Energía

PetroCaribe, trueque por miseria y simpatías

De los catorce países que forman parte del crisol PetroCaribe solo 4 han empezado a sufragar a Venezuela sus pingües deudas —una pizquita. Mientras tanto siguen recibiendo miles de barriles de petróleo que truecan por caraotas, papel toilette o vaquillas

Infografías: Erich Gordon
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La sofisticación del trueque no había conseguido tal refinamiento hasta la creación de PetroCaribe en 2005. Una añagaza más del difunto presidente que hoy cumple dos años de haber abandonado su roja corporeidad. En los anales de la inocencia quedaron las perlas cariñas por espejos castellanos en tiempos de encuentro o descubrimiento —depende de quién blanda la lupa: para los más extremistas y chavistas —que es lo mismo—mejor “resistencia indígena”. El acuerdo entre países que se bañan con las aguas del mar Caribe establece y acaso dictamina que parte de la gruesa factura petrolera puede pagarse con productos, servicios y demás chucherías. El sonido chin chin hizo mutis entre papeles, cartapacios y barcos cargueros —¿que no bucaneros? —. O sea: Venezuela manda miles de barriles de crudo diario a cambio de arroz, asesorías deportivas, café, vacas y, recientemente, papel toilette, entre otros muchos. Como colofón del desatino comercial, los préstamos que extiende con magnanimidad Petróleos de Venezuela se entienden como créditos concesionales a 25 años de plazo con dos años de gracia mediante. La tasa, como seda, suave 2% anual.

PetroCaribe, cuyo machacón slogan es “Energía para la unión”, pese a que sus detractores lo mientan “chequera petrolera”, teje las epónimas consanguinidades económicas entre las catorce naciones que lo conforman: Antigua y Barbuda, Bahamas, Belice, Dominica, Granada, Guatemala, Guayana, Haití, Honduras, Jamaica, Nicaragua, República Dominicana, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y Las Granadinas, Santa Lucía, Surinam y Venezuela. No obstante, solo cuatro han cumplido, aunque solo en migajas, con sus deudas: Jamaica, República Dominicana, Nicaragua y Guyana. Las últimas cifras y guarismos publicados por PDVSA, 2013, denotan que la “patria, patria, querida” exportó 377.000 barriles y a cambio recibió: arroz, azúcar, café, caraotas, vaquillas, entre otros.

En la primera semana de marzo, el delfín Nicolás, en su discurso de la XI Cumbre extraordinaria de jefes de Estado y de Gobierno de Petrocaribe, se despatarró en ditirambos. Según él, el plan del comandante de Sabaneta: «Se nos ha convertido en un proyecto de prosperidad, desarrollo y estabilidad integradora». Por eso debe continuar, lo jura. Como para coronar con más brillos de zircones, falsas piedras y zalamería dijo: “Tenemos que apuntar a la ecuación integral de Petrocaribe, de todos los pertenecientes a nuestra organización, incorporar la ejecución de proyectos de energía alternativa, en las que ya se viene trabajando (energía solar, generada por el viento y el plan de bombillos ahorradores) y vamos a discutirlas”.

Sin embargo, la situación para algunos expertos es más que alarmante, amén de que apremia que los morosos cancelen sus compromisos. El periódico financiero El Interés reseña en el artículo, “¿Cuál es el alcance real del Convenio Cambiario 32”, “actualmente el suministro es de 250.000 barriles diarios, aproximadamente, lo cual no representa ni 9% de producción total reportada por el gobierno a la Organización de Países Exportadores de Petróleo, correspondientes al cierre del primer semestre de 2014”.

He aquí los países que le pagan a Venezuela con trueque mientras sus facturas se abigarran de verdes y verdes dólares.

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