Sociedad

Madrugar por agua: los ritmos de Hidrocapital

Despertar en la mañana, cepillarse los dientes, desayunar, tomar un baño y salir al trabajo suena como la rutina de un día común; sin embargo, en Caracas ya es cosa del pasado. La falta de agua caracteriza a la capital. Por eso, muchos caraqueños han tenido que modificar drásticamente sus hábitos y horarios de sueño

TEXTO: VALENTINA GIL | FOTOGRAFÍAS: DANIEL HERNÁNDEZ/AGENCIAS
Publicidad

Cuando las tuberías empiezan a sonar a las 4:30 AM, en la casa de Valentina Aparicio todos corren apurados para recoger agua. No cuentan con mucho tiempo. El servicio dura hasta las 6:00 de la mañana. Solo tienen una hora y media para llenar todos los envases, lavar los platos sucios acumulados y bañarse. “Tenemos un operativo cuando llega el agua en las mañanas. Somos tres, así que para hacer todo uno lava, otro se encarga de los potes y otro se baña. Nos vamos turnando”, cuenta Valentina. Todo tiene que estar listo antes de que ella y su mamá salgan a trabajar.

La familia Aparicio vive en Coche, en el municipio Libertador de Caracas. Para ellos, el racionamiento no es algo nuevo. Llevan casi cuatro años viviendo con la falta de agua, solo que durante 2018 la crisis se agudizó por su zona. En un principio, quitaban el servicio los días lunes y jueves. Después, el racionamiento ocurría durante cuatro días. Actualmente, el líquido llega esporádicamente y los avisos de Hidrocapital brillan por su ausencia.

VG cita 5

El ministro de Ecosocialismo y Aguas, Ramón Velázquez, ha explicado que los problemas en los embalses han afectado la distribución de agua en 30% para los habitantes de Caracas, 50% para la zona de los Altos Mirandinos y 70% en la capacidad de suministro para los Valles del Tuy. Sin contar que nada más en cuatro semanas, Hidrocapital detectó 7 mil averías en la capital, en especial de fugas de agua potable, según informó en la misma ocasión, en junio, el presidente de la empresa, Eddinson Torrealba, cuando culpó a la sequía, a Estados Unidos y a la propia complejidad del sistema. Velasquez afirmó en mayo que con la llegada de las lluvias en junio se normalizarían los embalses que surten a la ciudad, como reporta la página web oficial de Hidrocapital. Y el 13 de junio, el ministro sostuvo que «en los próximos días» se activarían al 100% de la capacidad las líneas de bombeo de las estaciones que surten agua potable a Caracas y parte del estado Miranda, como los Altos Mirandinos y Valles del Tuy. “Tenemos los recursos para dar mantenimiento preventivo y así tener operativas todas las líneas de bombeo y extraer agua de los embalses que tienen buen nivel”, enfatizó el funcionario. Te la vas a calar Pero ya termina el mes de julio y los Aparicio no han visto cambio alguno. Así, no solo han visto modificadas sus madrugadas, sino varias actividades básicas del día a día. Cocinar, por ejemplo, se ha convertido en un martirio para Valentina. Lo hace en las noches, sin agua, y limitándose a platos simples, que no ensucien demasiado. Se trasnocha, pero es mejor que trabajar con el estómago vacío. Además, ya está acostumbrada a comer en bandejas de plástico y con cubiertos del mismo material. Todo lo desechable sirve, con tal de no tener que lavar. Otra preocupación es la ropa que utiliza para trabajar. No es mucha y si llega el agua, puede usar la lavadora los domingos. Sin embargo, la mayoría de las veces no corre con suerte y reusar prendas, así estén sucias, es su única opción. Confía en que el perfume disimule cualquier mal olor indiscreto. VG cita 3   Igualmente, la salud de Valentina se ha visto afectada. “A mi mamá y a mí nos han salido sarpullidos y alergias en la piel por el tema de la ropa”, explica. También menciona que tanto ella como su papá han sufrido en reiteradas ocasiones de infecciones en el estómago, producto de usar el agua que tienen guardada desde hace tiempo. “Seguramente está contaminada con hongos y bacterias, pero si llegamos a pasar hasta una semana sin agua e Hidrocapital no dice nada, ¿qué más podemos hacer?”. Pero el gobierno sí ha dicho. Durante años se ha hablado de El Niño, de la ausencia de lluvias, de las fallas eléctricas, del exceso en el consumo y hasta el «bloqueo» internacional. Nueve años de razones convertidas en excusas. Caracas es surtida por 10 embalses, diseñados para soportar largos períodos se sequía incluso, pero los grifos, aún así, se secan. Con o sin luz, así se vive   José María De Viana, ingeniero especialista en el tema de agua y expresidente de Hidrocapital, ha explicado que el problema radica en que el sistema de transporte y la red de tuberías que distribuyen el líquido están operando a la mitad de su capacidad por lo que están llegando 5 mil litros menos de agua que la que recibían los caraqueños en 1999. Responsabiliza a la falta de mantenimiento y la falta de inversiones para un sistema que tiene más de 60 años de existencia y más de dos décadas sin ser ampliado. VG cita 4 Para Samuel Cádiz, la falta de agua era algo raro y que “casi no ocurría” en Oripoto, su hogar. No obstante, este año hubo un cambio en su cotidianidad. El agua dejó de fluir en febrero y regresó en mayo. Un total de cuatro meses de sequía. Aunque en su casa tienen un tanque para este tipo de inconvenientes, quedó inutilizado en cuanto dejó de entrar agua de la calle. “Tenía que ir a bañarme a la universidad. Llegaba temprano, tipo 6:30 de la mañana, pasaba por las duchas de canchas y me iba a mi clase”, relata con algo de vergüenza. La rutina era la misma al salir de la UCV: debía hacer una breve parada en canchas si quería llegar aseado a El Hatillo. Durante ese tiempo, la casa de Samuel estuvo repleta de potes. Cualquier envase vacío era útil y los cargaba encima siempre que salía. Fuera en la universidad o en casa de algún familiar, nunca perdía la oportunidad de llenarlos. Incluso aprovechó los días de lluvia para recoger agua. “Iba a casa de una tía para poder lavar la ropa, pero solo cuando tenía agua. Hubo un momento en que a ella tampoco le llegaba. Menos mal llovió y con eso fue que llenamos la lavadora y medio resolvimos”.

