Investigación

Caos líquido: drenajes de Caracas no aguantan una agüita

Después de una prolongada sequía, para la cual Venezuela no estuvo preparada, una pequeña pausa con días lluviosos, demostró una vez más que tampoco está lista para la temporada de lluvias. Caracas no se salva del colapso general con la primera gota de agua. La capital presenta amenazas latentes difíciles de corregir en un margen tan estrecho de tiempo

Fotografía de portada: Fabiola Ferrero | Galería: Fabiola Ferrero y Cristian Hernández
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La semana del 19 de abril registró lluvias por cuatro días consecutivos. Fotos y videos de calles inundadas y desbordamientos de quebradas colmaron las redes sociales. Todos los años se repiten estos episodios y el dicho que versa “guerra avisada no mata soldado” no aplica para Venezuela. En Caracas y áreas de Miranda, las lluvias causan estragos, colapsan la ciudad y hasta ponen en riesgo la vida de sus habitantes. Soluciones definitivas todavía no se asoman en el panorama. El jueves 21 de abril se desbordó parte del río Guarenas y, como consecuencia, algunas personas se vieron atrapadas en sus vehículos y casas en zonas aledañas. El director del Departamento de Hidrometereología de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Abraham Salcedo, manifiesta que estos incidentes se esperan con precipitaciones mayores a los 100 milímetros y no con una cantidad de 40,1 milímetros correspondientes a los registrados ese día. “Eso no debería suceder con las primeras lluvias si hay un buen mantenimiento del drenaje. Estos problemas se presentan al final de la temporada de lluvia hacia octubre, cuando los suelos están saturados. En estos momentos los suelos deberían estar agrietados y muy secos. Quiere decir que somos más vulnerables de lo que creemos”, afirma.

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Salcedo indica que la cotidianidad de la ciudad se ve interrumpida por las lluvias principalmente por tres razones: el aumento del escurrimiento superficial, una red de drenajes obsoleta y su falta de mantenimiento. “Los sistemas de drenaje fueron diseñados para hace muchos años, ya no están acorde con la nueva ciudad. En el pasado había más áreas verdes que facilitaban la infiltración del agua en el suelo. Ahora, todo está más pavimentado. El agua no puede infiltrarse, sino que se escurre. Las ciudades se van haciendo más impermeables y el escurrimiento superficial es mayor. Para eso se toman previsiones de ingeniería haciendo los drenajes más grandes”, aconseja. Necesariamente deben contar con mantenimiento porque al estar obstruidos se convierten en más pequeños de lo que fueron diseñados en un principio.

“Algunas inundaciones que se produjeron ahora no fueron por desbordamiento de quebrada sino por inundación pluvial, es decir, hay incapacidad de los sistemas de drenaje porque les llega mucho más caudal de lo que son capaces de trasladar, bien sea porque están obstruidos por falta de mantenimiento o porque están obsoletos”, explica el profesor José Luis López, investigador del Investigador del Instituto de Mecánica de Fluidos de la UCV.

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El sistema de drenaje está conformado por dos tipos. El primario —referido a los cauces, ríos y quebradas— que “son los que garantizan la evacuación rápida del agua en la ciudad para resguardar la vida y las propiedades de las personas”, según distingue Yurimar Medina, jefa del Departamento de Ingeniería Hidraúlica de la UCV. Y el secundario, también llamado drenaje superficial, referido a los sumideros —rejas en las calles y avenidas— que “garantizan el libre tránsito automotor y peatonal a pesar de la lluvia. Da calidad de vida al ciudadano y permite el manejo de la ciudad aunque esté lloviendo”. La profesora Medina opina que el primario tiene una red completa, pero está mal mantenida o intervenida inadecuadamente como es el caso del río Valle con el nuevo viaducto de la autopista Valle-Coche. Con respecto al tipo secundario afirma que no existen sumideros suficientes en la ciudad y los que hay no poseen buen funcionamiento.

El artículo 6 de la Ley Orgánica de Espacios Acuáticos e Insulares establece que “la ejecución de labores hidrográficas, oceanográficas, meteorológicas, de dragado, de señalización acuática y otras ayudas a la navegación” le corresponde al gobierno central. Por lo tanto, las alcaldías no son responsables del dragado de los ríos que funcionan como cauce. En la Memoria y Cuenta del Ministerio de Transporte y Obras Públicas correspondiente a 2015 se indica que la inversión hecha para “servicios de mantenimiento y conservación vial”, incluidas limpiezas de drenajes, fue de 284.480 bolívares. Sin embargo, el proyecto tuvo lugar en cinco estados —Aragua, Carabobo, Falcón y Distrito Capital— y el documento no precisa cuáles sistemas fueron los beneficiados en cada uno.

