Su lugarteniente, detenido ahora, quiso continuar con las operaciones de tráfico de drogas a gran escala y además, se le relaciona con varios asesinatos de miembros de bandas rivales holandesas.
Según la fuente, Emiel B. se desplazaba con frecuencia desde Holanda a Málaga, donde hasta la detención de su jefe recibía instrucciones de éste sobre el tráfico y distribución de drogas que llegaban a puertos europeos, especialmente a las ciudades de Amberes (Bélgica) y Rotterdam (Holanda).
La Guardia Civil, en colaboración con la Policía holandesa, averiguó que Emiel B. mantenía frecuentes reuniones en Holanda con jefes de cárteles de la droga de países sudamericanos, que se desplazaban para ultimar operaciones de narcotráfico.
Además, determinaron que Emiel B. y sus hombres podrían estar implicados en ajustes de cuentas, en los que habrían fallecido al menos 15 personas en los tres últimos años.
En total se realizaron quince registros domiciliarios en España y Holanda, en los que se intervinieron más de seis kilos de cocaína, varias armas de fuego, 500.000 euros en efectivo, diamantes y vehículos de alta gama, entre otros efectos.
Además, se bloquearon diversas cuentas y propiedades en varios países europeos.
El detenido, sobre el que pesaba una Orden Europea de Detención dictada por las autoridades judiciales holandesas, fue extraditado ya a ese país, donde se decretó su ingreso en prisión.