Entrevista

Liberland: cómo crear un país que no existe

A finales de febrero Vit Jedlička visitó Venezuela. Se trata del presidente de una autoproclamada nación, ubicada en tierra de nadie entre las fronteras de Serbia y Croacia. Aunque muchas autoridades no la toman demasiado en serio, Liberland se propone ser una Nación de relaciones libres y voluntarias entre personas. ¿Quién se esconde detrás de tan quijotesco proyecto? El 13 de abril de 2015 se proclamó Liberland, la nación más joven del mundo. Se trata de un pequeño territorio de unos siete kilómetros, ubicado entre Serbia y Croacia, al borde del río Danubio. Una pequeña extensión territorial que ni Serbia ni Croacia, dos de los países que formaron la República Federativa Socialista de Yugoslavia y que vivieron un cruento enfrentamiento civil en los años 90, reclamaron como suyo. Se trata, a diferencia de lo que podría pensarse de un proyecto pacifista de ideales libertarios, idea original de Vit Jedlička, un joven político checo, que a simple vista no parece tener las pulsiones conquistadoras y dominadoras que caracterizaron a quienes en el pasado también quisieron fundar sus propias repúblicas. De hecho, si algo destaca en el actual presidente de Liberland, es su extrema educación y sencillez, con la que responde a las preguntas, sentado en el lobby de un hotel caraqueño luego de la ajetreada agenda que lo mantuvo todo el día ocupado durante su visita a Venezuela.

Fotografía de portada: The Guardian
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Presidente-Liberland

“En algún punto descubrí que era mucho más fácil traer el cambio desde afuera, que hacerlo desde adentro. Era mucho más eficiente convertirnos en un buen ejemplo de lo que queríamos, en vez de tratar de convencer a los políticos o a la gente del país de que es necesario un cambio. Entonces, sigo creyendo que es importante traer más libertad a los países, pero también pienso que es más eficiente estar al mismo nivel de los otros Estados y hacer el trabajo desde allí”, dice Jedlička, quien militaba en el Partido Cívico Democrático (ODS, por sus siglas en checo), cuando se le pregunta por qué fundó un país en vez de luchar por sus ideales libertarios dentro del suyo.

Al cuestionársele si se trata de un proyecto idealista y sin posibilidades reales de funcionar, e incluso si este experimento no podría banalizar las ideas que defiende, Jedlička responde: “No. Liberland ya está ocurriendo, no es un proyecto ficticio y es bastante serio. Mucha gente de la comunidad diplomática nos toma bastante en serio, se han dado cuenta de que tenemos el potencial para ser reconocidos como un país de pleno derecho”. Pero al preguntarle por nombres de estos diplomáticos que los han reconocidos, Jedlička se los reserva: “Eso no es algo que pueda compartir en este momento por razones diplomáticas, pero una de las razones por las que estoy en Venezuela es precisamente para reforzar las relaciones, no necesariamente diplomáticas, pero sí con las personas interesadas en nosotros”.

Mapa-Liberland

Y sobre este último punto, el presidente de Liberland, acierta, puesto que su visita estuvo bastante concurrida. La primera parada fue en la Universidad Católica Andrés bello (UCAB), donde varias organizaciones libertarias organizaron el foro Cómo construir un país desde cero, donde además de Jedlička, el abogado José Valentín González fue uno de los ponentes: “Liberland es la esperanza de un lugar en el cual las personas que decidan vivir allí los una un vínculo mucho más fuerte que los vínculos que tradicionalmente unen a las personas que viven en los Estados actuales, que son las convicciones y las ideas” , dijo en su intervención, al defender la existencia de este Estado y reivindicar el derecho de los ciudadanos a hacer secesión de los Estados que le son impuestos originalmente por la fuerza, aunque esta fuerza esté legitimada por la democracia. El evento, que se realizó a casa llena, no fue el único, ya que Jedlička luego asistió a una reunión privada con los jóvenes militantes de Vente Venezuela. Luego de su visita, en días recientes, se celebró el aniversario de este micro Estado con un foro en la Universidad del Zulia. El proyecto despierta simpatías en la socializada Venezuela.

Foro-Liberland

Diana Topel, suerte de embajadora de Liberland en Venezuela, defendió la creación de Estado. “Hay muchas iniciativas parecidas a Liberland que están cuestionando el Estado tal como lo entendemos hasta ahora. Hay que recordar que existen dos teorías que hablan de cómo se crea un Estado. La primera es la teoría constitutiva, que dice que un Estado existe porque lo reconocen otros; y la teoría declarativa, que es la que está expresada en la convención de Montevideo de 1933, que indica que un Estado necesita, para ser reconocido como tal, un territorio, una población, una autoridad política y capacidad para entrar en relaciones diplomáticas con otros Estados”, aseveró.

