Entrevista

Álvaro de Marichalar, aristócrata en moto de agua

500 años distancian a Álvaro de Marichalar de Juan Ponce de León y Vasco Núñez, pero el aristócrata y empresario español emula el recorrido que realizaron los navegantes cuando descubrieron Florida y el Océano Pacífico. Esta aventura lo trae a Venezuela en su embarcación Numancia, la moto acuática con la cual ha sumado una docena de récords mundiales a sus hazañas personales

Foto: Fabiola Ferrero
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Así como un niño consumido por la emoción, Álvaro de Marichalar de 53 años deja que la pasión se le adelante y provoque el tropiezo de sus palabras al narrar sus travesías marítimas. Su más reciente aventura lo condujo a Venezuela luego de haber recorrido 10 mil kilómetros desde Puerto Rico, Florida, México, Colombia, Curazao, Aruba y Bonaire a bordo de una moto acuática llamada Numancia en honor a la ciudad española —que perteneció a su familia— resistente a la invasión romana.

El hijo del octavo conde de Ripalda no pisó tierra criolla como lo tenía planeado. Una avería en su embarcación lo obligó a hacer contacto con territorio continental venezolano en Cuajaracume, una población al sur de Punto Fijo, en Falcón, que, según relata, lo recibió con los brazos abiertos para ayudarlo sin saber quién era él. Considera que esta generosidad desinteresada es “la esencia del país”.

Todos sus viajes son en solitario. Él, la inmensidad del mar y el horizonte sin fin. Sin barco de apoyo que lo acompañe —salvo contadas excepciones como cuando cruzó el Océano Atlántico— se retrata a sí mismo en video y fotografía mientras maniobra sobre Numancia. En el mar es totalmente independiente. Navega alrededor de 12 horas al día y lo hace de pie para evitar traumatismos en la columna vertebral. Solo lleva consigo cuatro bidones de gasolina, 3 litros de agua, almendras y miel. “La alimentación es muy anárquica. Estoy acostumbrado a un concepto. Tener hambre cuando hay qué comer, tener sed cuando hay qué beber, tener sueño cuando hay donde dormir”, comenta.

La Expedición Descubrimiento Europeo: de Florida al Pacífico es su travesía número 40 en 33 años de aventura. En Venezuela está de paso mientras continúa hacia las Antillas menores para finalizar en Puerto Rico donde subastará a Numancia para recaudar fondos en nombre de Haití se pone de pie, una fundación dedicada a realizar operaciones ortopédicas a niños que perdieron alguna extremidad en el terremoto de 2010.

“Yo no me quiero hacer rico de bienes materiales, me quiero hacer rico de ser, no de tener y eso es lo que me regala la mar: ser”, expresa el español que apoya otras causas sociales como End Polio Now y The Garbage Patch State que tienen como propósito erradicar el polio y disminuir la contaminación ambiental. El altruismo es otro propulsor de sus expediciones. Viaja con tan pocas cosas que se presenta a la prensa con un suéter amarillo, bermudas negras y zapatos deportivos azules. Él califica este atuendo como su apariencia de “náufrago”.

“Quiero que Venezuela quede en la retina de la gente como el país que estoy percibiendo yo. Como un país de gran honor, de gente buenísima que me ha ayudado muchísimo. Es un país bellísimo, y he visto países bonitos en mi vida, pero este es tan variado que es espectacular”, expresa después de haber conocido el Parque Nacional Morrocoy y La Guaira en un fin de semana.

Aunque pareciese ser un habitante empedernido del Caribe con la piel tostada, el cabello oxigenado que refleja los rayos del sol y con ambas muñecas repletas de pulseras playeras; Álvaro de Marichalar solo hace esto dos meses al año. Los 10 meses restantes dirige sus empresas inmobiliarias entre Moscú y Madrid, dos ciudades europeas donde ha vivido al unísono desde hace 10 años y que le ha costado su matrimonio con Ekaterina Anikieva, quien después de cuatro años junto a él decidió que no quería arraigarse en España. Luego de esos 10 meses de arduo trabajo, él se regala dos para hacer lo que le gusta: navegar o como él dice “volar sobre el fondo del mar que no vemos”.

Su interés por el vuelo lo introdujo en el mundo náutico. Hace más de 30 años se unió a la Fuerza Real Aérea Española, pero una lesión en su mano izquierda le impidió estar presto para el combate. En medio de la decepción por la imposibilidad de alcanzar un sueño, se le reveló otro y así fue como su “plan b”, la navegación, se convirtió en la afición con la cual ha obtenido 12 récords mundiales -próximamente 13 cuando culmine el trayecto hasta Puerto Rico, donde comenzó la travesía. Será la primera vez que se recorra el Caribe en una moto de agua.

En el 2002 cruzó de Roma a Nueva York en la Expedición Atlantik2002. Hasta ahora su viaje más largo superior a los 63 días. Sin haber puesto pie en casa ya tiene planeada su próxima aventura para 2017: dar la vuelta al mundo en conmemoración al quinto centenario de la primera circunnavegación que inició el portugués Fernando de Magallanes y culminó el español Juan Sebastián Elcano. Parece una vida sin descanso, pero es el ritmo de un hombre con la filosofía de que  “uno está aquí de prestado en las manos de Dios”.

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