El rey del rockandroll, Elvis Presley, no lleva corona por casualidad. No consiguió su título nobiliario solo con sus éxitos musicales, sus excentricidades colaboraron al nombramiento. Una carrera que lo elevó al nivel de los dioses, permitiendo que su característica voz viva para siempre entre acordes
Elvis Aaron Presley nació el 8 de enero del 1935 en Mississipi. A los 19 años comenzó su carrera musical. Tres años más tarde ya era dueño de Graceland, su mansión en Memphis, la segunda más visitada en EE.UU después de la Casa Blanca. A penas el joven Presley publicó su primer sencillo “Heartbreak Hotel”, con la disquera RCA, acaparó los primeros puestos en todos los rankings a nivel mundial.
El mismísimo John Lennon llegó a decir: “Antes de Elvis no había nada”. El rockstar ocupó puestos en el libro de récord de Guinness en numerosas ocasiones y sus canciones se encuentran entre las más versionadas en la historia de la música. Pero su rasposa voz no fue la única que llegó alto, también ascendieron sus extravagancias. Los excesos tocaron el cielo, tanto así que fueron los principales sospechosos de su muerte.
El cantante comenzó cambiando el look natural de su pelo, el áureo amarillo fue reemplazado por el negro azabache. Pero los caprichos de Elvis iban más allá de un simple color para su cabellera.
Según el libro Elvis & Ginger, escrito por su última prometida, Ginger Alden y publicado a finales del 2014, “Solía comer demasiado, cantidades muy grandes de pizza y hamburguesa. Y cuando yo le decía algún comentario reaccionaba de manera agresiva”. También cargaba un revolver en la cintura para andar por la casa. La fiancée agrega en algunas páginas: “los episodios violentos se volvieron parte de la rutina. Era capaz de dispararle al retrete si se atascaba o a la televisión si el programa que veía lo perturbaba”. Sin embargo, no todo apuntaba a un lado negativo, también solía exagerar con los regalos para su futura esposa. “Me llegó a regalar un carro, joyas, y mucha ropa. Hasta pagó la hipoteca de la casa de mis padres”. Recuerda Ginger a través del manuscrito. 
Muchos amigos, incluyendo su lover, sabían que su enfermera le daba todas las noches unas pastillas que él mismo mantenía ocultas. Por otro lado existían las extravagancias que estaban a la vista de todos, como sus llamativos trajes y las distintas mujeres que lo adornaban. La más conocida fue su esposa Priscilla Beaulieu. Ella tenía 14 años cuando Elvis empezó a cortejarla. Según la biografía, de la archiconocida como Señora Presley, “a él le gustaban las jovencitas. No podía resistirse a ellas. Quizá sus amigos exageraron al decir que había dormido con todas las coristas del Lido durante una visita a París, pero lo cierto es que se las subía de tres en tres a la habitación». Los rumores de que tuvo un furtivo romance con Marilyn Monroe se mantienen hasta la fecha.
Su prodigiosa voz y el insinuante movimiento de sus caderas no fueron los únicos que supieron llamar la atención. Tampoco los únicos que duraron en el tiempo, actualmente sus dos aviones privados se encuentran en subasta. Con seguridad quien lo compre tendrá que ser un hombre a quien le guste volar alto. No hay duda de que para resaltar entre los mortales hay que salir del común denominador.
