Sucesos

El Sombrero, el pueblo sin ley que dejó El Picure

Los oriundos del poblado guariqueño empiezan a hablar tímidamente del 3 de mayo, día que murió abaleado “El Picure”. Delincuente inexorable que, hasta en el último suspiro, empuñó su arma criminal. El operativo policial dejó un saldo rojo sangre. Inocentes cayeron por la improvisación y el descontrol. Los vecinos se quejan, tiemblan, lloran. Muerto el cabecilla, otros se alzan por el dominio de la banda

Fotografías: Manaure Quintero
Publicidad

Desde hace una semana, la vida cambió en El Sombrero. El poblado del estado Guárico perdió a su figura más prominente de los últimos tiempos. Quien a hierro mata, no podía morir a sombrerazos, a pesar del punto geográfico del deceso. José Antonio Tovar Colina, “El Picure”, lleva una semana ausente. Su muerte acabó con la historia de quien tuvo hasta cuatro órdenes de captura desde 2010 por homicidio intencional, extorsión y porte ilícito de arma, amén de las masacres que habría ordenado en ese y otros pueblos de Guárico y el sur de Aragua, como la ocurrida en noviembre de 2014.

sombrero1

Pero en El Sombrero poco ha cambiado. Dos días después de que “El Picure” fuera “dado de baja”, como lo califica la jerga oficial, los comerciantes comenzaron a recibir los mismos mensajes de texto, las mismas visitas, las mismas presiones. La extorsión no muere. Al contrario, ahora viene aderezada con venganza. Por eso el temor entre dueños de locales comerciales aumenta, a la expectativa de una mayor saña por parte de los herederos del delincuente abatido “Seguro piensan que alguien lo sapeó. Aquí en el pueblo hay testaferros del tipo, que llegan a los locales, son quienes dan los mensajes, los sapos que avisan quién está y quién no”, cuenta un testigo.

citapicure4

Mensualmente hay que pagar la “vacuna” para curarse en salud de las represalias criminales. Pero la crisis afecta a todos, y si las ventas bajan y los ingresos merman, la banda de “El Picure” se permite negociar los retrasos y condonar fallas en las entregas. “Lo que pasa es que aquí la banda tiene identificado a todo el mundo, dónde vive cada quien, su familia, tienen los teléfonos”. Además, las cuotas van en aumento en la misma medida en que la cantidad de locales disminuye. El viernes 6 de mayo a media mañana, la cantidad de santamarías cerradas daban cuenta de otra consecuencia de la existencia de la banda de “El Picure”: muchos camiones ya ni quieren hacer esa ruta para evitar mayúsculos peligros.

sombrero4

El Sombrero pasó de ser un pueblo sin ley pero con pran, a uno sin lo uno ni lo otro. Por eso las apuestas por el sucesor están abiertas. De su banda, al menos 13 integrantes más siguen —de los 200 que pudieron haber integrado su fuerza, incluyendo los 38 abatidos y seis detenidos hasta ahora—, y pudieran continuar las operaciones. Pero también su principal adversario, Juvenal Antonio Bravo Sánchez, conocido como “El Juvenal”, podría disputar el control del crimen en esa zona. Este otro delincuente no solo se mueve por los mismos territorios —Guárico, Aragua y Miranda— sino que también comanda una banda de 30 hombres implicados en homicidios, tráfico de drogas, robo, secuestros y 300 extorsiones cometidas tan solo en 2015, según un informe de inteligencia realizado por el Grupo Antiextorsión y Secuestro de la Guardia Nacional (GAES), citado por Runrunes.

