Ciudad

Parque Central: desidia que terminó en quemazón

Para algunos vecinos el incendio de Parque Central era algo inminente. Lo esperaban. Desde sus cimientes, el complejo que hacía enorgullecer a Caracas se desportilla y chamusca mientras la indolencia de las autoridades de Caracas ven pasar la desidia, basura, filtraciones y chispas

Fotografía: Eduardo Puyana
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Este complejo urbanístico da la sensación de ser una ciudad dentro de otra. Caminarlo de punta a punta resulta impactante, incluso complicado de entender de acuerdo a su arquitectura. Definitivamente, Parque Central es un lugar particular. Curioso.

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Además de funcionar como desarrollo habitacional, el diseño del arquitecto Daniel Fernández-Shaw integra museos, locales comerciales, áreas financieras y recreacionales lo que lo hizo ser el desarrollo urbano más importante de la región luego de su inauguración en 1973.

El complejo consta de 8 edificios: Tacagua, Caroata, Catuche, Tajamar, San Martín, El Tejar, Mohedano y Anauco. Tienen 44 pisos para uso residencial cada uno con 317 apartamentos. Se le suman tres pisos comerciales a nivel de la calle y dos torres gemelas financieras, que llegaron a ser las más altas de toda Latinoamérica hasta ser superadas por la Torre Mayor de Ciudad de México y en 2013 por la Gran Torre Santiago del complejo Costanera Center de Santiago de Chile. Poco después, el edificio residencial Anauco pasó a manos de la cadena hotelera Hilton y, actualmente, forma parte de los hoteles Venetur.

La realidad es completamente distinta a lo planteado en los planos de Fernández-Shaw. La miseria reina en el lugar y la basura brota desde sus entrañas. Quien lo visita, encuentra en sus extensos pasillos y fuentes con grandes cantidades de basura, bajantes obstruidos, óxido, filtraciones e incluso zonas inhabilitadas debido al pésimo mantenimiento que se le ha dado. Una construcción de vanguardia nunca antes vista como lo fue Parque Central es considerada un elefante blanco que mancha el pasado dorado de la ciudad.

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La ambición no logró perdurar en el tiempo y cada día pierde más su valor. Elvira Perez, residente desde 1976 en el edificio San Martín, expresa decepcionantes situaciones que han flagelado su tranquilidad durante años y, sobre todo, en las últimas semanas:

“La situación aquí es realmente una locura. Varios vecinos no hemos recibido nuestras facturas de condominio desde hace tiempo y algunos ni siquiera están pagando. Hemos llegado al punto en el que muchos desconocemos quienes se encargan de este tema. Los servicios básicos no son constantes. A veces nos quedamos sin agua y esta semana tampoco tenemos gas. Al parecer, alguien robó partes de la tubería principal y PDVSA —los responsables del funcionamiento del servicio— no toman cartas en el asunto. Dicen que otra empresa se ocupa de inspeccionar y realizar las reparaciones mientras ellos solo se encargan de facturación y cobranza del servicio”.

También comentó que se siente insegura incluso en su propio piso al no conocer a sus vecinos. En los últimos años, varias familias han invadido oficinas comerciales y apartamentos en distintas torres. “Esto es como si entraras a un hotel, siempre es gente distinta, desconocida. Solo conozco a dos personas en mi piso”.

Elvira, sin embargo, comenta que aun disfruta de caminar por las áreas internas del complejo pero lamenta que “desaparezcan” las plantas del paisajismo. Ella se siente caraqueña y su Caracas supone recorrerla incluso en una ciudad escondida y perdida.

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