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No me calo más a Maduro

Un mensaje con nombre y apellido al vicepresidente Aristóbulo Istúriz, para que entienda que exigir un revocatorio, como manda la ley, para revocar a un mal Gobierno y a su Presidente, no es cuestión de meros gustos

Fotografía: AP
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Aunque es poco lo que me sorprenda sobre quienes se atornillaron en el poder para implantar una ideología absurda en vez de un gobierno digno, me impresiona cómo todavía tienen la audacia para sacar a relucir argumentos mentecatos en contra de quienes consideran su “enemigo interno”. Para muestra de un botón, las últimas palabras del vicepresidente Aristóbulo Istúriz. En un acto televisado llamado, para más colmo, “Encuentro de Justicia, Reparación y Paz”, declaró que quienes pedimos se nos conceda la opción de revocar a Nicolás Maduro de sus funciones, como lo establece la Constitución, lo hacemos “porque no [nos] gusta” Nicolás Maduro.

Para alguien que ocupa el segundo cargo más importante de la República esto es caer bajo. Tan deslastrado está de la realidad que piensa que el referéndum revocatorio es una mera malacrianza popular. Peor es su remate: “Si no te gusta  [Maduro], te lo calas”. Como si la política se tratase de soportar a un mal marido que le pega a su mujer; o a una suegra metiche que le dice a su nuera cómo es que le tiene que cocinar las arepas a su hijo; o a un vecino amotinado que no abre la llave de paso del agua porque se amotinó con el vecino del piso 3.

Pobre Aristóbulo Istúriz, pensar que todo esto es porque no nos gusta Nicolás. Como esto fuese una afeitada de bigote y presto. No, Vicepresidente. Esto no es si me gusta o no me gusta algo. Y para “calarme” algo, ya tengo suficiente con mi día a día gracias a un Socialismo del Siglo XXI, que hasta ustedes claman no ha ni llegado a la pista del Aeropuerto Internacional Simón Bolívar.

Si la cosa es de gustos, Vicepresidente, a mí no me gusta canjear un cheque de tres mil bolívares en un banco y salir con un sobre que tiene mil quinientos billetes en moneda de 2 bolívares porque eso fue lo que tenía la cajera para darme ese día. Pero me lo calo. A mí no me gusta tener que volver al banco horas después porque ambos sabemos que con tres mil bolívares yo solo llego al desayuno y un tentempié hasta el almuerzo. Y me lo calo.

Tampoco me gusta tener que ir a una farmacia y poner mi dedo en un capta huellas cuando yo lo que quiero es un anti flatulento. Y eso, si hay anti flatulentos. No me gusta pero, si de ser mi día según mi cédula, yo tengo gases, recorro siete farmacias, para ver si por casualidad todavía existe aquella pastilla que con gusto se promocionaba en los canales de televisión que antes de las cadenas e intromisión de su Gobierno veía. No me gusta cuando me dicen que ha desaparecido del mercado. Tampoco me gusta la pastilla genérica, pero si la consigo me la tomo. Y si no la consigo, el dolor de barriga me lo calo.

A mí no me gusta, Vicepresidente, tener que recurrir a un gestor para ver si puedo sacarme un pasaporte, o una cédula o cualquier documento que por ciudadanía me pertenece, pero al gestor, su tiempo de entrega y sus honorarios me someto. Es cierto, los canales para hacerlo por mis propios métodos están abiertos. Pero si el Gobierno solo trabaja lunes y martes porque aquí se robaron todos los reales y se fue la luz, ¿qué hago Vicepresidente? Me lo calo.

A mí no me gusta que el agua que sale de mi nevera sepa a tierra. Capitalista, oligarca y sifrino que tengo una nevera, ¿no? Ni sé para qué. Entre los apagones y la falta de agua por mala administración de su Gobierno, la putrefacción y la suciedad me la calo. De Internet ni se diga, yo que pasé en tres meses de pospago a prepago a ni tener teléfono. ¿Hay un ministerio entre toda esa chorrera de ministerios que tienen que responda por las víctimas de robos de celulares? Dios me libre que me vuelvan a secuestrar, Vicepresidente. Ya voy por dos y no quiero un tercero. ¿Sabe que no les gusta a los secuestradores venezolanos, señor Istúriz? Bolívares.

La verdad es que no soy fan de que el nombre de mi país, Venezuela, que adoro, esté acompañado en cada artículo de prensa con palabras como “corrupción”, “narco sobrinos”, “escasez”, “desgobierno” y “dictadorzuelo”. No me gusta que las maletas de los venezolanos que se van estén llenas de lágrimas y las de quienes regresen de medicinas. No me gusta vivir en un control de cambio, ni en miseria, ni limitado en mis calles. No me gusta la cárcel en la que se ha convertido mi vida desde que se impuso esta Revolución.

Así que créame, vicepresidente Istúriz. El referéndum revocatorio no es porque no nos gusta Nicolás Maduro. ¡Es porque no nos podemos seguir calando esta vaina! 

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