sombrero3

Por ahora, es impensable que habiendo matado a la cabeza, la culebra muera. Porque no solamente las estructuras como la de El Picure son creadas a largo plazo, sino porque sus conexiones, así como los beneficios de terceros asociados a sus crímenes, tienen profundas raíces. De hecho, la banda de Tovar Colina habría surgido como un “brazo” de la ya extinta Brigada de Intervención y Apoyo de Poliguárico (BIA), cuando “El Picure” apenas sumaba 16 años —murió con 27— y les pasaba información sobre los movimientos de grupos delictivos y los ayudaba a exterminarlos. El vínculo lo confirma un informe elaborado por la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim) fechado el 29 de julio de 2012 reseñado por Últimas Noticias.

sombrero12

Robin Hood malandro

El barrio Bicentenario está dolido por la muerte de Tovar Colina. El sector conocido como “Concha e Mango”, sectorizado y rebautizado por la revolución como Bicentenario I y II, era la guarida de José Antonio, como era mentado en aquellas calles. Nadie allí se refería a él por el apodo con el que estaba fichado en el Cuerpo de Investigaciones Penales y Criminalísticas (Cicpc), el nombre que sí utilizan en el pueblo de El Sombrero para referirse a quien fue amo y señor de aquellas tierras. Es una de los tantos contrastes entre la zona más urbana y el sector más rural. En Bicentenario, “todo el mundo sabía que era un malandro, por eso no lo niegan aunque tampoco lo dicen. Pero cuidaba al barrio, daba pintura para las casas, comida a la gente y hasta zapatos a los niños”, cuenta una fuente. Un comerciante de la zona urbana dice, por su parte, que el calzado que fue entregado en el marco de un Día del Niño salió de un camión asaltado en una carretera.

sombrero5

En el barrio nadie sabe a ciencia cierta por qué el mote “El Picure” le fue asignado a Tovar Colina. El apodo, al parecer, perteneció a su padre, un vendedor local de pescados del cual hay versiones encontradas sobre si delinquía o no vendiendo estupefacientes. Maite Colina, madre de José Antonio, quizá es la única que sí admite, sin cortapisas, que su retoño era delincuente.

citapicure2

sombrero7

Lo hace en una calle del Bicentenario, donde hay casas tumbadas, quemadas, con impactos de bala tatuando las paredes. “Ahí la gente termina teniéndole más rabia a los cuerpos de seguridad que a los delincuentes, y eso genera una reacción de venganza por lo que pasó”, cuenta el testigo. Hace ocho meses comenzaron las incursiones de la Guardia Nacional Bolivariana y el Cicpc a la caza del cabecilla. Entonces, los vecinos recuerdan que se produjeron allanamientos sin órdenes judiciales que devenían detenciones arbitrarias, destrucción de patrimonio y hasta desvalijamientos por parte de los uniformados con la excusa de recopilar “evidencias”. Además, sobreviven sin agua corriente y debiendo pagar camiones cisterna, mientras que los operativos de entrega de comida por parte de Mercal no los incluyen, como castigo por albergar al maleante.

sombrero8

La casa de Maite Colina destaca por sobre sus vecinas, con su alto muro perimetral, su cerco eléctrico, su estacionamiento con piso de cemento; en contraste con las humildes casas de alrededor, separadas por meros alambres de púas como apenas indicadores de límites entre unas y otras. Las moradas de las tías de “El Picure”, Crismar y Mary Colina, fueron allanadas, como la de su hermana Manelvis Colina. Por eso todas las mujeres comenzaron a cambiar de sitio para pernoctar dentro del mismo Concha de Mango, donde están “protegidas” hasta donde se puede. Luego de la muerte de José Antonio, su madre no ha pasado una noche en su propiedad, por miedo a que la GNB se la lleve detenida.

sombrero10

Ese temor no comenzó el 3 de mayo cuando su hijo fue “dado de baja”, sino mucho antes. La causa es la misma por la que en el barrio no se ven hombres adultos: las detenciones, supuestamente arbitrarias, han abundado recientemente. Por eso por aquellas calles se ven mujeres, adolescentes de ambos sexos y niños. Y si acaso, porque también hay madres presas, acusadas de complicidad con la delincuencia.

