Moda

Carolina Herrera y su carta de amor a Nueva York

Para celebrar los primeros 40 años de la llegada de Carolina Herrera a la Gran Manzana, la casa presenta una colección en la que resume su amor por esa ciudad y las propuestas que marcaron hitos en la pasarela. Titina Penzini hace el repaso de esta magnífica carrera

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Este año se celebran los 40 años de una marca que ha sido emblemática en la moda de la trepidante ciudad de Nueva York: Carolina Herrera.

En 1981, la venezolana más jet setter, musa e ícono de la elegancia internacional, decidió mostrar su primera colección en el exclusivo Metropolitan Club con el respaldo irrestricto de la gran dama de la moda, Diana Vreeland, Rudi Crespi , Jacqueline Onassis y, claro está, su esposo Reinaldo Herrera.

Su estilo y elegancia, en ese momento, la llevaron a ser una musa recurrente para artistas como Andy Warhol, Robert Mappelthorpe, Francesco Scavullo, Rose Hartman y Patrick Demarchelier, entre otros.

Carolina Herrera a principios de los años 80 / Cortesía
Carolina Herrera a principios de los años 80 / Cortesía

La primera colección se basó en siluetas y piezas que caracterizaron y definieron la imagen escrupulosa y perfecta de Carolina. Los lunares fueron, entre otros, los grandes protagonistas de una colección que, inmediatamente, recibió enormes pedidos de exclusivas tiendas como Bergdorf Goodman o Saks Fifth Avenue.

Cuatro décadas más tarde…

Cuarenta años después, el director creativo de la marca decidió inspirarse en esa primera colección llamándola Carta de amor a Nueva York. Refleja la historia de amor entre la diseñadora y la Gran Manzana, que le abrió sus puertas a lo grande desde sus comienzos.

“Se trata del grito de guerra de una ciudad que no se rinde jamás», comenta el diseñador al definir la colección otoño/invierno 2021, inspirada en esa energía electrizante y la actitud desafiante de los neoyorquinos.

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Desde piezas street style hasta deportivas y trajes de noche elegantísimos que son el emblema de esta firma, la colección muestra un abanico de posibilidades para toda mujer que se precia de elegante y poderosa.

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Corazones recordando la importancia de amar sobre todo en estos momentos, estampados de jirafa, colores brillantes, lentejuelas y lunares o polka dots estuvieron presentes. Y no faltaron el «rojo Herrera» ni el elegante negro.

Carolina Herrera

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La camisa con lazo al cuello fue protagonista. Se trató de un guiño a la diseñadora, quien la utilizó para su primer desfile. Desde entonces fue bautizada como “ala Madonna de las Mangas”. Le dio mucha importancia a ese volumen para imprimir elegancia a la silueta. En esta colección podemos apreciar varios vestidos con mangas abullonadas realizados en lentejuelas en colores azul marino y rosado.

Carolina Herrera

El tafetán salió a relucir con cortes más contemporáneos, una nueva silueta en el vestido camisero con cintura muy ceñida, o la fabulosa falda tipo arcoíris con costura francesa.

Carolina Herrera

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“Las lentejuelas en technicolor y los estallidos en tul rosado y rojo son un presagio de días más asoleados llenos de alegría y unión”, comenta Wes Gordon.

Carolina Herrera

El amor en fotos

Las fotos de la colección son de Roe Ethridge con las modelos Alex Wek, Lulu Tenney o Ash Foo, entre otras. Se tomaron en el mirador del emblemático Empire State Building y en el One Vanderbilt de Madison Avenue.

Carolina Herrera

Las fotografías evocan la energía y el espíritu de la ciudad. Al fondo podemos apreciar edificios con capas de nieve y avenidas que nos sumergen en el ambiente de Nueva York.

Las fotografías evocan la energía y el espíritu de la ciudad. Al fondo podemos apreciar edificios con capas de nieve y avenidas que nos sumergen en el ambiente de Nueva York.

Carolina Herrera

Para completar esta carta de amor a la ciudad, Carolina Herrera donó los fondos a la red de voluntariado de NY Forever. Esta organización se dedica a proporcionar alimentos a neoyorquinos que viven en la precariedad.

“Amarnos a nosotros mismos. Amar a los demás. Amar nuestra ciudad. Y amar vestirnos”. Esta frase aparecen en varios momentos de la colección. Es un recordatorio, o mantra, para afrontar estos tiempos difíciles con una mirada puesta hacia un futuro lleno de color.

Carolina Herrera

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