Política

En la ONU: ¿Por qué no te callas Luisa Ortega Díaz ?

Es lamentable que la Fiscal General, Luisa Ortega Díaz, le haya mandado a cerrar la boca al profesor en derechos humanos Olivier de Frouville. Él manifestó haberse quedado “boquiabierto cuando escuchó sobre jueces detenidos y torturados en Venezuela”. La única que ha debido permanecer callada ante la vileza de todas sus mentiras es la propia Fiscal

Composición fotográfica: Mercedes Rojas Páez-Pumar
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El impasse se dio en el Comité de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas donde Venezuela (ONU) reunido en Ginebra, Suiza. Por fin después de 15 años de ausencia, Ortega presentaba su informe sobre los avances del país en materia de derechos civiles y políticos ante una comisión. Los miembros estaban sorprendidos por las declaraciones descaradas de los funcionarios del gobierno de Nicolás Maduro. Cuando la Fiscal General comienza su discurso estableciendo claramente que en Venezuela hay una independencia plena de los poderes públicos.

¿Cómo puede la Fiscal decir que en Venezuela el derecho a la vida es inviolable y sagrado cuando solo en el 2014 hubo una tasa de 24.980 personas fallecidas de manera violenta? ¿Está consciente de que Venezuela es el segundo país con más homicidios en el mundo? Aparentemente lo ignora. “Es deber del Estado proteger la vida en cualquier circunstancia”, afirmó sin ton ni son ante el Comité de la ONU. Si eso es así, señora Fiscal, déjeme decirle que el Estado ha sido bien “maleta” en dicha materia. 20 planes de seguridad desde 1999 así lo confirman. Pero, como ella misma dijo, la Gran Misión A Toda Vida Venezuela es la respuesta a la criminalidad. También lo son poner cinco payasitas en las plazas.

Sorprende que Luisa Ortega haya utilizado dicha tribuna para anunciar que se han desmantelado bandas delictivas armadas que, según ella, “nada tienen que ver con colectivos discriminados de una manera racista y clasista”. Porque como se comprobó con el caso de Francisco Ameliach, cuando el Tribunal Supremo de Justicia desestimó la denuncia en su contra por ordenar a prepararse para el contraataque fulminante, los colectivos y las Unidades de Batalla Bolívar son Los Cariñositos.

“En Venezuela la libertad de expresión y opinión son derechos sin que pueda contraerse contra ellos censura alguna”, también expresó ante el Comité. Un detallito hubiera sido mencionar que Iván Simonovis, por solo nombrar a un ejemplo, tiene prohibición de dar declaraciones y utilizar sus redes sociales. Se enorgulleció al decir que en Venezuela se garantiza la celeridad procesal amén de que hay un gran avance en los derechos de los grupos vulnerables, como el de las como mujeres. La torturada jueza María Afiuni espera sentencia desde el 2009, pero en eso la señora de las mechas amarillo neón hizo mutis.

De la misma manera, la Fiscal mencionó que los privados de libertad tienen derecho a comunicarse con sus abogados, familiares y amigos, aunque el Twitter de Patricia de Ceballos y el Instagram de Lilian Tintori prueben todo lo contrario. Incluso, los presos en Venezuela, afirmó, gozan del derecho de recreación entre otros. Hubiera sido genial que trajera a colación su famosa intervención del 18 de julio de 2014 cuando aseguró que el líder opositor Leopoldo López tiene en su celda una poltrona y dos periquitos en ese hotel cinco estrellas llamado Ramo Verde.

Pero nada en su intervención pudo preparar al Comité de Derechos Humanos cuando Díaz dijo: “en Venezuela es cotidiano que se realicen manifestaciones públicas. Esto es parte de nuestro pluralismo político y de la diversidad ideológica”. Una joyita que deja boquiabierto a todo aquel paisano que ha sido apuntado por un guardia nacional con un fusil, rociado con agua de la ballena o tragado “gas del bueno” en las ínfimas zonas perimetrales donde se ha permitido a una inmensa mayoría de la población manifestar por sus derechos civiles y políticos. ¿Pluralismo político? ¡Qué descaro!

“Espero con esto cerrarle la boca”, le dijo irrespetuosamente a Frouville cuando le aseguró que la jueza Afiuni no había sido ni torturada ni violada. Pero con la intervención de quien quizás sea la persona que menos defiende los derechos humanos en Venezuela, queda claro que la única que debe cerrar la boca es a ella.

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