Pero así como tiene simpatizantes, Liberland también cuenta con detractores. En mayo de 2015 Jedlička fue detenido y multado por la policía de Croacia, luego de haber intentado pisar el territorio de la pequeña nación. Del mismo modo, el Ministro serbio para los Asuntos Exteriores, Ivica Dačić, declaró a CNN que consideraban que Liberland no modificaba las fronteras de su país, claramente delimitadas por el río Danubio, no sin antes descalificar al proyecto de micro nación como un asunto “frívolo”. Sobre este asunto, el presidente Jedlička apunta: “Primero que nada realmente apreciamos que Croacia al bloquear el acceso a nuestro país esté reconociendo que existe una frontera allí. No nos han invadido, solo han impedido que accedamos al territorio. Es como si estuvieran cuidando a nuestro país, cosa que agradecemos”. De igual modo, a pesar de sus esfuerzos, no hay registro oficial del reconocimiento por parte de ninguna autoridad o Estado establecido a Liberland. Durante su visita a Venezuela, aunque se corrió el rumor de que algún funcionario podría recibirle, no hubo ningún recibimiento oficial. Sin embargo, el presidente Jedlička estaba sorprendido por el interés que despertó su visita a Venezuela. “Me impresionó que me recibiera uno de los partidos políticos que está representado en el Parlamento. Me hubiera gustado hacerlo también con partidos del gobierno, porque queremos ser amigos de todo el mundo”, mira al cielo.

Una nación diferente

Pero ver a Liberland solo como un proyecto que pretende existir en el pequeño territorio donde se autoproclamaron, es simplificarlo. Basta una lectura al borrador de su constitución, para saber que se trata de un proyecto erigido sobre principios libertarios de negación de la fuerza coactiva del Estado, así como de su autoridad política. Jedlička concede: “Estoy familiarizado con el pensamiento libertario. Particularmente me gusta Frédéric Bastiat, creo que él definió de manera precisa cuál debe ser el papel de las leyes en un país”. Liberland se fundó el 13 de abril de 2015, “escogí ese día”, dice su presidente, “para homenajear a Thomas Jefferson, cuyo natalicio se conmemora en esa fecha. Nosotros admiramos el trabajo de los padres fundadores de Estados Unidos, ellos obviamente supieron cómo fundar un país donde el Estado estuviera limitado. Por eso tomamos algunas de sus ideas y las incluimos en el borrador de nuestra Constitución”.

Bandera-Liberland

La declaración de principios continúa y se expande a la forma de vida que proyecta Jedlička hacia su pequeño país. “Nuestros impuestos serán voluntarios. Queremos que los ciudadanos determinen cuánto deben pagarle al Estado para su funcionamiento. También tendremos libertad de circulación de monedas y aceptaremos Bitcoins, somos el único país del mundo que acepta oficialmente a los Bitcoins”, se adelanta en su era. En temas sociales, Liberland apuesta por la libertad absoluta. “No vamos a regular el matrimonio. El Estado no debe preocuparse por eso. Todo el mundo puede unirse con quien quiera, gays, poligamia, todo lo que sea voluntario”. El sistema de justicia, será sencillo: “Nos aseguraremos de que exista un sistema legal que sea simple de entender. Tendremos reglas sobre ofensas criminales; nos aseguraremos de que si alguien lastima a alguien sea castigado. Igualmente, tendremos una policía que prevenga que esto ocurra”. Mientras la tarde caraqueña muere afuera del hotel, Jedlička luce animado por la jornada, pero también un poco cansado de la misma. No se ve a un idealista sin sentido, aunque su proyecto de país claramente tiene que lidiar con muchísimas dificultades. Es apropiado cerrar la conversación cuestionándolo sobre ellas. “No nos importan si nos ignoran o nos reconocen. Como dije en mi presentación, incluso nos halaga que alguien quiera pelear contra nuestro Estado, porque eso nos hace más fuertes”, se enorgullece. “Tal vez no muchos se animen a una iniciativa similar, pero lo que estamos haciendo puede ser también una forma de inspiración para otros países, que nuestras ideas puedan implementarse en sistemas ya existentes”, asegura con enorme convicción el presidente de la única nación libertaria del mundo. Después de todo, siendo el Estado una fuerza violenta que ha causado guerras, genocidios y enfrentamientos de todo tipo, ¿por qué no celebrar a estos libertarios que quieren fundar un país donde las relaciones libres y voluntarias sean la norma?

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