Entrevista

Nelson Bustamante aún se atreve a soñar

Fue la última voz que se escuchó antes de que la pantalla de RCTV se pusiera negra. Hace 10 años dijo que el canal volvería “pronto”, y mantiene la esperanza. Desde Miami, Nelson Bustamante habla de su nuevo documental, que le dio un premio Emmy, hace un balance de su carrera y cuenta cómo ha tenido que reescribir su nombre, letra por letra, en otras tierras

Fotografía: Cortesía Nelson Bustamante
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El capítulo final de Radio Caracas Televisión (RCTV) rompió récord de audiencia. De cada 100 televisores encendidos, 98 estaban en sintonía del canal 2. Eran números históricos, era “el rating de la muerte”. Así lo bautizó el escritor Leonardo Padrón quien, a pesar de pertenecer a otra televisora, estuvo en la vigilia que hicieron los artistas y el personal de la planta antes de que su pantalla se fuera a negro.

La competencia se hizo a un lado ese 27 de mayo. Venevisión y Televen accedieron a la tregua. No importaba qué telenovela sacara más puntos ese día, el drama que estaba por verse no tenía precedentes en la televisión nacional y afectaba a todo el gremio. Hugo Chávez insistía en que la censura fuera la gran protagonista del horario estelar. “No habrá nueva concesión para ese canal golpista que se llamó Radio Caracas Televisión. Ya está redactada la medida. Así que vayan preparándose, apagando los equipos”, había dicho el 28 de diciembre de 2006.

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Las palabras del entonces presidente se hicieron realidad un domingo, el más largo para los 2.275 empleados de la empresa. Un domingo de ojos aguados, temprano por las bombas lacrimógenas que detonaron frente a quienes hasta el último momento protestaron en contra de la medida del gobierno, y más tarde por el dolor que causaba la mordida del autoritarismo, que esa noche estaba dispuesto a cenarse un buen trozo del imaginario colectivo.

Adiós Perolito y Escarlata, los culebrones de las nueve, El Observador. Ya no importaba si la programación de RCTV era buena o no, o si había gente que se negara a ver televisión nacional. Todos se identificaban con algún personaje de Radio Rochela, se sabían la seña de De boca en boca que patentó Eyla Adrián y conocieron la sonrisa blindada de Nelson Bustamante, la última voz que se escuchó antes de la extinción de RCTV.

A las 11:50 pm, diez minutos antes de que en el máster presionaran el botón que pausaría 53 años de historia, la directiva del canal le pidió al animador de Atrévete a soñar que diera las palabras de despedida. Sin un libreto en mano y tomando el dictado de sus recuerdos, se dirigió a la audiencia: “Venezuela, jamás pierdan las esperanzas. Nos vemos pronto”.

Diez años después, ese “pronto” sigue rodeado de puntos suspensivos. “Jamás en la vida creí que iba a pasar toda una década. Yo pensé que íbamos a estar tres meses fuera del aire, que el gobierno sería sensato y nos dejaría regresar a la pantalla”, recuerda Bustamante vía telefónica desde Miami, en una llamada tan larga como intermitente.

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La señal se iba cada tanto, pero no le molestaba retomar las preguntas una y otra vez. Su buen humor es genuino. “En pantalla jamás debes reflejar que tuviste un mal día. Por eso, durante el cierre de RCTV, no me podía permitir llorar al aire. Lo hice cuando llegué a mi casa. Lloré hasta quedarme dormido. Cuando desperté, la pesadilla continuaba”, apunta quien este sábado estrenará RCTV, 10 años después, un documental con el que palpa las cicatrices que dejó el cierre del canal en la vida de una decena de artistas. El 3 de diciembre de 2017 se confirmó que Bustamante se alzó de nuevo con un premio Emmy por ese audiovisual.

Nelson Bustamante Emmy 2017

María Alejandra Requena, Jalymar Salomón, Michelle Badillo, Érika de la Vega, Camila Canabal, Ramón Castro y Daniel Somaroo son algunos de los talentos que prestaron sus voces al testimonial. “Eduardo Sapene, quien fue vicepresidente de información del canal, me regala una de las frases más poderosas del documental: ‘aquellos que nos quisieron destruir nos multiplicaron, porque ahora se consigue un pedacito de RCTV en cualquier parte del mundo”.

¿Nelson qué?

Bustamante fue parte de ese éxodo de talentos que tuvo que dejar el ego en Maiquetía, y empezar a construir su nombre, sílaba por sílaba, en otras latitudes. Él eligió Miami, la ciudad puerto en la que muchos soñadores desembarcan y otros se quedan encallados.

Tomó la decisión en 2007, un año de contrastes para el comunicador social. En los primeros meses visitó Nicaragua, Guatemala, El Salvador, Honduras, Costa Rica, Argentina y Rusia. “Un día me desperté y le tuve que preguntar a mi productor en qué país estaba. ¡No lo sabía! Me la pasaba montado en un avión. Luego del cierre del canal, todo cambió. En noviembre de ese 2007 yo desperté en un colchón tirado en el piso, en una casa prestada en Miami”.

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Tocó puertas y ventanas para volver a su hábitat natural: un set de televisión. Probó con cinco managers diferentes. Intentó buscar un espacio en las pantallas de Telemundo y Univision, pero nada. “El dolor de no estar en cámara fue un golpe duro, un batazo en la frente. Me preguntaba por qué Chiquinquirá Delgado y Daniel Sarcos sí lo lograron y yo no, si todos tenemos el mismo nivel y la formación. Cada vez que los veía los felicitaba, y me alegraba por ellos. Pero no dejaba de preguntarme qué estaba mal conmigo”.

