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¡No te me pongas Popy, que no hay Juan Corazón!

En un país donde la violencia se vuelve normal y los valores se esfuman en un denso clima de “Sálvese quien pueda”, individualismo y supervivencia, los niños venezolanos parecen estar condenados con pocas –o ninguna– ofertas que les permitan vivir su infancia. No tienen referentes similares a los que tuvo el país en algún momento. Más que apelar a la nostalgia, estas líneas buscan llamar a la reflexión sobre lo que está consumiendo el público infantil, al menos en lo que se refiere al “Made in Venezuela”

Texto: Ángel Ricardo Gómez | Composición fotográfica: Víctor Amaya
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“Tengo un amigo, Juan Corazón / Es un gran amigo, Juan Corazón / No es un payaso, no es un bufón / Es como mi hermano, y así lo quiero yo…”, decía el estribillo de una de las canciones más emblemáticas de un joven de contextura delgada, pelo largo y ensortijado, siempre risueño y con un corazón pintado en su ojo izquierdo. Él aparecía en la escena venezolana a finales de los 80, de la mano del productor argentino Víctor Daniel. Conquistó el corazón de muchos niños.

Era uno de los personajes infantiles venezolanos de la época. La televisión tenía en su grilla de programación a los niños, como una de sus prioridades. ¿Ocurre lo mismo hoy? ¿Hay personajes infantiles hechos en Venezuela? ¿Qué consumen los niños venezolanos de hoy, además de cadenas presidenciales? Personajes infantiles de ayer y de hoy, intentan responder algunas de estas interrogantes.

Rafael Monsalve es el actor que dio vida a Juan Corazón. Dice que lo que lo distinguía era ser percibido por los niños como “un amigo que cantaba y bailaba para ellos”. “Recuerdos tengo muchos y muy gratos: el primer concierto en el Teatro La Campiña, donde por primera vez escuché cómo, a sala llena, gritaban el nombre de Juan Corazón y luego cómo coreaban las canciones aprendidas gracias a la cuña de Radio Caracas Televisión (RCTV)… recuerdo las giras, los ensayos, mi ballet…”.

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Cuando aparece Juan Corazón, ya estaba en la palestra Popy, un payaso encarnado por Diony López desde principios de la década de los 70. Mucho se habló de una rivalidad entre uno y otro, pero Monsalve lo desmiente. “Siempre dijeron que yo era la competencia de Popy, pero no era así. Yo simplemente era otra alternativa y con un estilo diferente. Además yo no era payaso, era un cantante para niños. Para ese momento sólo estaba él; antes, Togolo, con el que crecí, y Cepillín, el mexicano que admiré siempre”, comenta el otrora Juan Corazón.

Monsalve insiste —y lo hizo desde que Víctor Daniel le propuso convertirse en figura infantil— en que no era un payaso. Sostiene que su propuesta era diferente, “no hablaba de manera exagerada, no tenía expresiones sobreactuadas ni era torpe al caminar, era más ‘real’ y por lo tanto más cercano”, afirma. Con temas como “El gordo y el flaco”, “La motoneta”, “Concentrarse”, “Rojo, amarillo, verde” y “El pequeño Tom”, Juan Corazón logró colarse entre las preferencias del público infantil y cantar en escenarios que iban desde la Concha Acústica del Parque del Este, pasando por alguna fiesta privada en el Country Club, hasta el Poliedro de Caracas, por cierto, junto a Popy y Federrico, del mexicano Carlos Villagrán. Pero también llegó a escenarios extranjeros como Panamá, Aruba, Curazao, Nueva York, Puerto Rico…

Mas un día todo acabó. Comenzaron las diferencias entre productor y artista, y Juan Corazón pasó a ser sencillamente un recuerdo. “Llegó el momento en que veíamos al personaje desde perspectivas diferentes y comenzaron los desacuerdos. Debía mantenerme según contrato, tres años más trabajando para él, pero demandé por incumplimiento, gané el litigio y ahí terminó la historia”.

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Otra experiencia… ¡Bomba!

Raúl González fue conductor junto a Merci Mayorca de los programas infantiles Chamokrópolis por Televen (1989) y Superkrópolis por RCTV (1991). Eran los tiempos de Nubeluz (1996), franquicia peruana que se instaló en la televisión venezolana con “Las dalinas”, Scarlet Ortiz, Gaby Espino y Concetta Lo Dolce; y de El club de los tigritos (1994), conducido por Wanda D’Isidoro y Jalimar Salomón, acompañadas de un nutrido elenco de niños. ¿Y cómo olvidar a Contesta por Tío Simón que transmitía en los 80 el canal del Estado – ¡sí, el canal del Estado!—Venezolana de Televisión (VTV)?

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Raúl González recuerda su época en la televisión venezolana con mucha emoción. “¡Fue la maximización de mi primer sueño! El primer proyecto hecho realidad. La primera parte de la cosecha. El comienzo del camino”, comenta vía electrónica desde Estados Unidos, donde está radicado.

El animador agrega que aquellos programas eran “el espacio, el espejo, el rincón de todos los chamos. Tarde a tarde nos reuníamos para alzar la voz, jugar, aprender y pasarlo… ¡¡¡BOOOOMBA!!!”, exclama con el “grito de guerra” de aquel programa.

