Gracias a los trabajos de excavación dirigidos por Juan Manuel Campos, catedrático en Arqueología, se pudo constatar con evidencia física, que este puerto fue el que vio salir a centenares de hombres temerarios en búsqueda de tierras que imaginaron vírgenes.
Según fuentes históricas, este puerto estaba compuesto por un astillero, una fuente, La Fontanilla, un alfar y una alota. Los dos últimos elementos fueron encontrados y gracias al hallazgo se pudo determinar el punto exacto de donde partió Colón.
«Un puerto natural, a salvo de los vientos y alejado de las corrientes y muy económico, porque permitía sin mucho trasiego la carga y descarga de mercancías». Afirma Campos.
En el alfar se localizaron siete hornos utilizados para la producción de cerámicas, ladrillos, tejas, alimentos y cal. Los restos de la alota, el espacio en el que se producían las transacciones propias de un puerto de carácter internacional y próspero, se presentan como la evidencia más satisfactoria para el arqueólogo.
«La alota era la aduana, y fue en ella donde Colón hizo los tratos necesarios para poder llevar su gesta a buen puerto», señala Campos.
Entre los descubrimientos está una gran nave central dividida en tres partes: la taberna, el almacén y la fonda. Sin embargo aún queda un mes de excavaciones, tiempo en el que seguramente serán recopilaran datos que enriquezcan la investigación.