Para destrancar el juego, Bustamante cambió la manera en la que formulaba su deseo, y le dio más carne a sus expectativas. “Un buen día dejé de querer hacer un programa como Atrévete a soñar, y empecé a querer hacer un canal de TV como Atrévete a soñar. Así nació Motiva Channel”.

La plataforma web es uno de los tantos proyectos a los que actualmente se dedica Bustamante, quien también conduce el programa de entrevistas de personalidad Gente que motiva que transmite Televen en Venezuela.

Un animador que patea duro

A Nelson Bustamante no le importa esperar su turno sentado en la banca, siempre está seguro de que entrará al terreno. Desde chamo jugaba fútbol con sus amigos en un campo de pura tierra. De no ser animador, pudo haber llevado la camiseta de la Vinotinto. Era el “catirito número 9” en uno de los equipos de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), de donde egresó como Comunicador social luego de un fallido intento por estudiar Medicina. “Aunque también quise ser actor”, remata con una carcajada.

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Henrique Lazo jugaba en el bando de los profesores. Fue él quien lo terminó invitando a trabajar como productor en RCTV. Las cámaras no le eran ajenas, creció entre ellas. Nelson es hijo de Beatriz Oropeza, la primera mujer directora de televisión en Venezuela, y sobrino de la periodista Isa Dobles. Cuando no estaba en el set, corría en el campo de juego. El fútbol y la televisión fueron pasiones que pudo conjugar hasta que un codazo lo puso en una encrucijada. “Me abrieron un hueco debajo del ojo. Llegué al canal con unos lentes de sol y mi jefe de ese entonces, Hugo Carregal, me puso a elegir. Me decanté por esta carrera. Si me hubiera dedicado al fútbol hubiese recibido más patadas que en la televisión”.

El ascenso fue inmediato. Entrevistó a las glorias de la música en Sonoclips, domesticó ilusiones en Hay que oír a los niños, recibía cientos de cartas en Atrévete a soñar. Aprendió que la juventud y la fama son ingredientes de un cóctel que emborracha rápido si no se bebe despacio. “El ego me jugó en contra en algunas oportunidades. Pero los mismos amigos con los que jugaba fútbol en aquel campo de tierra me recordaban de dónde venía”.

Sueños XL

Nelson Bustamante ha recibido reconocimientos que jamás hubiera pensado. Hace años se rieron de él cuando dijo que conseguiría un Emmy, y ahora tiene cinco estatuillas por su trabajo con los documentales Por estos pasillos de RCTV, Sueños de Libertad, Doble exilio RCTV, 10 años después. Y apunta al Oscar, sin prisa pero sin pausa. “El proyecto está en papel. En algún momento saldrá de la gaveta. Es una película”.

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Prefiere no dar muchos detalles, pues para él la clave del éxito está en callar. También en el ensayo y el error. “Los fracasos me motivan. Una vez me botaron de una emisora de radio porque no tenía voz de locutor, también me dijeron que no servía para presentador. Muchas veces se me cerraron las puertas, pero no hay que dejar de soñar. Incluso, hoy en día, luego de 10 años trabajando fuera de Venezuela, digo ‘Nelson Bustamante’ y hay gente que no tiene idea de quién soy. Eso no me desanima. Si logré hacerme un nombre cuando era un chamo, lo puedo lograr a los 40 y pico de años”, sentencia.

Saber regresar

Sobre la tumba de RCTV se levantó la cuna de TVes. El gobierno procuraba llegar a una mayor audiencia si se hacía con la señal más poderosa del espectro radioeléctrico, la del canal 2. Los números no fueron los esperados, el mismo presidente Chávez lo aceptó.

El nuevo canal de televisión empezó sus transmisiones con los equipos de RCTV. El gobierno se ahorró una inversión de 60 millones de dólares en aparatos que le pertenecen a la directiva de la antigua administración, como ratificó una sentencia de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos de septiembre de 2015 que ordenaba devolverlos a sus dueños verdaderos. Pero Winston Vallenilla, el mismo que popularizó su grito de “¡Familia!” en Radio Caracas, apretó y ganó. Luego de declararse abiertamente chavista y ser una cara visible en eventos gubernamentales, se convirtió en el presidente de TVes, planta que repite las mismas fórmulas de la televisión comercial que tanto criticaba Chávez, y no muestra su contenido “social” que fue prometido cuando la planta se anunció como “una BBC venezolana”.

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Nelson Bustamante es tajante al momento de hablar de Vallenilla. “Más nunca tuve contacto con él”. La pregunta incómoda es: Si RCTV regresa a su señal original ¿Qué debe pasar con TVes? “Es difícil responder eso cuando los ánimos están tan caldeados. Yo creo mucho en la historia de la gente que ha edificado países en procesos mucho más difíciles que el nuestro. Ese canal le ha dado de comer a trabajadores dignos, ellos no tienen la culpa de lo que hizo Chávez y de cómo nació ese canal. Habría que darle una directiva que respete al público, una directiva diferente a la que tiene ahora”.

No duda ni un segundo en que RCTV volverá a la pantalla aunque, en un ejercicio de autocrítica, reconoce que debe haber cambios. “Mientras siga el régimen que no cree en libertades, que está matando a nuestro jóvenes estudiantes porque piensen diferente; mientras estén ellos, RCTV no va a regresar. Pero el día que volvamos a la pantalla debemos buscar una fórmula que nos permita preocuparnos mucho por el público, menos por el rating y más por los valores que estamos ofreciendo a Venezuela”.

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