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Patricio Silva, volando alto en la animación

A mediados de abril, Patricio Silva, un estudiante de 20 años, deslumbró en los estudios de animación más importantes del mundo en los Premios de Animación Juvenil de Walt Disney (TAFI 2017) con su cortometraje Paper Plane. Apenas en el comienzo de lo que parece un futuro prometedor

Fotografía de Portada: Cortesía Patricio Silva | Fotos internas: Harold Escalona/ Patricio Silva
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Tiene una sonrisa tímida y un semblante tranquilo. Detrás de su apariencia de joven promedio, se esconde una mente creativa brillante. A los 20 años de edad Patricio Silva sorprendió a los grandes de la industria de la animación a finales del mes de abril. Entre cientos de jóvenes de todo el mundo, él fue el único venezolano seleccionado en los Premios de Animación Juvenil de Walt Disney (TAFI 2017) y el único latinoamericano en ser galardonado en la ceremonia como el “Favorito de los miembros del jurado”.

Nada ha sido casualidad. Creció viendo las películas del gigante animado Disney. Desde muy pequeño sentía fascinación por los mundos detrás de las historias que veía en el cine o en su televisor. Poco a poco lo entendió: esto era lo que quería hacer. Poder darles vida a personajes, historias y mundos que se encontraban en su imaginación. Entregarse a su creatividad. Silva, todavía un niño, comenzó a indagar en cómo podía hacerlo, cómo podía replicar lo que veía en los filmes que amaba. Tutoriales y cursos por internet fueron sus maestros. Se hizo un autodidacta. Lo que sabe lo ha trabajado con constancia desde su propia pantalla. Uno que otro curso nutre sus capacidades. Su talento lo distingue.
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Estudia Comunicación Social en la Universidad Monteávila y Diseño Gráfico en el Instituto de Diseño Darias. Ha descubierto afinidad también por la fotografía. “Me gusta mucho la parte editorial, pero también la parte de empaques, la de imagen corporativa”, explica. No obstante, su entusiasmo se mantiene en el mundo del cine, el que desata a través de proyectos personales, en su tiempo libre. Entiende que para poder alcanzar sus aspiraciones artísticas debe trabajarlo poco a poco. También la suerte ha aparecido en su camino.
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En enero de este año el caraqueño descubrió la convocatoria para participar en los Premios de Animación Juvenil de Walt Disney. A partir del primer mes del año y hasta marzo, jóvenes alrededor del globo podrían enviar cortos de 3 minutos en donde demostraran sus capacidades en el mundo de la animación. “Yo no sabía usar el programa en el que te pedían enviar el corto”, confiesa Silva con una risa algo nerviosa. Nuevamente los tutoriales de YouTube hicieron de las suyas y con una idea trabajada anteriormente, nació Paper plane o Avión de papel, como se traduce al español. Lo envió el último día de la convocatoria.
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El corto cuenta la historia de un pequeño avioncito de papel que quiere explorar el mundo, lejos del cuarto donde vive. Por cuestiones del destino logra emprender su sueño y viajar por distintas partes del planeta; luego, la realidad, y algunos factores naturales que juegan en su contra, lo llevan a descubrir nuevas formas de poder seguir sus sueños. “Lo chévere de la animación es poder darle vida a objetos inanimados. Tuve la idea de hacerlo sobre un avión de papel. ¿Por qué? Primero, porque los aviones de papel son sencillos de hacer en animación, y como mi fuerte no son los personajes animados, me fui por un camino más sencillo. Segundo, un avión de papel puede suspenderse en el aire y es frágil. Iba bien con la historia que quería hacer”, detalla Silva.
El joven animador también emprendió vuelo. Aunque por poco no lo logra. “Me mandaron un correo y me avisaron que había quedado. Al principio mis papás me decían que si ellos me podían enviar el premio a la casa, porque viajar a Estados Unidos estaba complicado. Mi hermana fue la única que decía que yo tenía que ir a recibirlo, que era una oportunidad única. Fue una locura porque volvieron a avisarme una semana antes y tuvimos que mover cielo y tierra para logar tener pasajes, estadías y demás. Pero lo logré”. San Francisco, ciudad donde se realizó la ceremonia, lo recibió con los brazos abiertos.
“El feedback que recibí fue súper chévere. Era parte del festival; podías mostrar tu trabajo a tres directores de arte. Escogías tres horarios y no sabías realmente quién iba a revisar tu portafolio. Tuve la suerte de que me tocaron el Director de Arte de Dreamworks, un artista de Disney y otro de Pixar”, cuenta Silva. Al ser el único venezolano seleccionado y el único latinoamericano presente, los encargados del festival buscaron que el joven tuviera la mejor experiencia posible. “Estaban sorprendidos de mi trabajo, pero sobre todo de que viniera de Venezuela. El primero me dijo asombrado que no sabía que en Venezuela había academias de animación. Y yo le dije que en verdad no existían, que yo aprendí solo y eso les sorprendió muchísimo”, recuerda el estudiante.
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Así se codeó con los grandes de la industria de la animación. Profesionales como David Pasquale, Peter Emmerich, Jordan Koch, Christopher Lam, Nakita Taranduke le ofrecieron recomendaciones para mejorar como artista. Conoció incluso a Robb Denovan, director de Pixar Animation Studios, quien presentó los premios. “El de Dreamworks habló con mi mamá, quien me acompañó a la premiación, y aunque ella no entiende nada de inglés, dedujimos que le decía que me apoyara, que tenía talento, que había nacido para hacer esto”.
Despliega las alas
“Aquí en Venezuela siempre busco la manera de llegar al tope de lo que puedo hacer. No se trata solo de hacer cursos de animación sino de nutrirme en otras áreas. Quiero hacer un diplomado en la Escuela Nacional de Cine, quiero graduarme de Comunicador Social, seguir trabajando”, desliza el muchacho. Sus pasos para el futuro son claros: quiere poner de su parte para mejorar el cine venezolano. Poder impulsar el mundo de la animación del país. No descarta más estudios en el extranjero. “Me quiero ir para hacer postgrados y un máster para afianzar mis conocimientos en Animación. Me gustaría contar con alguien que me diga realmente en qué cosas tengo que mejorar. Cuando uno es autodidacta uno sigue sus propias reglas y quiero mejorar mi técnica”, apunta.
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Entretanto, busca apoyar a quienes, como él, sueñan con mundos imaginarios hechos realidad. “A raíz del premio que me dieron en Disney y la cobertura que obtuve descubrí que aquí hay muchísima gente que está interesada en el mundo de la Animación. Me escribe mucha gente pidiéndome consejos, que les revise sus trabajos y así…pero yo no soy profesor. Hace falta gente que ayude a otros a mejorar y adentrarse al mundo de la animación”, asegura.
Por lo pronto, seguirá impulsando su pasión. Comenzó a producir unos videos de YouTube en los que le ofrece respuestas a quienes desean aprender. Esto apenas es el principio. Todavía queda camino por recorrer. “Me di cuenta que más allá de tu carrera, lo importante es nutrir tu portafolio. El empeño, el talento y el trabajo son básicos. Es importante tener las bases claras y de ahí en adelante trabajar”, concluye.]]>

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