Al igual que Monsalve, descarta que fuese la competencia de Popy; Juan Corazón o las payasitas Ni fú ni fá, figuras infantiles de aquellos tiempos. “Para mí, todos fueron maestros. De cada uno aprendí, pues trabajé con ellos antes de llevar a cabo mi propio proyecto. Como esponja, absorbí todo lo bueno de ellos y decidí encaminarme a marcar la diferencia”. Una diferencia que estaba por ejemplo, en su rostro: “Fuimos los primeros que salimos sin pintarnos la cara. Nos mostramos como personas reales. Como amigos”.

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Con su exposición en la televisión venezolana alcanzó fama y notoriedad, editó discos, realizó giras, pero era hora de cerrar un ciclo y en 1994 decide salir del país para probar suerte en Estados Unidos. “Sabía que en algún momento el ciclo se iba cumplir, se iba a cerrar. Los personajes y figuras infantiles ‘reales’, los no animados, tienen fecha de vencimiento. No quería quedarme estancado. Había que evolucionar. El que no crece se muere”, explica quien luego de 13 años con la cadena Univisión, acaba de firmar con Telemundo como animador y productor de programas de variedades.

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Los referentes de ahora

A la pregunta, ¿quién o quiénes son los personajes infantiles de los niños de hoy?, Rafael Monsalve responde: “En Venezuela hay una gran cantidad de artistas jóvenes que tienen mucho talento, pero no han tenido la suerte de ‘pegar’ o llegar a la televisión y, definitivamente, no hay los nichos apropiados para ellos”. Y añade: “Pareciera que a los productores o canales les parece que los personajes infantiles no tienen la importancia o no pueden ofrecer la ganancia suficiente como para invertir en ellos o en eso y es muy lamentable que sea así”.

A la misma pregunta, Raúl González responde: “No creo que exista alguno como los que nombré anteriormente. Los medios, el mundo digital, los videojuegos, la tecnología, las redes sociales han llevado a los niños a otro nivel”. Pero sí hay excepciones. Un rápido vuelo por la grilla de programación de algunos canales da cuenta de espacios como Geniales por Canal i, conducido por Virmar Nieto y Víctor Saravia; Consentidos estrellas, por Televen, que cuenta con 10 minireporteros y animadores junto a Osman Aray y Vanessa Silva; Atómico, por Venevisión, que tiene un staff de conductores variable. TVes, el canal de variedades del Estado, estrenó hace un año Activa tu recreo, conducido por Alejandra Rodríguez, Alex Krieg, Frankchesco Martínez, Grecia García, Luisorlan Lárez y Kayla Martínez, entre otros.

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Fuera del ámbito televisivo, hay figuras que históricamente vienen trabajando con niños como el cuentacuentos Armando Quintero, fundador de Los cuentos de la vaca azul, Edgar Ojeda, quien se hace llamar cantacuentos, o Linsabel Noguera con La Rana Encantada. Artistas como Andrea Paola y Jorge Torres impulsan iniciativas como Mi juguete es canción, un concierto de niños para niños, y la productora Lorena Rodríguez Morales y la plataforma de solistas Piso 1 producen desde 2011 una revista musical infantil llamada Ponteporonte; ambas iniciativas nutridas con música y cultura tradicional venezolana.

Popy

Pepo Lamberti, de la banda Andreazulado, intenta hacerse un nombre como figura infantil en la actualidad. Cuenta que todo comenzó por casualidad. “En el colegio de mi hija no tenían profesor de música. La directora conocía mi trayectoria y me preguntó si conocía a alguien que diera clases, y resulta que ese alguien terminé siendo yo… Los personajes que me inspiraron fueron mis hijos Agatha y Juan Pablo y los casi 600 alumnos que tengo en Lechería”.

En su página web, www.cantandoconpepo.com, están las canciones que ha compuesto y ya ha tenido algunas presentaciones de su trabajo. No tiene la televisión a su favor, pero cuenta con las redes sociales @cantandoconpepo. “Me he dado cuenta de que tengo una gran responsabilidad con los niños que me han conocido. La conexión que se crea cuando estoy en un concierto o en la misma clase ‘La hora musical’, es mágica. Ellos son unas esponjitas y nosotros —papás, maestros— somos un modelo a seguir, por eso tenemos en nuestras manos un gran tesoro”, afirma el artista, quien cree que su toque distintivo está en su visión del trabajo para niños, “soy un niño más, disfruto mucho lo que hago, es muy sincero y divertido”.

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Infancia feliz, futuro exitoso

Como en La vida es bella (1997) de Benigni, toca a muchos padres venezolanos en la actualidad tratar de maquillar la realidad para que los niños puedan disfrutar de su infancia, jugar, imaginar… No obstante, es inevitable verlos junto a sus padres en largas colas para conseguir alimentos o medicinas, corriendo asustados cuando la policía intenta retomar el orden en una de estas colas y hasta buscando restos de comida entre los desechos.

Rafael Monsalve opina que personajes infantiles como Popy, Juan Corazón, las payasitas Ni fú ni fa o Raúl y Merci “son alternativas que permiten disfrutar de una infancia sana, divertida y feliz, incentivando valores, respeto, imaginación, recreación, participación y sana competencia”.

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Raúl González, por su parte, siente que este tipo de personajes representan una etapa clave de la niñez: la inocencia, los primeros años de aprendizaje. “Todos escribíamos y cantábamos canciones que llevaban un mensaje. Fuimos las primeras notas musicales que los niños recibieron en su vida. Se necesitan figuras, símbolos, íconos”. Pepo Lamberti cree sencillamente que “los niños tienen derecho a ser felices y mientras más variedad, mayor será su creatividad”. “Todo lo que haga sonreír a un niño es importante. Una infancia feliz conlleva a un futuro exitoso”, canta la esperanza.

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