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Campesinos y estudiantes lideran nuevo movimiento opositor en Nicaragua

La crisis que vive Nicaragua ha dejado unos 326 muertos, según la CIDH. Organizaciones humanitarias locales cuentan hasta 594 y el gobierno reconoce 200.

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Fotografía: Archivo INTI OCON/AFP

El Movimiento Campesino de Nicaragua y distintos grupos estudiantiles lideran una nueva unidad opositora, anunciada este 3 de julio, que según dijeron tiene como objetivo regresar la democracia al país, actualmente gobernado por Daniel Ortega, al que consideran un dictador.

Los campesinos y estudiantes anunciaron que a partir de ahora estarán unidos en la «lucha» contra Ortega, al que responsabilizan por la muerte, desaparición y encarcelamiento, de cientos de manifestantes desde el estallido social del 18 de abril de 2018.

«Nos unimos con el objetivo de juntar esfuerzos, para construir una Nicaragua donde haya respeto por los derechos humanos, por la democracia», dijo a periodistas el líder campesino Freddy Navas.

A los campesinos y estudiantes también se unieron el Comité Pro Liberación de Presos Políticos, la Asociación Madres de Abril y organizaciones de profesionales que han sido víctimas de la represión gubernamental, como médicos, abogados y maestros.

En la víspera todas las organizaciones habían mostrado su apoyo a las «Madres de Abril», quienes introdujeron al menos 30 recursos por inconstitucionalidad contra la Ley de Amnistía, que suspende las investigaciones sobre los crímenes ejecutados en el marco de la crisis sociopolítica de Nicaragua.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) también se había solidarizado con la «Madres de Abril», en su apoyo de «demanda de verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición», que comparten con campesinos, estudiantes, y otros grupos de oposición.

Hasta ahora los distintos sectores de la sociedad nicaragüense compartían objetivos y acciones contra Ortega, pero no estrategias.

«Vamos a luchar juntos para que haya democracia en este país», reiteró Navas, quien estuvo siete meses en prisión luego de participar en protestas contra Ortega, quien lleva 12 años consecutivos siendo gobernante, los últimos dos con su esposa, Rosario Murillo, como vicepresidente.

El líder campesino afirmó que la unión de los diversos sectores no se contradice con otros grupos opositores, como la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, o la Unidad Nacional Azul y Blanco, ya que sus organizaciones forman parte de ambas agrupaciones.

Los sectores aglutinados en la nueva unidad opositora insistieron en que, como víctimas, merecen formar parte de la mesa de negociaciones de la Alianza Cívica con el gobierno, pero advirtieron que se oponen a que las pláticas inicien sin que se haya liberado a más de 90 presos políticos que continúan en prisión.

Hasta ahora, ni el gobierno de Nicaragua ni la Alianza Cívica han anunciado el retorno a las negociaciones, tal como lo mandó la Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos (OEA) la semana pasada.

Las negociaciones están estancadas desde el 3 de abril pasado, y se rompieron totalmente el 20 de mayo, a causa del incumplimiento de los acuerdos por parte del gobierno, de liberar a todos los presos políticos y respetar la Constitución en lo referido a las libertades de expresión y prensa.

La crisis que vive Nicaragua ha dejado unos 326 muertos, según la CIDH. Organizaciones humanitarias locales cuentan hasta 594 y el gobierno reconoce 200.

La OEA ha puesto en marcha un proceso de aplicación de la Carta Democrática Interamericana contra el país centroamericano, por violación al orden constitucional, que de ejecutarse le dejaría fuera del organismo.

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