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Jefferson Quintana y los vectores que traspasan fronteras

Reconocido y premiado como ilustrador, Jefferson Quintana se atreve a firmar obra literaria propia, una contada también con imágenes que revuelven las memorias de su infancia caraqueña. De ponerle rostro a historias para niños, ahora construye relatos sin edad

Fotografías: Andrea Tosta
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“Yo no busco encasillarme con un solo estilo. Quiero reinventarme y hacer algo distinto cada vez que publico”, señala Jefferson Quintana, diseñador gráfico reconocido por sus colaboraciones visuales a la literatura infantil venezolana de la última década. Formado en las aulas de la Escuela ProDiseño, el caraqueño ha adornado con sus trazos vectoriales desde libros para niños, como Ratón y Vampiro (2012), hasta literatura más madura como Ensayo y sonido (2015), del escritor José Balza.

Aunque de niño no recuerda haber tenido fascinación alguna por los libros, Quintana rompe el molde llevando sus diseños a textos para infantes. A sus dos obras se le atribuyeron más que reconocimientos en casa. La primera, Ratón y Vampiro, alcanzó las tablas venezolanas y fue seleccionada en la Bienal Iberoamericana de Diseño de Madrid en el año de su publicación y en la Bienal de Ilustración de Bratislava, Eslovaquia, en 2013. La segunda, Tía Berta (2014), obtuvo ese año una distinción en los White Ravens del Jugendbibliothek de Munich, biblioteca alemana que reconoce la literatura infantil y juvenil alrededor del mundo; además de quedar seleccionado en el Latin American Ilustration de Nueva York por el mismo libro, ese mismo año. Las ilustraciones vectoriales de Quintana superan las fronteras y las expectativas, considerando que no ha llegado a sus treinta años.

Quintana ha trabajado con casas editoras como Camelia Ediciones, Editorial Lugar Común, El Estilete, y mantiene proyectos bajo la manga con los diseños de los libros de Ana María Simon y Bolivia Bocaranda. Sus ilustraciones se enmarcan en el minimalismo: trazos limpios sin mayores adornos y colores sin difuminados o degradé alguno. Las líneas simples que lo caracterizan se evidencian en su última obra como diseñador y su primera como autor, Serenísima Sur (2016).

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74 historias se esconden detrás de rejas diseñadas con trazos limpios en aquella creación que tardó ocho años en salir a la luz pública. “No lo puedo creer. Hemos tenido la cosa cuesta arriba, entre la edición y la falta de papel, pero finalmente se hizo realidad. Todo sale al tiempo que tiene que salir”, dice el joven. La obra está editada por Camelia Ediciones y cuenta con el diseño de Eddymir Briceño y la corrección del escritor Luis Yslas.

De ese afán en contar historias a través de imágenes, Quintana comenzó “a registrar fotos de las rejas del edificio donde vivo y a escribir de lo que sabía de esas personas. Fue una especie de biografía sin saberlo”. Admite que su registro de anécdotas lo llevó a cabo entre la nostalgia y la curiosidad. El pasado domingo 20 de marzo, lo bautizó en la librería Lugar Común entre aplausos y pétalos rojos arrojados personalmente sobre su libro abierto, previas palabras de agradecimiento a su familia, amigos y editores.

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Quintana no solo muestra las ilustraciones de las rejas de su edificio, también llamado Serenísima Sur y por el que recibe el nombre la pieza. Sus diseños están acompañados de breves historias que permiten al lector entrar en aquellas puertas cerradas. Para su profesor de diseño, Efrén Rojas, “el proyecto en sí mismo ya era suficiente. Me daba por satisfecho”, narró frente a cerca de setenta personas aglomeradas en los pequeños espacios de aquel rincón en Altamira, en Caracas.

A pesar de tener una reconocida impronta infantil plasmada en su quehacer como ilustrador, Quintana no le atribuye su última creación a párvulos.Serenísima Sur es para quien lo quiera disfrutar. Sale de lo común de un libro porque no son historias muy largas. Agarré humor y cosas curiosas que se escondían tras las rejas”, agrega. La versatilidad de su creación se presta para que la imaginación vuele y se traduzca en distintos formatos. “Va mutando de una mano a otra, va creciendo”, se jacta. En las manos de la dramaturga venezolana Karin Valecillos (Jazmines en el Lídice, Lo que Kurt Cobain se llevó), Serenísima Sur se convertirá en una obra de teatro, aún en producción.

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