Sucesos

Cuando te matan a tu papá

Pensé que a nosotros no nos podía suceder algo así, pensé que éramos invencibles, que nada nos iba a entorpecer la existencia, que a pesar de la realidad y la crisis, íbamos a permanecer invictos

Texto: Shakira Di Marzo | FOTOGRAFÍA: CORTESÍA
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Somos venezolanos, desde el más grande hasta el más chiquito. Comemos arepa, nos gusta la playa, cantamos caribe, sentimos salsa. Somos igual que todos, aunque seamos tan diferentes.

Un día, más temprano que tarde, supe que éramos muchos -demasiados diría yo- y la cifra insoportable de las estadísticas de violencia en Venezuela acechaba mis noches y me acosaba con las mismas preguntas: ¿a quién de nosotros le pasará algo? ¿a quién le tocará?

Pasaron los años, y me sentía orgullosa de mantener la suerte intacta. Estaba segura de que, si no había sucedido nada en todo este tiempo, era porque ya le habíamos ganado a las probabilidades, como si fuéramos elegidos divinamente.

No fue así.

A mi papá lo mataron y era al que más asumía intocable. Porque cuando una tiene un héroe, no cree en balas ni en despiadados.

Mataron a Evio, el de Adrenalina Caribe, el de las pizzas, “al hermano de Yordano”. Mataron al hijo, al padre, al abuelo, al tío, al esposo, al amigo. Al final del día, mataron a Evio, que, por cosas de la vida, resultó ser mi papá.

No vengo a dar cátedra, no pienso explicar quién era él, vaya usted y haga la tarea, hágase el favor de salir de su presente, viaje un rato y descubra De dónde viene su nombre. Yo solo vengo a recordarle, si es que alguna vez los vio, los colores de los atardeceres en Pampatar. La calidez de la gente andina, de su primavera eterna y bondad. Los sonidos de la selva, donde no hay tiempo ni edad. La sal de mar. Las noches frescas de la ciudad. La arepa dulce. Y el amor por amar.

Recordarle,
Que las aves cantan cuando hay viento y cuando hay falta.
Que, aunque nos asfixien, el aire seguirá ahí.
Que las aguas te ahogarán, aunque quieras ahogar a otro.
Que las noches siempre serán oscuras y los días, del color que le vengan en gana.
Que el sol calienta y el fuego quema.
Que el viento sopla tan fuerte como tus ideas
Que las estrellas iluminan en pasado, aunque jures por ellas en presente
Que somos las hormigas del universo, aunque te sientas un gigante al ser perverso.
Que todo hombre fue niño y nació con corazón.

Recordarle,
Que mataron a Evio
A niños
jóvenes
estudiantes
ancianos
mujeres
hombres
PERSONAS.

Pero a Venezuela…
A Venezuela nunca la podrá usted matar.

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