Literatura

Editorial Ígneo, la independencia literaria

La cultura se engaveta cuando no hay ni que servir en la mesa. Pero la literatura es un pilar permanente frente a cualquier crisis. Ígneo es una editorial privada e independiente que a casi tres años de su fundación ha sabido sortear los obstáculos de la situación país. Contra todo pronóstico, este año presenta diez títulos que enriquecen las librerías criollas e internacionales

Composición fotográfica: Andrea Tosta
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“Creemos en una literatura autónoma y en la iniciativa particular como elementos indispensables para mantener una cultura libre y que resista las fuerzas uniformadoras que buscan coartar la creatividad humana”. Así, se define Ígneo, la casa editorial que ya apadrina 18 libros en su sucinta, pero estable trayectoria. En medio del declive económico, sus miembros apostaron por la cultura, y siguen haciéndolo, desde el último trimestre de 2013 cuando inauguraron esta nueva ventana del mundo literario. Ejemplares que debían estar en las estanterías y no empolvarse como manuscritos, fueron el motor que dio vida a la idea del equipo fundador. “Desde ese momento, Ígneo se ha diversificado en diferentes sellos editoriales: Ígneo propiamente dicha, así como Ediquid y OnFIT. Incluso hemos publicado revistas que, aunque ajenas en apariencia a la literatura; sin embargo, mantienen el estilo de buenos textos que nos caracteriza como lo es la revista OnFIT”, señala el director general, Álvaro Rafael.

Ediquid es una opción para los escritores que quieran tener un rol más participativo en la edición de sus obras. Rafael describe que “surgió como solución para la publicación de libros de calidad en tiempos breves, dándole a autores nóveles todo el respaldo de tener una editorial detrás del trabajo que presentan. En cierta medida, da mayor libertad a los autores sobre sus obras”. Entre victorias, ha sido inevitable toparse con la realidad. OnFit, por su parte, fue el único producto “devorado por la crisis”. Cuatro números  se publicaron en versión impresa y el quinto quedó en la imprenta cuando se decidió migrar a la web. “Era una revista cuyos costos de producción eran los acordes a su calidad, pero para sostenerse requería de una batería de anunciantes que, en un país contraído, no podían sostenerse. Por ejemplo, empresas de ropa y calzado que dejaron de anunciar con nosotros cuando se quedaron sin mercancía”, añade Rafael.

Estas dos vertientes son incipientes, pero los pasos que han dado son sólidos en el mercado. Ediquid lleva sobre sus hombros la publicación de otros 18 títulos adicionales a los de Ígneo. Ya son 36 carátulas que no solo se han insertado en las librerías criollas, sino que han trascendido fronteras. La casa editorial con sello venezolano también tiene presencia en Argentina, Panamá, España y Estados Unidos. La internacionalización no es algo circunstancial, es un objetivo que nació con la fundación. De las diez publicaciones pautadas para 2016, cuatro de ellas están pensadas exclusivamente para el campo internacional. Este año también es de primogénitos. El primer libro en inglés viene de la mano de la estadounidense Margaret Randall, quien hace el honor con Talking Stick. Mientras la primera novela gráfica está a cargo de Diego López Bruzual, quien aporta lo propio con Mariconeríasmías.

Moravia de Marcelo Luján, Versiones de Martha de Carlos Colmenares, A media voz de Cesia Hirschbein, La conocida herencia de las formas de Juan Luis Landaeta, La música de los barcos de Liliana Lara, Las costas y las voces de Adalber Salas y Alejandra Sebastiani, Entre el aliento y el precipicio de Keila Vall y La edad del rock and roll de Víctor Vegas son el resto de compilaciones que circularán este 2016.

“Estar en Venezuela” es el mayor reto que enfrenta Ígneo en el mercado nacional. “El nuestro es un país anómalo. Acá lo normal es que todo sea anormal”, comenta Rafael, sobre las dificultades que enfrentan para planificar procesos a largo, mediano y hasta corto plazo. “Tenemos presupuestos de imprentas que duran dos días, librerías que se ven obligadas a cerrar, carencia de materiales gráficos óptimos, y si a eso le sumas el personal que emigra y el bajo poder adquisitivo del venezolano, tenemos una combinación que obstaculiza la llegada de cualquier libro de cualquier editorial a todo el público”, afirma.

Fuera de las fronteras la carrera es contra el reloj. En el exterior el ritmo de publicación es acelerado y mantenerse en las estanterías solo se logra con un producto cautivador. En Venezuela el proceso es más lento, hay más espacio para la promoción, pero la permanencia de una editorial “requiere publicar rápido, vender rápido y volver a publicar rápido para mantener en el mercado una serie de libros que permitan el constante flujo de capital”, explica el director general de 33 años. “Nos gusta experimentar y por eso seleccionamos obras que muchos catalogan como extrañas. Es una etiqueta que nos agrada y que aplicamos al momento de ver y revisar los manuscritos que nos envían. Nos gustan los libros que tienen un poder en su rareza, que nos presentan personajes extraños que se mueven por situaciones al parecer cotidianas, pero que cuando el lector los escudriña consigue sus miserias y sus pequeñas grandezas. Hay una continuidad en nuestras obras, a pesar de la distancia de género que pudiera separarlas”, agrega.

Ígneo ofrece tres colecciones que hacen amena la lectura de los come libros. Ciudades Insomnes alberga los ejemplares de poesía, Papeles Salvajes a los libros de no ficción y Piezas Danzantes a los considerados intergenéricos e híbridos. Todo el catálogo literario se puede adquirir en librerías físicas o de manera online a través de su página web www.editorialigneo.com. No se puede perder la oportunidad de compartir con algunos autores que estarán presentes en la octava edición del Festival de Lectura de Chacao. A partir del 21 de abril en la Plaza Francia, los stands de las editoriales Libros del fuego, Madera Fina y Edicven exhibirán ejemplares de Ígneo para el gusto de los lectores. “La literatura no es otra cosa que un sueño dirigido” escribió el argentino Jorge Luis Borges y el sueño de Ígneo se vislumbra tangible en el futuro. “Convertirse en el punto de encuentro entre diferentes culturas y autores de distintas nacionalidades” como revela Rafael, se aleja cada día más de ser una quimera.

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