sombrero6

sombrero11

Una muerte anunciada

El Bicentenario, ubicado a la entrada de El Sombrero y con conexión entre matorrales a la troncal —estratégico para el delito—, pasó a ser muy peligroso para el propio Picure. Allí, el 30 de abril pasado había caído muerto a manos de las autoridades su medio hermano Junior Tovar Márquez (23). Por eso decidió, cuentan, esconderse cual viga en el ojo ajeno, invisible por su cercanía, con tanto descaro que no levantaría sospechas. Así, se cobijó en la casa de la familia de una de sus mujeres, Francheska Carculian. Junto a ella vivían su padrastro y dueño de la vivienda, Guillermo Ascanio (48), además de sus hermanos Guillermo José (26) y Luis Guillermo (24), y Oswaldo Borges (33), fiscal de la Sundde que alquiló una habitación junto a su mujer sin conocer el parentesco con el criminal.

citapicure3

sombrero13

Bajo amenaza, como afirman las autoridades, o por ayudarlo, como aseguran algunos vecinos, la familia Ascanio compartió techo con Tovar Colina hasta que efectivos de la Guardia Nacional y el Cicpc llegaron a la puerta. Hubo disparos, enfrentamiento y huida. “Hay impactos de bala en el frente de la casa. Los orificios en la puerta de esa vivienda son de salida, así que debieron ser los disparos de ‘El Picure’”, detalla un testigo que cuenta cómo el delincuente logró saltar por un techo de la casa y escapar, dejando una estela de disparos que logró evitar en la pared azul por donde escaló.

sombrero14

Según relato de los vecinos, cuando Tovar Colina huyó, los uniformados entraron a la vivienda y sacaron a los demás hasta la calle. “Allí separaron a las mujeres de los hombres, y a ellos los volvieron a meter a la casa y es cuando los matan”. De allí que se haya hablado de ajusticiamientos, del disparen primero y averigüen después.

sombrero15

Lo mismo habría ocurrido en el sitio donde “El Picure” perdió la vida. “Él se metió en la casa de un instructor de Los Criollitos, Rafael Enrique Fernández (46), donde estaba con su sobrino”. Stalin Jaimez Mendoza (26), jugador del equipo de voleibol local. Amenazados por el delincuente armado, le dijeron a los GNB que tocaron a su puerta que allí no había nadie más. Mintieron para salvar su vida, e igual la perdieron. “Los guardias tumbaron la puerta y mataron a los dos carajos apenas empezó el enfrentamiento con ‘El Picure’”, que terminó con el delincuente muerto a balazos cuando su arma se quedó sin municiones. Otras versiones locales afirman que los tres sujetos fueron atrapados vivos, y luego asesinados. El ministro de Interior, Gustavo González López, solo ha hablado de “enfrentamientos”, mientras las primeras versiones del hecho aseguraban que los cinco primeros abatidos pertenecían a la banda de maleantes.

citapicure1

Fernández y Jaimez fueron llevados sin signos vitales al hospital de El Sombrero, abaleados. La minuta policial asegura que los deportistas fallecieron producto de “balas perdidas”, según reporta Contrapunto. El jueves cinco de mayo, al profesor de Los Criollitos se le rindió un pequeño pero sentido homenaje en una cancha del pueblo, seguido de un entierro al que acudieron familias de toda la localidad. “Queremos que la Fiscalía investigue ese crimen”, dijo Marcial Rodríguez, presidente de la Liga de Beisbol Menor.

En el barrio Bicentenario cuestionan los métodos de las autoridades. En el pueblo también. “Hay indignación. Hicieron todo para matarlo pero se llevaron un poco de gente por delante que no tenía nada que ver. Si para matar a un malandro matas a seis inocentes, para llegarle a 100 vas a acabar con el pueblo entero”, se escuchó en las calles del poblado guariqueño.

Publicidad
Publicidad