Íconos

Joss Stone: alegría a pesar de la crisis eléctrica

Aunque Venezuela no es ya una plaza destacable para ningún artista, Joss Stone pisó tierras criollas para dar un íntimo recital en Caracas. Más allá de los rumores, su visita confirmó que, luego de haber roto con su disquera, es una cantante que hace lo que le provoca, incluso cantar en un país en crisis

Fotografía de portada: AP | Fotografías en el texto: John Manuel Silva
Publicidad

Cortes de electricidad y agua, imposibilidad de sacar divisas al exterior, una sequía feroz, una nube de calima cubriéndolo todo e impregnando el aire con aroma a palo quemado, enfermedades erradicadas que aparecen en zonas del interior del país, toques de queda decretados por pranes que fungen de autoridades fácticas y una vida nocturna cada vez más disminuida producto de otro toque de queda, uno no decretado pero asumido por todos. Esa es parte de la realidad del país, la que llevaría a cualquier productor de espectáculos a descartar a Venezuela como una plaza rentable. Esto ha sido así, y se refleja en la merma de artistas internacionales que visitan. Y es que al menos que te llames Pedro Morejón las posibilidades de realizar conciertos de envergadura es muy baja: son muchos los obstáculos.

Por eso cuando se anunció la visita de Joss Stone a Caracas se desataron las sospechas. ¿Qué corrió? Desde que se trataba de un rumor, pasando por la posibilidad de que el anunció fuera un fraude y cerrando con dos teorías conspirativas. La primera decía que la cantante inglesa tenía un romance con un venezolano, y la segunda rezaba que, detrás de su visita, había un boliburgués interesado —como aquella vez en la que Diplo con su proyecto Mayor Lazer visitó Barquisimeto. Pero todos los chismes quedaron desmentidos ante la evidencia de una cantante sencilla que incluyó no solo a Venezuela, sino a muchas otras plazas poco rentables dentro de su gira 2016. Es parte del plan de su gira Total World Tour, en el que la cantante se propuso visitar todos los países del mundo, sin importar su tamaño o situación social. El DJ Marco77cuenta la historia en su Instagram. No hay lavado de dinero, ni historia ulterior, solo una cantante que, desde que dejó su discográfica, hace literalmente lo que quiera.

Ataviada con un vestido blanco y descalza, la cantante subió a la tarima de La Quinta Bar pasadas las nueve de la noche. Visiblemente emocionada saludó a los presentes luego de un minuto de ovación, presentó a su guitarrista y comenzó con el tema “Newborn”, una metáfora de lo que ha sido su carrera en los últimos años.

Joss-Stone5

Newborn

Fue en 2004 cuando Stone comenzó a sonar en las radios con “Fell In Love With a Boy”, cover de “The White Stripe”, contenido en su primer disco The Soul Sessions, una placa de inusual madurez musical para una chica que apenas contaba con 16 años de edad. A este le siguió “Super Duper Love (Are You Diggin’on Me)”, un tema con reminiscencias del primer Stevie Wonder. Aunque el éxito mundial vendría con su segundo disco, el que ella considera su verdadero debut, Mind Body & Soul. Con él vinieron las nominaciones al Grammy —donde hizo una actuación de antología, homenajeando a Janis Joplin—, las actuaciones junto a Elton John, James Brown y Al Green, los discos de platino, el debut en el cine, la fama, el reconocimiento. Y aunque sus críticos decían que carecía de estilo propio, todo pintaba bien para la cantante, quien se volvió a anotar un éxito con el delicioso Introducing Joss Stone y volvió a hacer una actuación impecable en los Grammy, la misma noche en que la academia le daría su primera estatuilla.

Pero entonces comenzaron los conflictos. La discográfica EMI presionó a Stone, acusándole de hacer gastos excesivos y de manejar su carrera con “demasiada independencia”. La cantante grabó su siguiente álbum Colour Me Free! a espaldas de la disquera, en unas sesiones con una banda improvisada, de las que Stone se reservó hasta los masters originales. A la compañía no le agradó su actitud y comenzó una larga disputa por el lanzamiento de la placa —que, por cierto, tiene un sonido más crudo y directo que el de sus otros trabajos. Hubo un preacuerdo que se rompió, entre otras cosas porque la disquera consideró que la portada —la cantante presa en una jaula diminuta, con un pie tapándole parte del rostro— era ofensiva. El disco finalmente se lanza dos años después de terminado, con una portada alternativa para Estados Unidos y sin publicidad. No fue exactamente un fracaso comercial, pero claramente es el disco de peor desempeño comercial en su carrera; una lástima porque se trata de una joyita subvalorada.