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Después de las calamidades sufridas por cuatros días de lluvia, el vicepresidente Aristóbulo Istúriz otorgó 190 millones de bolívares a 138 consejos comunales de la capital para la realización de obras hidráulicas y de mitigación de riesgos el 24 de abril según reseña el diario El Universal. “Le hemos dado prioridad a las obras hidráulicas porque nos estamos preparando para la llegada de las lluvias, por eso también haremos un mapa de riesgo para saber cuáles son las zonas que requieren urgente atención”, explicó.

La temporada de precipitaciones inicia a mediados de mayo con la llegada de la convergencia intertropical al país. Es decir, el plan estatal consiste en hacer en tres semanas todo el trabajo que debió ejecutarse en ocho meses anteriores. La profesora Medina indica que ante la falta de planificación es necesaria “la urgente limpieza de sumideros y colectores. Es imposible hacerlo en todas las redes de la ciudad en tan poco tiempo. Se tendrán que priorizar las áreas más importantes que son las que tienen uso comercial, industrial o institucional porque es donde se mueve la mayor cantidad de gente”.

Una amenaza latente

En sus 50 años de historia, el río Valle nunca se había desbordado hasta el año pasado. La razón fue el viaducto que amplía la autopista Valle-Coche. Durante su construcción —que duró año y medio— las alertas y recomendaciones fueron desoídas por el Ministerio de Transporte y Obras Públicas. Todo por inaugurar el “viaducto más largo de Venezuela” como reza en la Memoria y Cuenta. El Colegio de Ingenieros y otras organizaciones reiteraron en varias oportunidades que la obra debía ser paralizada por no contar con un sistema de drenaje apropiado.

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“El problema de ese viaducto es que no se hizo la obra hidráulica que por lo general se hace antes de la obra vial. Entonces hay una obstrucción en el cauce del río Valle. Y el cauce actual no tiene capacidad de manejar crecidas muy violentas que tienden a desbordarse. En ese viaducto, en la parte lateral, en las barandas, normalmente en la parte de abajo hay unas ventanas para el desalojo del agua de la autopista. Allí no existen, no las colocaron y el agua se queda empozada”, explica Valdemar Andrade, profesor jubilado e investigador del Departamento de Hidrometereología de la UCV. Las columnas que sostienen el viaducto están colocadas dentro de la canalización del río, lo que dificulta el flujo normal del agua. “Alrededor de las pilas se están conformando una especie de islas porque ellas están reteniendo el material que arrastra la quebrada, se están sedimentando y creando más obstrucción”, expresa el profesor José Luis López.

Salcedo asegura que “eso no va a tener solución hasta que se amplíe el canal del río Valle. Mientras va a ocasionar un problema recurrente. En algún momento ese río se va a desbordar hacia Santa Mónica. En octubre cuando llegue “La Niña” que son lluvias más intensas el suelo va a estar saturado y el cauce del río estará obstruido”. En noviembre de 2015, el presidente de la Sociedad Venezolana de Ingeniería Hidráulica (SVIH), José Miguel Divasson, declaró que la decisión de invertir el orden lógico de construcción “complica notablemente la posibilidad de ejecutar las necesarias obras de mejoramiento hidráulico, encarece sus costos e incrementa los tiempos de ejecución, con lo cual se corre el riesgo de diferir en el tiempo obras que deben ser ejecutadas inmediatamente”. Las comunidades situadas entre los puentes San Pedro y Bellas Artes, es decir, los habitantes de Los Chaguaramos y Santa Mónica serán las más propensas a inundaciones frente a un desbordamiento.

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Otros errores viales están esparcidos por la capital. Andrade señala que “los puentes de guerra que construyeron sobre el Guaire están a muy baja altura. Cualquier crecida del Guaire se puede llevar esos puentes” como por ejemplo el que comunica la autopista Francisco Fajardo con Las Mercedes. López asevera que Macaracuay, Petare y La California no están exentas del peligro porque hay “sedimentación al final de la canalización del río Guaire en Petare. Allí empieza a dar curvas y se pierde. Esa transición del río en línea recta a un cauce curvo en tierra origina que el flujo pierda velocidad y se sedimente. Por eso siempre hay problemas de inundaciones. Se produce un efecto remanso hacia arriba y la sedimentación se está propagando” en el área del municipio Sucre.

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No hay mucho que el ciudadano común pueda hacer más que tomar las debidas precauciones de sentido común. Salcedo manifiesta que se debe permanecer alerta cuando inicien las precipitaciones. “Cuando se ven más de 20 minutos de lluvia continuos, se puede presumir el desbordamiento de las quebradas”, por lo cual es recomendable evacuar las zonas cercanas a cauces de ríos y propensas a inundaciones. La raíz del problema parece más sembrada que nunca y sin reales posibilidades de una pronta solución. El retardo en la ejecución de políticas hidráulicas obliga a que Venezuela siempre tenga que atacar las consecuencias, en vez de prevenirlas. El resultado se traduce en doble esfuerzo, doble trabajo y más pérdidas.

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