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César Farías: El discurso como su enemigo

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Foto: AP | Fernando Llano

La altura y el calor, los mismos factores que una vez logró domar César Farías dirigiendo a la Selección de Venezuela en diversos escenarios del continente, ahora fueron relevantes para terminar de reventar la tensa y desgarrada cuerda que mantenía al técnico venezolano vinculado a Cerro Porteño. Una tensión que se vivía desde el momento de su nombramiento en el cargo, debido a aquel pasado conflictivo que lo enfrentaba con el fútbol paraguayo desde las semifinales de la Copa América 2011. Una vez más, el de Güiria se va del cargo envuelto en medio de la polémica, en el que su manejo del discurso termina por sepultar cualquier empatía que pudiera brindarle algún apoyo a su labor. Sus enemigos declarados, dentro del popular club, encontraron en la declaración a los medios luego del traspié ante Cobresal, la dinamita necesaria para derribar el apoyo que el presidente Juan José Zapag, su único punto de sostén, aún brindaba al venezolano. El desierto de Atacama, su cobre oculto y un desolado estadio, fueron testigos de una dura derrota del cuadro asunceño. Sin embargo, más que por el mismísimo resultado (2-0 en contra), el verbo justificador de Farías tras el partido, acabó con una relación que estaba deteriorada casi desde el principio: «No vi un solo partido que se haya jugado en la altura de igual a igual. Tenemos menos glóbulos rojos allí», dijo el DT después del partido en conferencia de prensa “Es distinto jugar de noche a haber jugado de día. Tenemos un déficit de 2.500 metros en la altura y que los jugadores hicieran un esfuerzo de jugar un partido intenso hasta el final y de intentar buscarlo, tiene una respuesta física coherente. Es mucho más difícil con el sol, el segundo tiempo estuvo más fresco. Cuando uno planifica la copa, sabía que aquí se podían dejar puntos”, fueron las palabras que intentaron aminorar el drama de haber perdido contra el último de grupo, que no había ganado ni siquiera un punto y de paso, había disputado el partido con su reserva. Cerro se jugaba la punta con una victoria y terminó con la necesidad de ganar o ganar a Santa Fe para continuar su camino en la Libertadores, es decir, las posibilidades de trascender en Copa siguen vigentes. Sin embargo, Zapag ya no pudo ser el muro de contención de los ataques del resto del consejo directivo contra Farías y su cuerpo técnico, que venían siendo lanzados desde aquellas declaraciones en las que los hermanos aseguraban “cambiar el ADN del fútbol paraguayo” y que osadamente compararon una derrota con la Guerra de la Triple Alianza. Para los directivos, es injustificable una caída tan dura, a pesar que los números todavía permiten pensar en una clasificación a Octavos y la buena marcha en el torneo local (segundos en la tabla) que los mantiene en la lucha por el título en Paraguay, pero más peso tenía el resquemor por el manejo verbal que asumía César Farías ante los medios y el resto del tren dirigencial. “Solo me entiendo con el presidente”, dijo una vez el estratega. En el momento que parecía que el nivel de las aguas había bajado, un maremoto repentino terminó por llevarse la cabeza del cuerpo técnico venezolano. Justo cuando, independientemente de la derrota en Chile, le quedaba un partido nada más para saber si podía seguir disputando su objetivo: hacer campeón a Cerro de Libertadores. Una remontada tremenda en la liga doméstica no ha sido suficiente tampoco. Hay palabras que, en un escenario específico, afectan más que las posibilidades y los resultados. Esas palabras han sido interpretadas como justificaciones inaceptables. Incluso los jugadores no manejaron con prudencia su discurso: “Perdimos bien. Hay que aceptar que no se jugó a nada”, declaró el defensor Víctor Hugo Mareco después de la derrota. Una descarga indirecta hacia el planteamiento extremadamente conservador que puso en juego Cerro Porteño ante Cobresal. El grupo, que días atrás le demostró su incondicionalismo, ahora también daba visos de no estar de acuerdo con el cuerpo técnico. Viene un partido decisivo el miércoles próximo. De no clasificar sería la 51 vez que Cerro Porteño se frustra en su excesivo intento de ganar una Libertadores. También el calendario marca un pronto clásico con Olimpia el 24 de abril. Dos momentos exigentes para los cuales en la cabeza directiva del Ciclón, no hay confianza en que Farías y su cuerpo técnico pueda sacar adelante. De no pasar de fase en Copa y no ganar a su odiado rival, será fácil para ellos responsabilizar al ex seleccionador venezolano. El técnico no pasó a engrosar filas de desempleo. Su labor dirigencial al frente del Zulia FC lo regresa inmediatamente a los despachos, pero el tiempo de la carrera por la presidencia de la FVF, otra de sus metas establecidas, se agota y los candidatos ya han sido oficializados. En este momento histórico, ya post Cerro Porteño, parece que el horizonte se vislumbra en un escritorio, al mando de un grupo humano diferente a jugadores, asistentes y utileros. César Farías, por caracteres de personalidad y rasgos de su raza, seguramente mantendrá su forma de relacionarse con su entorno. Las batallas dialécticas seguirán viniendo]]>

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