Al poco tiempo, Stone dejó EMI y fundó Stone’d Records, su sello independiente. Reivindicando su independencia creativa, Stone participó de Superheavy, una banda formada por Mick Jagger, A.R. Rahman, Damian Marley y Dave Stewart, este último el productor que le permitió desarrollarse con libertad. LP1, The Soul Sessions Vol.2 y el reciente Water for Your Soul han sido los discos del renacimiento de Stone. Ella, más allá de un intento de secuestro y alguna declaración realzando la marihuana, no suele figurar en los tabloides de escándalo, así como tampoco ha cedido a la hipersexualización de la música femenina contemporánea.

“Cuando le dije a mi equipo que quería hacer un recital en Venezuela, me dijeron no, pusieron reservas. Pero yo les dije, ¿Por qué no? Hay personas allá”, dijo la cantante al terminar su primer tema, lo que fue recibido con aplausos por parte de quienes llenaron La Quinta Bar.

La tuvimos

En el escenario habilitado solo había unas alfombras, una botellita de agua, una guitarra a un costado y dos banquitos, uno para la intérprete y otro para el guitarrista que le acompañaba. El concierto se dio en tono íntimo y con una Stone que no dejó de interactuar con el público. No se trata de una hippie, más allá de lo mucho que admire a Janis Joplin y de sus pies descalzos, sino más bien de una heredera bastante digna de las jazzistas y bluseras del pasado, a ratos malhablada, a rato relajadísima, pero siempre pasional.

Joss-Stone7

La cantante le pasó el micrófono a dos de sus fanáticas para que cantaran parte de sus canciones. Recibió un dibujo de ella y su perrita Missy, cuya enfermedad casi hace cancelar el concierto, como pasó en Trinidad & Tobago y Barbados. Toma jugo de naranja, bailotea, se deja grabar por los presentes, abrazas a algunos, imita a Beyoncé y también el último single de Rihanna con alguna sorna, y básicamente se deja querer por un público animadísimo, en uno de los conciertos más relajados e interactivos que se hayan hecho en Venezuela, al menos desde hace un buen rato.

La voz de Joss Stone es potente y nunca pifia. El guitarrista es preciso y cambia de ritmo apenas lo pide la intérprete, quien varía el setlist previsto para complacer peticiones que le llegan hasta escritas en devaluados billetes de Bolívares. De su boca suenan “Super Duper Love”, “Free Me”, algunos pasajes de “It’s a Man’s Man’s Man’s World”, original de James Brown, y otro cover, uno de Aretha Franklin: “You Make Me Feel Like. A Natural Woman”. “Ese era mi tema favorito, pero no me dejaban cantarlo a los 12 años, al parecer no es correcto que una adolescente diga en un escenario que se siente toda una mujer”, comentó la intérprete. “Hay canciones que suenan como una mierda cuando no hay percusión”, dijo la cantante cuando los presentes le pidieron algunos temas. Aun así, lo intentó, y sonó una deliciosa versión de “You Had Me”, el primer éxito mundial de la también ocasional actriz. Y así siguió hasta cerrar con “Right To Be Wrong”, la espectacular balada que abre su segundo disco, en el que la cantante hasta se sirvió un trago para despedirse.

“Todavía no puedo creer que esto esté pasando, pensé que no se iba a dar el concierto”, declara Mariana, una de las asistentes al toque. “No soy muy fan, pero qué coño, ya casi no viene nadie, vine a tripear”, suelta Jesús acodado en la barra mientras espera una bebida. “Estuvo brutal, bro, jamás pensé que la chama se iba a poner tan cerca y que iba a tripear tanto con todos, es una jodedora. La amo”, comenta Fabiana, quien asistió al concierto con su ropa de oficina; “salí del trabajo y me vine. Ha sido una experiencia arrechísima”, concluye. El ambiente en general era de alivio: en una ciudad donde ya no pasa nada, se dio esto y fue genial. Por momentos no parecía este el mismo país donde se anunciaba un salvaje racionamiento eléctrico. Tampoco el mismo mundo que había perdido a Prince horas antes. We had her, podríamos decir.

Publicidad