Economía

Comprar afuera para comer adentro

Una sola empresa de envíos para Venezuela, de las más de 200 que hay en Estados Unidos, ha transportado más de 4,5 toneladas de alimentos al país en lo que va de año. La escasez obliga a soluciones tan creativas como costosas. Algunos han optado por empezar a hacer mercado en las cadenas norteamericanas, sin salir de casa y al borde del teclado. Quemar los ahorros no importa siempre que haya disponibilidad y variedad

Composición fotográfica: Víctor Amaya
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Tan sencillo como sentarse frente a la computadora y hacer click. No hay que salir de casa, ni madrugar en un supermercado, muchos menos exponerse a la violencia de las filas. Tampoco se depende de una bolsa CLAP que no se sabe cuándo va a llegar, o si lo hará. Hay de todo y para todos: marcas, modelos, con aditivos o sin ellos… pero a qué precio.

La comodidad está al alcance de un dólar, o más bien de una centena de ellos. Muchos optan por hacer mercado en los Estados Unidos y pagar el envío. No es la caja que manda algún familiar para disimular la crisis. El dinero sale del bolsillo de venezolanos que no engrosan las estadísticas migratorias. Puede ser abrumador o hasta deprimente; pero el suspirito en el alma cada vez que llega la dichosa caja a la puerta acalla cualquier remordimiento. Alegría de tísico, que llaman.

Sharon Castillo probó las mieles de hacer mercado en el imperio hace una semana. No salió de Caracas. Ahorró durante dos meses y completó 110 dólares. Se los entregó a una amiga que viajó a Miami con una lista de mercado, pensada y repasada: harina de maíz precocida, aceite, mantequilla, azúcar, harina de trigo, jabón de baño, desodorante, arroz, pasta, aceite de oliva, aceite vegetal, queso parmesano y leche, entre otros. En total trajo 66 artículos. “Era un mercado como los que hacíamos aquí hace 10 años”, recuerda. De los 110 dólares, 30 fueron por el envío. Para ella la ecuación fue sencilla. Comparó los precio de los productos en dólares con los del mercado negro y concluyó que le saldría mejor hacer el experimento. El envío demoró tres semanas, y quedó tan contenta que está volviendo a ahorrar para repetir la carga.

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Las alegrías del venezolano caben en una caja traída por aire o por mar, cuyo volumen lo que hace es aligerar las preocupaciones. De acuerdo con las últimas cifras de Datanálisis, la escasez de productos en los supermercados caraqueños se ubicó en 82,3%.  Es decir, que de cada diez establecimientos visitados en ocho no se encuentran los productos. En enero, la última vez que el Banco Central de Venezuela (BCV) compartió estos indicadores, cambió el índice de escasez por el acaparamiento y ubicó la apreciación de esta variable en 87%. Viendo esto no es de extrañar que más de uno se piense comprar dólares o, en el peor de los casos, quemar los ahorros en divisas para hacer mercado en el norte

La necesidad apremia y en el caso de Josselin Tovar los niños no esperan. Comenzó comprando pañales. En 2012, cuando nació su bebé, el producto ya escaseaba; pero desde mediados del año pasado las compras en Estados Unidos se han intensificado. Cada dos o tres meses adquiere artículos de primera necesidad. La última vez trajo aceite, mayonesa, harina de trigo, café, mantequilla y leche. El gasto ronda entre los 100 y 200 dólares, dependiendo de lo que traslade al país. “Allá venden una harina de maíz precocida de 5 kilos que cuesta 10 dólares. ¿Cuánto me puede costar una harina aquí? Los artículos suelen tener más volumen. Hago el cálculo considerando todo lo que vaya a traer y cuánto me va a durar. La ventaja de esto es que no tengo que estar dando vueltas o mendigando a ver dónde puedo conseguir un producto similar o un sustituto”, afirma Tovar, administradora igual que su esposo.

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Los cuentos de quienes lo han hecho y les ha salido bien pasan de boca a boca e inflaman el entusiasmo de los más cautos. Carmen Meza escuchó la experiencia de una amiga que vive en Miami. Envió una caja para su familia y se está preparando para realizar su primer mercado transoceánico. Indagó detalles: precios de comida y transporte, el manejo del término “puerta a puerta” y sus consecuencias. Terminó de convencerse al no encontrar comida para sus dos gatas. “Aquí estaba desaparecida y cuando la volvimos a ver reapareció muy costosa. Tres kilos costaban 22.000 bolívares y allá el paquete vale como 6 dólares”. Como no todo puede ser para sus animales, agregó al pedido mayonesa, salsa de tomate, granos, arroz, pasta, edulcorantes y mantequilla. “Probablemente con el envío no salga tan económico; pero puede ser similar a lo que cuesta bachaqueado. La última vez que compré arroz tuvimos que pagar entre varias personas 50.000 bolívares por un bulto”. Dice que al principio le pareció “loco”, pero ya está preparada para deshacerse de parte de sus ahorros.

Anabella Abadi, economista y analista del entorno, indica que quienes recurren a esto lo hacen por seguridad, por la diversidad de productos y porque tienen algún ingreso en divisas o un ingreso suficiente que se los permite. Subraya que quien lo hace busca artículos particulares o productos que no se consiguen ni siquiera a través del bachaqueo.

