada.

Testigos de lo sucedido declararon que Bravery «sonrió y se encogió de hombros» tras la agresión. A su defensa lo que dijo es que a los 5 años lo diagnosticaron con autismo.

Tras su detención en la Tate Modern, Bravery dijo a la policía que «quería estar en las noticias para que todos, especialmente sus padres, pudieran ver el error que habían cometido al no internarlo».

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