Entrevista

La suerte de Gabriela Rodríguez, la productora venezolana que brilla con Roma

Gabriela Rodríguez, productora de Roma, nominada al Óscar como Mejor Película, empezó a trabajar con Alfonso Cuarón hace más de 10 años durante la realización de Children of Men. Se puede convertir en la primera venezolana en alzar la estatuilla de la Academia en su principal categoría

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El acento, sin dudas, es caraqueño. Son más de 10 años en Inglaterra, pero se mantiene ese dejo que haría voltear a cualquier venezolano en el exterior para reconocer a uno de los suyos. Intactas están palabras como “chévere”, y hasta desempolva la casi olvidada “ñapa”.

Es Gabriela Rodríguez, la productora de Roma, el largometraje de Alfonso Cuarón nominado a 10 premios Óscar, entre ellos el de Mejor Película. Así no gane, aunque los pronósticos indican que triunfará, ya ella hizo historia. Es la primera mujer productora de origen latino en aspirar al máximo galardón de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas.

Roma lleva un buen trecho. El año pasado obtuvo el León de Oro en Venecia y recientemente cuatro premios Bafta. Pero este filme, que ha generado tanto debate desde que se estrenó en diciembre por Netflix y algunas salas de cine, no es el primero en el que trabaja Rodríguez junto con Cuarón.

Romacita5La travesía comenzó con Children of Men, estrenada en 2006, cuando fue asistente del cineasta, y su nombre también está en los créditos de Gravity, de 2013, como productora asociada. Largometrajes considerados entre los mejores de los realizados de las dos décadas recientes del cine.

Gabriela Rodríguez creció en Caracas, donde estudió primaria y secundaria. Vivió en casa de sus abuelos maternos, también junto con su mamá y tíos; un entorno bastante unido. Una infancia en la que el cine empezaba a formar parte de su ideario. “Recuerdo que desde muy pequeña era lo que quería hacer en mi vida. Tengo memorias muy claras de cuando cumplí 13 años. Era una fiesta que era como un cine en mi casa. La invitación era la fotocopia de la cartelera del periódico. Adentro estaba la invitación a participar en ‘la producción de Gabriela Rodríguez’. Hicieron bolsas de cotufas para todo el mundo, repartieron refresco y alquilaron un proyector para ver una película”, cuenta, pero no recuerda qué vieron.

La carrera universitaria la estudió en el exterior, pero siempre quiso regresar. “No fue mi intención quedarme afuera. Voy constantemente a Venezuela. Es mi lugar preferido del mundo, donde soy más feliz y están mi familia y amigos”, asegura Rodríguez, quien estudió Film Studies en Suffolk University, en Boston, Estados Unidos.

-¿Qué implica ser la mano derecha de un director como Alfonso Cuarón?

-Tener mucha paciencia, estar dispuesta a trabajar muy duro y tener mucha perseverancia. Alfonso nunca acepta un no. Hay que presentarle siempre alternativas. Piensa que todo se puede y tiene una solución. Hay que echarle muchas ganas todos los días.

Romacita4-¿Cómo surgió el vínculo con él?

-Estudié afuera y después empecé a buscar trabajos. En ese momento buscaban pasantes en la oficina de Alfonso Cuarón. Yo estaba desesperada por conseguir algo. Tenía como 24 dólares en la cuenta cuando él me contrató. Al principio era una pasantía sin pago, luego de un par de meses, quiso que fuera su asistente personal. En ese momento él estaba en Nueva York, ciudad a la que yo recién había llegado a buscar trabajo. En menos de un año, nos mudamos a Londres para la producción de Children of Men. Las circunstancias de la vida hicieron que me quedara en Inglaterra, país al que llegué con un permiso de trabajo de seis meses, que fui extendiendo, y ya llevo más de doce años.

-Me imagino que fue intimidante que su primer trabajo haya sido participar en la realización de una de las películas más importantes de lo que va de siglo XXI

Completamente intimidante. Pero como dice el dicho, no sé cómo se traduce al español, pero es Fake it till you make it. Es decir, invéntalo hasta que lo logres. Yo llegué a Londres, y el primer día me dieron un carro. Nunca en mi vida había manejado del otro lado de la calle, pero tocó aprender. Al día siguiente, debía estar a las 8:00 am en el estudio, y tuve que resolver. Tomé un mapa de papel, no había GPS ni Google Maps, así que calculé las millas para poder llegar. Me pasaron cualquier cantidad de novatadas. Por ejemplo, tomar en las oficinas documentos que no me correspondían porque pensaba que los del asistente de dirección eran los míos. Y no, yo era la asistente personal del director, que es diferente. Siento que los venezolanos tenemos esa habilidad, entre la simpatía y el tratar de inventar, de aprender viendo a los demás. Igual hubo mucha gente que me apoyó. Alfonso tuvo mucha paciencia o me ignoraba. No lo sé.

-¿Cómo vive la buena racha de Roma?

-Antes de entrar en el circuito de premiaciones, ya sentía que éramos ganadores. Esta película, tiene un esquema bastante atípico, en el que trabajamos como familia, en un rodaje larguísimo, y con pocos recursos en comparación a las anteriores producciones que he hecho con Alfonso. Desde agosto de 2018, cuando estuvo en Venecia, hasta ahora, el público se ha conectado con la película, sin importar el país. Siempre pensé que por el contexto habría compenetración en Latinoamérica, pero no, han sido muchos los lugares, de Europa o Asia, por ejemplo. Ese para mí ha sido el premio más grande. Lo demás, es la ñapa.
Roma

-¿A qué se debe la compenetración del público con la película?