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De todo para los hijos

La comodidad en estos casos, parece no tener precio. Olivia Urosa, gerente de un departamento de Recursos Humanos, es asidua a Walmart, Amazon y una tienda donde todo cuesta un dólar. Sus compras además de artículos de primera necesidad incluyen bandas para depilarse, un spray antiadherente para la cocina —que en Walmart vale 5 dólares y en Venezuela 23.000 bolívares—, cremas hidratantes, afeitadoras y chicle. Utiliza una empresa que le permite pagar el traslado en bolívares; y caza ofertas en el extranjero como le gustaría pescarlas en Venezuela.

En junio lo hizo por primera vez y desde entonces ha hecho tres pedidos. “Una forma de ahorrar es hacer pedidos entre varios para repartir el costo del envío”, aconseja. Su prima, Carolina Rodríguez, administradora, también compra a larga distancia. Su hijo más pequeño era alérgico al único champú que aquí conseguía y tampoco hallaba los tacos para que su hijo mayor jugara béisbol. “Son gastos imprevistos que no te permiten ahorrar. Es muy triste porque este es un país que pudiese tenerlo todo. Esto se escapa de las manos. La necesidad te empuja”. Y puede llevar a los lugares más imprevistos. A Luis Jesús Hurtado lo llevó hasta China, donde compra a través de Ebay pañales reutilizables para su bebé. El hombre de Barquisimeto ofrece otro dato: las empresas del país asiático muchas veces ofrecen el envío gratuito.

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En combo

“Como si estuvieras pasando por el pasillo del supermercado, directo a tu casa u oficina en Venezuela” ofrece en las redes la empresa Mandao’ Venezolano. Entrar a la página es recordar las promociones que hace rato desaparecieron de la TV. El servicio de compras por internet se ha perfeccionado tanto que esta compañía hasta arma los combos “alimentación+higiene personal” o “higiene personal+limpieza del hogar”, también está el “mercadito para toda la familia”, ya pesado y con el monto del envío incluido. Irving Vierma, representante de la compañía, calcula que 85% de sus pedidos los recibe desde fuera de Venezuela; y enumera lugares como Irlanda, España, Noruega, Suecia, Dubai, Finlandia y Australia; pero estas no son las estadísticas que más impresionan. Este año, nada más su empresa —de las 200 que hacen traslados desde EEUU a Venezuela—, ha enviado 10.000 libras (más de 4,5 toneladas) de comida hasta la puerta de hogares criollos. “En 2016 repuntó el envío de comida. Desde marzo prácticamente es eso lo único que trasladamos. No sé si es viable para quienes siguen en el país, pero me lo han comprado, porque te ahorras el riesgo, la inseguridad y tienes disponibilidad de productos. Tengo un cliente que me compró desde Noruega porque a sus padres los robaron en la cola para ir a buscar el CLAP”. El envío “puerta a puerta” es posible porque en la aduana pasan como artículos personales y porque no se envían grandes cantidades de un mismo producto.

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La página web de la cadena estadounidense Walmart, por ejemplo, ofrece 50 páginas con resultados cuando se escribe rice —arroz— en el buscador. Cada una con 20 productos distintos. Así el capitalismo no se ve tan mal, y es un recordatorio de que la variedad y las compras en la cantidad que se deseen todavía existen. Ultramercado es otra plataforma que permite hacer la compra sin moverse de la computadora. Se seleccionan los artículos y en el precio final se incluye el costo del envío. Un vocero de la compañía, que optó por guardar su nombre, explica que al manejarse por volumen cada pie cúbico de la caja de mercado tiene un costo que oscila entre 16 y 20 dólares. Ellos se aliaron con una empresa de encomiendas y vale 12. Señala que mensualmente las ventas a través de la plataforma aumentan en 20%. “En Venezuela un arroz bachaqueado puede costar 2.500 bolívares, el más económico que ofrecemos nosotros puede costar 1.400 bolívares, si se traslada el costo al dólar negro. Si alguien lo ve costoso es porque en ningún lugar del mundo el ‘precio justo’ es tan justo como en Venezuela”.

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Sin embargo, esta sigue siendo una realidad a la que no todos tienen acceso. José Antonio Gil Yepes, director de Datanálisis, calcula que apenas 5% de la población tiene tal capacidad de compra. “Rentable no es porque en el exterior los productos son tan o más costosos que en Venezuela, porque hay libertad de cambio y un libre juego económico con entrada y salida de productos y personas. El venezolano no gana en dólares sino en bolívares; y el dólar libre resulta muy costoso”, arguye.

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Un periodista que prefiere el anonimato está entre los que no repetiría la experiencia. Es práctico y opina que si ya los precios en Venezuela se calculan en el mercado negro al dólar libre es mejor recurrir a este que gastar divisas y aguardar dos o tres semanas por un envío. “Te descapitalizas en dólares y gastas lo mismo; prefiero comprar aquí y aprovechar algunos contactos que tengo. Traer de afuera no es garantía de gastar menos. Son más o menos 230 dólares al mes porque yo mantengo dos casas y no es rentable”, detrae esta manera de compra.

Al hacer el ejercicio en uno de estos portales, la compra de papel toilette, perrarina, fórmula para bebé, desodorante, pasta de dientes, azúcar, aceite, arroz, pan, palmito y pasta habría costado, con el delivery incluido, 232,38 dólares. Saque usted la calculadora.

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