Economía

Con 100 bolívares ni para la esquina

Los cajeros automáticos de Caracas se llenan diariamente de dinero y de gente. A pesar de que el Banco Central de Venezuela emite más billetes de 100 bolívares que de cualquier otro monto, los venezolanos concuerdan en que el dinero no les alcanza y creen que una tonalidad más en la paleta de colores monetaria —o sea: uno de más alta denominación— podría cambiar el panorama

Composición fotográfica: Mercedes Rojas Páez Pumar
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La resignación, el apuro y el disgusto se palpan en el ambiente. Los que esperan pasan uno a uno frente a los dispensadores. Un cajero sin nadie alrededor se considera dañado —aunque no falta el que le echa un ojo a ver si funciona. Desde Palo Verde hasta Propatria, los aparatos escupen dinero con las caras de Simón Rodríguez y Simón Bolívar, tocayos que suelen durar poco tiempo en el bolsillo y por los que muchos hacen colas de hasta 45 minutos.

Las máquinas del banco Banesco del Centro Comercial Palo Verde Plaza desde tempranas reciben a personas de todas las edades, en la mañana, tarde y noche. “Aquí siempre es así”, dice Aleida Acosta, quien ya está de segunda en su búsqueda por efectivo y confiesa que “esto es cola para todo, para los pañales, para la leche, hasta para sacar plata a toda hora”. Esta vez, se tardó 15 minutos en alcanzar su objetivo. La vigilante de la entidad bancaria, Iraima Sojo, concuerda con el usuario. “Ahorita ves quince, pero en un día normal vienen entre 70 y 100 personas. Se gritan, pelean, pero yo ahí no me meto. Yo vigilo de la puerta para acá adentro”, dice. En un día de quincena, pueden asistir alrededor de 500 personas al banco, indica.

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Según cifras del BCV, los billetes marrones son los que más circulan en el país: 1.859,2 millones de papeles de 100 bolívares se registraron en junio de este año. A pesar de ello, la subgerente del banco Banesco de la Torre Beta en Los Cortijos, Ofelia Bermúdez, afirma que son los que menos reciben. “Los de 50 y 100 los dejamos para los cajeros y los billetes de menor denominación para la caja. Acá, dependiendo del día, vienen más de 200 personas a retirar efectivo, más si es quincena”, explica.

De acuerdo con informaciones proporcionadas al diario El Universal, el pasado 24 de julio, el BCV solo suministrará billetes de baja denominación para que sean manejados a través de las taquillas de los bancos, mientras se promueve las operaciones vía cajeros automáticos, explico la fuente cercana al sector. Sin embargo, este procedimiento ya era común en bancos como el Banesco de Los Cortijos antes de la normativa.

La tesorera del Banco Venezuela en la avenida Francisco de Miranda, María Antonieta Muñoz, confiesa que las máquinas siempre están llenas: “Diariamente se hacen alrededor de mil transacciones en el cajero automático. La denominación de los billetes no te la puedo decir, eso es confidencial”, asevera. “Todo el tiempo hay cola”, afirma Romel Guerrero, estudiante de Comunicación Social de la Universidad Bolivariana de Venezuela. Acude a los dispensadores entre dos y tres veces a la semana porque “los reales no me alcanzan”. “Por delante de uno siempre hay como siete u ocho personas y uno tiene que esperar como 15, 20 minutos mínimo”, dice. Además, confiesa que su “sencillo” prefiere guardarlo en una alcancía para luego cambiarlo en el banco por papeles de mayor denominación.

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A Robert Cabrera tampoco le alcanzan sus churupos, quien reconoce entre risas y con seis personas por delante en la fila que acude a los automáticos al menos una vez a la semana y hace magia para estirar su presupuesto. “Antes tenía más ingresos y sacaba más, ahora no. Siento que hubo un cambio drástico en el aumento de todas las cosas, aumentó todo”, dice en el país de la inflación anualizada de 120,7%, según cifras extraoficiales del economista José Guerra.

“Las reservas internacionales ya no son aval de respaldo monetario”, afirma el economista y director de Ecoanalítica, Asdrúbal Oliveros, y continúa: “sino la confianza que el Gobierno dé a sus ciudadanos para que sus ahorros sigan siendo eso, ahorros”. Oliveros explica que las largas colas en los dispensadores son un reflejo de la desconfianza que el venezolano tiene en su moneda.

La cara de Simón Bolívar es la que el BCV imprime con más frecuencia. Dentro del catálogo numismático local, el cardenalito marrón y el oso frontino verde se llevan el protagonismo dentro de los billetes egresados por dicho organismo el mes pasado: 92,3 puntos porcentuales del total, repartidos en 16.820.110 y 7.305.975 miles de bolívares, respectivamente. Los montos representan el doble y más del triple de lo emitido en el mes de mayo del mismo año. El restante de los 26.118.588,3 miles de bolívares liberados por la entidad cambiaria se distribuyen entre las tortugas carey, el águila Arpía, el cachicamo gigante y la tonina.

“El dinero no me rinde para nada, ni el que tengas electrónicamente ni el que tengas en efectivo. Por lo general, siempre pago con débito”, dice Joel Espinoza, quien retira efectivo dos veces a la semana como mucho: “Realmente, con la devaluación que hay, yo creo que la moneda de 100 ya no te vale, porque te pones a ver, sacas el costo de cuánto te cuesta un billete de 100 bolívares y es 70 centavos de dólar”, asevera.

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Beatriz Montiel, quien espera frente al cajero automático del banco Venezuela en Chacao, afirma sacar lo que utilizará en un tiempo determinado y “más nada”. “Estoy limitada a sacar lo necesario nada más, lo que es. Ni más, ni menos. Prefiero siempre andar con eso y no tener ese dinero de más porque me perjudico. En cualquier momento te montas en una camioneta y te pueden robar, te quitan lo poco que tú tienes y hasta lo que no también”, indica.

Aunque las personas sacan de dichos aparatos “lo justo y necesario”, las cifras desconocidas de inflación y desempeño económico en lo que va de año exacerban la situación. “Por eso la gente los frecuenta más veces”, explica el director de Ecoanalítica. Sin embargo, la problemática no se resolverá con el aumento irregular en la emisión de monedas en papel de 50 y 100 bolívares. “En una economía donde la inflación es muy acelerada, donde el valor de la moneda se está perdiendo, necesitas billetes de denominación más alta para facilitar las transacciones”, destaca Oliveros.

La comodidad de transporte es la tentación de muchos, quienes están a favor de unificar montos y reducir papel, aunque impacte en la economía del país. “Yo lo veo como una devaluación de la moneda, no lo prefiero en absoluto. Aunque sería más cómodo para muchas personas ahorita porque todo te pasa de 100 bolívares y 100 no es nada”, dice Cabrera. “Es más fácil para uno porque, imagínate, uno a veces saca ahí mil, dos mil en billetes de a 20. Es preferible uno de más alto que uno de menor monto”, explica Nayibe López, quien va a su encuentro impersonal tres o cuatro veces al día, si tiene con qué.

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La economía lo pide a gritos y Oliveros concuerda. “Hoy Venezuela necesita billetes de 200, 500, y mil bolívares. La única forma de detener la situación actual es frenando la inflación y, por los momentos, no hay expectativas de que se detenga”, canta el malagüero.

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