Entrevista

Joanna Hausmann: cheverísimo en Nueva York

Aunque a simple vista no lo parece, su personalidad y humor son suficientes para demostrar que es más criolla que la arepa. Sarcástica y sin tapujos, cuenta ante las cámaras y micrófonos sus experiencias y aventuras como miembro de la comunidad latina en la Gran Manzana

Fotografía: Cortesía Joanna Hausmann
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Venezolana de corazón pero inglesa de nacimiento. Descubrió que el humor no es pasajero. Es una forma de vida. Aquello que hoy en día es su pasión, le dio la clave para hacer de lo triste algo accesible y menos amargo. Razón de la que se aprovecha para bromear sobre el país que la vio crecer, dándole un giro chistoso capaz de apartar las negativas.

Define su manera de hacer humor como una mezcla entre actuación e improvisación. Hace Stand ups, shows de improvisaciones y videos a través de su canal de Youtube. Con naturalidad, busca que su público se identifique sin importar la distancia que los separe. “La idea es conectarme y ser natural, que la gente sienta que está pasando tiempo conmigo y se divierta”, suelta.

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Pequeñas carcajadas

Dio sus primeros pasos en la comedia cuando tenía tan solo 4 años. “Yo era muy pequeña y años después mi mamá me contó algo: viajamos a Disney y al ver a Blanca Nieves me pareció que era una estúpida. Yo era muy penosa, pero ese día no lo fui. Empecé a imitar lo tonta que era, cómo se veía y actuaba. Me imagino que mi mamá habrá dicho: ‘¿qué carajo le pasó a esta niña?’”, recuerda Joanna con una sonrisa de oreja a oreja.

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Más adelante, por decisión de su familia, su timorata educación tuvo lugar en el extranjero, lo que la hizo ser “la nueva” en cada colegio en los que fue inscrita. “Viví en varias ciudades de los Estados Unidos. Entre tantos cambios sentí que de alguna manera perdí mi identidad, mis amigos y mi cultura. Siempre fui ‘la nueva’”.

Volvió a Caracas a los 13 para continuar con su educación en un ambiente conocido donde se sentiría identificada. Disfrutó su juventud sobre las tablas del teatro de la Escuela Campo Alegre —donde se conoció a sí misma. Además, orgullosa explica que formó parte de cada actividad teatral, incluso tuvo la oportunidad de escribir algunos guiones.“No era una chama galla, pero si un poco ‘awkward’. Tal vez por pena me limitaba a actuar como una persona normal, pero en el teatro y en casa me sentía completamente cómoda de ser yo. Siempre estaba en el escenario, eso sí: canto pésimo”.

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Poco después de graduarse, volvería Estados Unidos. Esta vez pisaría los tablones de Nueva York. Luego de estudiar durante varios semestres en la escuela de artes Tisch y en la Universidad de Los Ángeles, migró a la Massachusetts para culminar su educación profesional en Tufts University en 2011. Recibió una licenciatura en Inglés e Historia, sumando una especialización en teatro. Además, complementó su formación en la meca de la comedia, Chicago, donde participó en talleres de escritura, actuación en improvisación. Actualmente, tiene como meta conquistar a la comunidad latina en Nueva York, una ciudad en la que según ella “nadie es de ahí”. El sincretismo cultural que habita entre sus altos rascacielos y suburbios conforma una sociedad de matices.

Flama: colectivo de la risa

En 2014 nació Flama, una red digital conformada por latinos que buscan hacer comedia a través de videos enfocados en el entretenimiento. El fin es resaltar las raíces de cada cual y crear conciencia sobre los distintos problemas que afectan a la comunidad. Con preocupación, Hausmann aprovecha la oportunidad para afrontar una realidad irritante y confusa sobre la equivocada concepción anglosajona sobre los hispanos —a quienes meten en un mismo costal. “Oye, yo soy venezolana. El hecho que hable español no quiere decir que sea mexicana ni que me guste la comida picante. Admiro a los mexicanos, por esta misma razón digo: ‘todos merecemos reconocimiento justamente por nuestras diferencias”, afirma con firmeza.

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El público ha logrado entender su humor y ha mostrado su apoyo en las redes sociales. “Aquí he hecho carrera, he logrado posicionarme. Algunos me conocen como ‘The venezuelan’ y eso me llena de orgullo. Ser, de alguna manera, embajadora de mi propio país no es necesariamente una responsabilidad, pero sí tiene un significado para muchos y quiero cultivarlo”, expresa Joanna. Aún con éxito todo tiene un lado oscuro. Así como recibe panegíricos también llegan insultos —cosas de Youtube y Twitter y sus libertades— que sin duda se hacen sentir pero no la desaniman. «No importa cuántas veces escribas, yo estoy haciendo lo mío y tú estás perdiendo el tiempo”.

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Volver a Venezuela: “no es una opción”

Ya establecida en la jungla de concreto, Clímax decidió indagar en un tema que más de uno suele preguntar a aquellos que han hecho vida en otras latitudes. La situación país, las oportunidades laborales y la calidad de vida son algunos de los factores que determinan “el regreso o no a la casa”.

¿Planeas volver a Venezuela?

—Pensaba que iba a regresar y crear comedia allá, pero las cartas no se dieron. Aquí he formado mi carrera, mis estudios, mi equipo, mis proyectos, mis ingresos y mis seguidores. Estados Unidos me ha dado muchísimas oportunidades y es algo que debo agradecer, pero no sé si estoy dispuesta a dejarlo todo por volver, por lo menos no todavía. Por ahora, no es una opción.

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¿Algo que quieras decirles a tus seguidores venezolanos?

—Tienen todo mi cariño. Quiero que sepan que con el mismo cariño con el que comentan sobre mi trabajo, yo los leo y trato de responder. Realmente son admirables y les agradezco muchísimo su apoyo. Es un honor para mí.

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