-Quiero creer que es el nivel de detalle y la historia honesta que cuenta Alfonso. En el sentido de que se expone mucho a demostrar la fragilidad humana, los contrastes sociales, la situación política. Hay muchos elementos que hacen que la película sea un poco de todo. Esa cotidianidad con la que nos podemos identificar, hace que dependiendo de la circunstancias, cada quien se conecte.

-Ha habido distintas interpretaciones del filme. ¿Cuál es la apreciación de la crítica y del público que más se asemeja a la suya?

-¿Sabes qué? Creo que todavía estoy muy cerca del proceso para analizarla como crítica. Estoy todavía en ese momento en el que la veo y recuerdo dónde estaba yo en el set en ese momento. Me cuesta separarme, pero me gusta que haya diferencia de opinión, que guste por distintas razones, e incluso que disguste. Si el cine es arte, como expresión artística debe generar debate. Eso es lo que me encanta, que cada quien tome de la experiencia lo que le corresponde. Si algo va a tener como legado, si permanece en la historia, que continúe con ese efecto, como ocurre con El viento se llevó o Casablanca, que cuando la vuelves a ver, no sientes lo mismo. Incluso, te puede dejar de gustar.

-¿Tiene preparado un discurso en caso de que gane el Óscar?

-No, no tengo un discurso preparado. El hecho de estar ahí con todo el equipo y el elenco, es suficiente. Si ganamos, chévere.

Romacita3-Sería inédito para el país

-Sí, en la categoría.

-¿Sigue con atención el cine venezolano?

-Poco, pero te voy a explicar la razón. En mis viajes he tratado de comprar en DVD las películas que quiero ver, pero solo he conseguido pirateadas. Y en un esfuerzo por no contribuir al plagio de contenido, me ha costado hallar las copias legales. Algunos filmes, como Desde allá que ganó en Venecia, los he visto en el exterior. Además, Alfonso fue jurado del festival ese año. No he visto tanto como quisiera.

-Sí, ese es uno de los principales problemas del cine venezolano: la vida de las películas después de la cartelera. Pero lo pregunto también para saber si algún realizador de acá la ha buscado para trabajar juntos

-No, todavía no. Pero la verdad, es que todo esto ha sido una locura espectacular. No he parado desde que empecé la preproducción de Roma. No hemos tenido ni un fin de semana. Terminamos y nos fuimos corriendo a presentarla en Venecia. Ha sido una campaña grandiosa y muy agresiva para llevar Roma al mundo entero. En tres años, no he tenido ni un fin de semana libre. Ni he pensado en el próximo proyecto. Ahorita estoy pensando en las vacaciones, en Venezuela, en el cambio. En ir a celebrar o a protestar para que termine todo esto y salir de la dictadura que estamos viviendo.

Romacita2-¿Algún consejo para productores y realizadores venezolanos que tienen dificultades de financiamiento en estos momentos?

-Es que es un caso muy particular, porque debe ser tan cuesta arriba. Yo no me he enfrentado a esos temas de financiamiento, sino ahora con Roma en México, donde sí existe una estructura bien definida en la que el gobierno apoya, pero también hay un financiamiento privado porque la exhibición genera ganancias. Dado que en Venezuela la taquilla de cine es casi insignificante, y el gobierno está quebrado en todos los ámbitos, no veo cuál sería la solución. Habría que conseguir financiamiento en el extranjero. Recordemos también que hay festivales y programas que apoyan desarrollos con moneda fuerte, que rinde más en Venezuela. Más bien creo que la comunidad fílmica en Venezuela debe enfocarse en cambiar al régimen y hacer todo lo posible por recuperar el país. De esta forma, tanto el Estado como inversionistas privados estarán más dispuestos a financiar películas en Venezuela.

-¿Cuál consideras es el fin del cine?

-Una expresión artística, una narrativa. Como seres humanos hemos narrado a través de la historia en todos los períodos. Este es un formato distinto de narrar.

-¿Y puede contribuir al cambio de una realidad?

-Creo que las artes en general pueden contribuir a esos cambios. Todo lo que vemos reflejado en Roma, con Yalitza Aparicio como personaje principal. Tal vez no la hubieras considerado como protagonista en una película de Alfonso Cuarón porque no luce como la revista o nuestro concepto dice que debería ser una estrella de Hollywood. Al ver a más mujeres como ella en la pantalla, cambiará nuestro concepto, nuestra percepción. Eso puede ocurrir en muchos aspectos de la sociedad.

Romacita1-Ya conocemos su rol como productora, ¿pero algún día la veremos como directora?

-No, nunca jamás en la vida, ni un poquito, ni nada, gracias. Ni como actriz, ni como nada. Producción, es lo mío. Ya encontré mi nicho.

-¿Algo más que quiera agregar sobre Roma sino también para el público venezolano que vio la película?

-Me encanta que el Trasnocho Cultural se haya sumado a exhibir Roma como otras cadenas independientes de otros países. Venezuela, sigan ahí. Los apoyo desde lejos y espero estar pronto apoyándolos en mejores circunstancias, y si no, en la lucha para cambiar por algo mejor.

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