Entretenimiento

Juguemos al "Twister Bolivariano"

El “Twister bolivariano” exige una férrea resistencia. Gozar de óptimas condiciones físicas que garanticen la supervivencia. “Quema tu visa gringa”, “haz ejercicios con los militares”, “haz la cola en Mercal por aceite” “no veas Dólar Today” son algunas de las órdenes de este juego peligroso

Composición fotográfica: Mercedes Rojas Páez-Pumar
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Acompáñeme y métase conmigo en este tornado. Lo sé, nadie en su sano juicio se metería en un tornado, pero vamos deme un voto de confianza y tome mi mano. Es un ciclón de imágenes y le prometo que va a gozar. No, no es nada psicodélico. Es un juego sano. ¿Listo? Respire profundo y no abra los ojos…

Ok, ya estamos adentro del tornado. ¡Qué no abra los ojos, le dije, porque le puede entrar un sucio! Ajá, comienzo a narrarle lo que sucede a su alrededor. Aquí está Maduro, Presidente de la República, que gobernará por Ley Habilitante hasta que suene el cañonazo de Maracaibo 15. Dantesco lo sé, pero no hay tiempo para pensar en ello. Por ahí vuela el nuevo Ministro de Interior y Justicia, también el de Salud. Lamento decirle que un preso político se suicidó. Otro salió en libertad condicional, qué bien… Bueno, bien no tanto, pero por lo menos ya no está en el tornado.

Seguimos dando vueltas. Por ahí sube el Presidente de la Asamblea Nacional. Diosdado dice que el venezolano que no defienda a su país debe ser tratado como enemigo. Por ahí baja la dueña del CNE. Tiene un micrófono en la mano por donde dice que las sanciones de los Estados Unidos hacia funcionarios del gobierno entorpecerán las elecciones parlamentarias. Ya vengo, le voy a preguntar que cuando es la fecha de las elecciones… Ya regresé. Se hizo la loca.

Ya nos vamos se lo prometo. Aquí vuelve el Presidente. Ha pasado la tarjeta por casi 200 mil dólares para publicar una carta en el New York Times. ¿No se enteró que una ONG declaró que para finales de año habrá el mismo número de pobres en Venezuela que en el 2000? Mire, el Embajador de Venezuela ante la Organización de Estados Americanos habló de balas en “cabezas huecas”… Qué hombre tan ruin creyendo que eso es “humor negro”… Está bien, creo que ya podemos salir del tornado.

Listo, ya está en tierra firme. ¿Cómo? ¿Se siente abrumado, dice? Quién lo manda a meterse con un escritor en un tornado.

Este tornado representa los acontecimientos de solamente los últimos siete días en Venezuela. Un torbellino que imposibilita la necesaria reflexión política sobre los eventos que nos atañen. Son tantas las informaciones, acusaciones y argumentos emitidas por el Gobierno Nacional, que nuestra capacidad de reacción ante un hecho en particular se ve limitado por el desarrollo de otro. Ergo, el tornado. Es lo que Joseph Goebbels llamaba “principio de renovación”, donde se emiten argumentos nuevos a un ritmo tal que al momento de una respuesta del adversario, el público ya está interesado en otra cosa.

Nota al Gobierno: tomar consejos del Ministro de Propaganda de Adolfo Hitler es súper inteligente.

Todos los días el Gobierno somete al país a un constante mareo de informaciones, como si jugaran a ese popular juego infantil llamado “Twister” con el pueblo. “Twister” —que en español significa, precisamente, “tornado”— es un juego donde el objetivo es colocar la mano y/o el pie en el color indicado de una sábana de plástico sin dejar que el cuerpo toque el piso. “Pon el pie izquierdo en rojo, la mano en verde”, son las órdenes de ese juego.

Ahora, en Venezuela las reglas del juego son más complicadas. Al “Twister Bolivariano” se nos invita todos los días, querámoslo o no. “Quema tu visa gringa”; “haz ejercicios con los militares”; “haz la cola”; “en Mercal el aceite”; “ no veas Dólar Today”, “¡prepárate que por ahí vienen los marines!”.

Son las órdenes diarias. Ni un momento para respirar, ni un momento para pensar… ni peinarse. ¿Qué importa lo que pensemos? En los tornados revolucionarios no se piensa, se sobrevive.

Así es el “Twister Bolivariano”, un huracán del que no dejan salir. Pero creo que nos acercamos al punto donde el Gobierno de Nicolás Maduro se perderá en su propio tornado de propagandas, argumentos y acusaciones. Dando vueltas entre ellos, culpándose de lo que no hizo el otro, mareados de sus propias mentiras.

Allá ellos. Porque la verdad es que quien sobrevive a un tornado es aquel que piensa y reacciona.

Y eso es lo que yo quiero lograr en el futuro conjuntamente con usted.

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