El 5 de julio el chavismo mostrará al “pueblo en la calle” nuevamente. Lo hará luego de convocar por todas las plataformas que dispone. Una de ellas es la estructura de vecinos de los CLAP, según orden girada a los voceros encargados de repartir la comida. Y nadie quiere pasar hambre. Clímax presenta una serie dedicada a la cotidianidad impuesta a través de la entrega de comida de los CLAP
A un chamo de la oficina le llegó un mensaje a su celular bien temprano en la mañana del 2 de julio. “Buenos días, cada CLAP de la parroquia debe movilizar 10 personas para el desfile del 5 de julio”. Un mensaje que mandó un representante de los Comité locales de Planificación al grupo del condominio de su edificio ubicado en Quinta Crespo, en Caracas. Vecinos que tienen un grupo de Whatsapp que nada tiene que ver con entrega de bolsas, recolección de firmas o pagos de productos del CLAP, por donde ahora el gobierno busca repartir lo que pueda.
El mensaje llegó tres días antes de que en Caracas se lleven a cabo los habituales actos conmemorativos del 5 de julio, día que se festeja la firma del acta de independencia. “Las prácticas serán en Los Próceres”, dice el texto.
Por si fuera poco, hay más. “Pasar nombre, cédula y teléfono de sus postulados. ESTO DEBO PASARLO HOY ANTES DE LAS 11AM, SE OYEN POSTULADOS”. Así en mayúscula lo replicó a los demás vecinos.
Todos los sabíamos, pero ver con tus propios ojos cómo las listas de los CLAP sirven para el control de los venezolanos, es otra cosa. ¿Qué tan poquita gente debe tener el chavismo en sus convocatorias para mandar estos mensajes por los grupos de Whatsapp que ni siquiera tienen que ver con los CLAP? ¿Qué tanta gente moverán de esta manera? Capaz son más de las que uno quisiera, pero quién se enfrenta a quedarse sin la caja, sin la bolsa, sin la harina, sin la pasta, sin el arroz…
El mensaje en el grupo fue ignorado. Ni una respuesta en público. ¿Habrá sido así por privado?
Parece cosa banal, pero no lo es. Y menos en un país como este que rinde culto a la belleza y en el que ponerse en manos de peluqueras, maquilladoras, esteticistas y entrenadoras forma parte de la rutina de tanta gente. ¿Qué están haciendo las personas que trabajan en estos rubros? ¿Cuáles son sus preocupaciones y decisiones en estos días? Con ellas iniciamos esta serie sobre oficios desprotegidos
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