Opinión

País en stand-by y paciente terminal

Las absurdas excusas de la guerra económica y el imperialismo han puesto en modo de espera las verdaderas soluciones para la reactivación del aparato productivo. Venezuela está a la expectativa de la llegada de una ayuda humanitaria y no hay forma de que las autoridades reaccionen ante la urgencia

Fotografía: CDN
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En las dos esquinas de la calle donde habita, según fuentes, la Presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE) hay un grafiti pintado en una pared. Dice: “Tibisay haz tu trabajo”. No es la manera más idónea de exigirle responsabilidad a un funcionario público pero por lo menos es una expresión más de la frustración que sentimos los venezolanos ante su inacción de dar a conocer las fechas del referéndum revocatorio. Cuando pareciera que nuestros funcionarios públicos solo viven en una Venezuela hecha para Venezolana de Televisión (VTV), es difícil lograr que vean la realidad.

El referéndum está como los aparatos electrónicos cuando están en stand-by. En este modo, se encuentran conectado a la espera de recibir órdenes. Consumen energía pero no cumplen su función principal hasta que no se activen. Así está todo el país, de hecho. Amazonas todavía espera tener una representación de delegados en la Asamblea Nacional (AN). Táchira espera que le vuelvan a abrir la frontera, Nueva Esparta espera por agua, y Miranda y Distrito Capital aguardan por un plan de seguridad que evite los cientos de muertos semanales que paran en las neveras o no de la morgue. Todos los estados están en stand-by por progreso, dignidad y paz.

Las absurdas excusas de la guerra económica y el imperialismo han puesto en modo de espera las verdaderas soluciones para la reactivación del aparato productivo. Venezuela está a la expectativa de la llegada de una ayuda humanitaria, exhortada por la Organización de Naciones Unidas (ONU), que no termina de concretarse porque el Gobierno miente al decir que aquí hay comida para alimentar a tres países. Mientras tanto, como escribió Orwell en la novela 1984, el estómago del venezolano “se rebela con la sensación de que se le ha hecho trampa, privándolo de algo a lo que tiene derecho”. Es miserable observar que mientras el mundo moderno busca Pokemones en las calles, el venezolano busca qué comer entre la basura.

Venezuela en modo de espera no es un país sino un paciente terminal. El empeño en continuar la implementación de preceptos marxistas fallidos, a la espera de un Socialismo del Siglo XXI, que claramente no llegará, coloca el bienestar de todos los venezolanos en un abismo. ¿Cuántos muertos debemos esperar en este 2016 para que haya un cambio de política? ¿Cuánta hambre? ¿Cuánta pobreza? ¿Cuánto éxodo? ¿Cuántos sueños sin cumplir?

A la Tibisay Lucena le decimos, como ese grafiti en la pared, “haz tu trabajo”. Qué se active el referéndum revocatorio, por un cambio de mandatario, de modelo económico y de vida. Quiéralo o no la lenta señora, Venezuela no puede permanecer en modo stand-by un día más.

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