Madonna, el icono pop para algunos muy mayor, muestra a los 56 lo que ya todos han visto: sus senos. No se sabe si es noticia. Sin embargo, se empeña en mantenerse vigente. Acaso por eso las fotografías publicadas en la revista Interview son prueba de que a la reina de la música le quedan algunos años más para revelar sus consabidos y voluminos atributos
“Dios te ha dado una cara”, dice Hamlet, “y tú te encargas de hacerte un nuevo rostro”. Así comienza la entrevista que le hizo el periodista David Blaine, a la magnate del pop: Madonna. En sus más recientes declaraciones para la revista Interview, la cantante asevera que hay muchas cosas que no han cambiado en su fuero interno. Por ejemplo: la lujuria que, según ella, brota de los poros de cada centímetro de su cuerpo. Las imágenes del artículo muestran que, la ex «chica material», como ya no gusta que la llamen, no se cansa de apuntar sus pezones a la cámara. Tal como lo hiciera para el famoso libro de los 90’s: Sex .
Un desnudo de Madonna ya no es noticia. No son los 90’s. El paso del tiempo ha hecho ver cómo su cuerpo empieza a necesitar retoques –al menos en dos puntos. Las fotos tomadas por Marcus Piggot y Mert Alas exhiben los perfectos círculos que muchos toquetearon en décadas pasadas y que ahora otros manosean para aumentar su tamaño y exagerar la intervención del photoshop. Eso sí: no cabe duda de que sigue siendo una mujer que ostenta piernas y abdomen firmes. Incluso mucho más que los de una mozuela de 20. No falta, sin embargo, el envidioso o el mezquino que busque más arrugas y estrías. Lo que sí pueden distinguir los ojos mortales, comunes y corrientes, es que de Sex a Interview, el color de sus nipples se ha tornado a un color frambuesa.
Madonna le responde al periodista David Blaine: “gracias al ruido que generan los medios en mi vida, un día de silencio me parece algo seductor”. Esta vez las fotos no causaron sino un murmullo cansino. Nada comparable con el escándalo o controversias azuzados luego de la publicación de las orgías retratadas por la lente de Steven Meisel en el libro de marras editado en 1992.. Claro está que la fémina del «Like a virgin» y ahora también MILF quiere captar la atención de maduritos y niños onanistas.
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En la gran pantalla el sexo y la violencia se juntan, se llaman, se mueven al unísono en un baile de lujuria y horror. No es una noción casual, sino de raíces antiguas y visiones que se han estudiado durante siglos. ¿Es el asesinato una expiación al deseo? La respuesta va más allá del celuloide
Dicen que en la variedad está el gusto, y a despecho de los mejores teólogos del Vaticano, que abogan por la vida en pareja y la estricta fidelidad conyugal, los swingers se dan el chance. Se trata de parejas que dan cabida a terceros. Desde cruceros hasta bares, pasando por podcasts y emisoras de radio online, los swingers se destapan de México a la Patagonia, pero en Venezuela la cosa está más bien muy apagada, muy under. Acá reinan el hampa y la pacatería
En las películas hay menos escenas de sexo explícito. Se han convertido en una rareza, luego del furor de una década marcada por las escenas con alto contenido erótico, ¿Secuela del caso Weinstein o del #MeToo? El asunto va más allá. Una nueva sensibilidad dicta la pauta, y las cuentas ya no cuadran frente a otro jugador global: el porno
