Esta es la historia de dos talentosos diseñadores, uno español y otro francés, que se conocen en el taller de un alemán, pero no uno cualquiera, sino el controversial Karl Lagerfeld. Entre patrones y puntadas, esta dupla empezó a zurcir su propio nombre
Arnaud Maillard nació en Paris y se formó en el Estudio Mode Fleuri Delaporte y en L’École de la Chambre Syndicale de la Couture Parisienne. Pasó más de 15 años en el equipo creativo de Karl Lagergeld y se convirtió en su mano derecha. En el taller del pintoresco director creativo de Chanel, conoció a Álvaro Castejón, un español que vendría a convertirse, con mucho salero, en su mitad creativa. Castejón también cuenta con un currículo poco modesto, estudió diseño en el FIT de Nueva York y trabajó con Oscar de la Renta, Givenchy y Alexander McQueen.
El periplo que emprenden juntos, se inició cuando fueron nombrados directores creativos de la casa de moda Azzaro. Su tarea fue refrescar el look de la marca, respetando el ADN que le inyectó su creador Loris Azzaro. Crearon un estilo que ambos definieron como prêt à couture.
Después de años de trabajo en pareja, deciden crear Alvarno, su firma personal, para la que se inspiran en Madrid ─una ciudad pura, luminosa y sofisticada─ y en el espíritu de Paris. Hoy la ciudad que les dio luz, verá nacer su primera tienda.
Un espacio privilegiado y ubicado en el Barrio de Salamanca, que abrirá sus puertas este diciembre para que cientos de clientas tengan acceso a las colecciones prêt-à-porter e incluso hagan citas personalizadas para adquirir piezas de sus líneas de Costura y Novias.
“Estamos entusiasmados por poder atender las peticiones de nuestras clientas en la tienda, donde podremos ofrecer el universo Alvarno en toda su extensión” afirma Castejón. “Es un paso definitivo en la evolución de la marca. Queremos que las clientas encuentren en nuestra tienda un lugar inspirador donde puedan vestirse de manera especial para todas las ocasiones”, concluye Maillard.
La capital cubana será el nuevo destino de Karl Lagerfeld en mayo del año próximo. Presentará Crucero de Chanel y desplegará todo el glamour de su nueva colección 2016/2017. La apertura comercial y diplomática de la isla del Caribe también le abrió las puertas al haute couture
Entre el hecho de que el Metropolitan Museum dedicó una exposición a los vestidos para el duelo y la desaparición física del diseñador Oscar de la Renta del mundo de pasarelas, parece que las Parcas rondan como zamuros a la industria de la moda La moda estadounidense perdió a uno de sus máximos representantes con el fallecimiento del couturier dominicano, y rellenar los zapatos de un diseñador de renombre, es una tarea escalofriante. Peter Copping, nombrado director creativo apenas una semana antes de la desaparición, es el responsable de tomar las riendas de la icónica casa de matronas de Park Avenue y llevarla hacia el futuro. Con la reputación que le precede se la augura un buen trabajo. Son pocas las ocasiones en las que, sustituir a un diseñador con una marca homónima, termina en triunfo. Las historias de fracaso son innumerables, siendo Halston el mejor ejemplo. Después de la muerte del diseñador del mundillo de Studio 54, la casa no ha podido resucitar el éxito del ultrasuede que tuvo otrora, bajo la tutela de su creador. Ejemplos más recientes cuentan la historia de Helmut Lang, la venerada casa de moda “noventosa,” que después del auto exilio de su creador a las artes plásticas, dejó la vanguardia para convertirse en una fantasmagórica fábrica de bluyines sin alma. También está el caso John Galliano, quien a pesar de renacer como el fénix al liderar la Maison Martin Margiela, tiene una marca bautizada con su nombre que se entierra, cada día más, en el sepulcro de las casas de moda sin futuro. Aunque muchas marcas sucumben ante el intento de resucitar un nombre, otros simplemente han tenido una transición amena de diseñador a diseñador, muestra de ello es la considerada como la Santísima Trinidad de la moda. Tras la muerte de la inigualable Coco Chanel en 1971, la casa que ella fundó acostándose con los hombres correctos, y uno que otro nazi, pasó a las manos que trabajaron por años tras bastidores en el atelier. En 1983, Karl Lagerfeld rompe todas las reglas impuestas por la anciana a su llegada. Sin embargo, mantuvo los códigos de la marca. Chanel sigue siendo relevante, excitante y aun tan icónica como Coco la dejó. La muerte de Christian Dior está envuelta en misterio. ¿De verdad se ahogó con un hueso de pollo? ¿Fueron las intensas actividades de cama con un jovencísimo amante, lo que lo llevó a la tumba? Lo que no es secreto para nadie, es el éxito que se mantuvo en la casa de Avenue Montaigne post mortem. Desde las siluetas experimentales de Yves Saint Laurent, quien en su momento sería nombrado el salvador de la alta costura, hasta la simplicidad de los diseños de Marc Bohan, quien encabezó la marca por 20 años. Luego llegaron las líneas arquitectónicas de Gianfranco Ferré y, por supuesto, la locura y extravagancia que por 15 años Galliano aportó, hasta el momento de su terrible expulsión. Por los dos últimos años es Raf Simons, el máximo futurista, quien ha tratado la venerada maison, con el mayor de los respetos y con el visto bueno de la crítica especializada. Yves Saint Laurent sería el hombre que elevaría la alta costura a la estratósfera y crearía el fenómeno del prêt-a-porter. A siete años de su muerte, su influencia aún se siente. A pesar de que el cambio de mando de la casa se hizo en vida, la historia siempre ha sido exitosa: un brevísimo pero encantador momento con Alber Elbaz, o el giro súper sexualizado y casi vulgar de Tom Ford, hasta la llegada de Hedi Slimane quien cambió la imagen a una completamente a su semejanza: rock & roll y libertinaje con dejos vintage. Una marca para niños súper ricos que van engalanados con ropa de diseñador a los festivales de moda.