Pero no todos los días hubo precipitaciones y la falta de agua eventualmente afectó la vida social y laboral de Samuel. Tuvo que reducir sus actividades los fines de semana para no ensuciar lo poco que tenía limpio. También canceló reuniones de trabajo importantes porque no podía bañarse ni arreglarse y, además, rechazó un viaje por no tener ropa que llevar.

Actualmente, la situación se “normalizó” para Samuel. Ahora el agua llega cada dos o tres días. En comparación a pasar meses sin una gota, piensa que es mucho más llevadero. No obstante, nada asegura que se mantenga así, pues no descarta la posibilidad de que suceda otra vez. Ante el silencio e inactividad de Hidrocapital, todo puede ocurrir. Especialmente porque la última vez que se divulgó un «Plan de Abastecimiento» fue en 2017, y no se cumple. Si se busca información oficial en los comunicados de la empresa, a través de su cuenta twitter, solo se encontrarán efemérides de fechas patrias y reseñas de actos oficiales.

VG cita 2Betania Pérez lleva semanas sin dormir bien. Su trasnocho tiene un único culpable: el agua. Vive en Terrazas de La Vega, parroquia en la que el racionamiento empezó a ser irregular desde hace seis meses. En vez de llegar en los horarios establecidos por Hidrocapital, el servicio se reestablece entre la 1:00 AM y las 4:00 AM. «Estoy despierta tanto de día como de noche por el asunto del agua. Mientras todos duermen, yo estoy lavando», expresa con cansancio. No hay sueño que valga si no se sabe con certeza cuándo volverá el agua.

Originalmente, la quitaban solo los viernes en la tarde o en la noche. Ahora, Betania debe desvelarse los miércoles y jueves si quiere llenar el tanque y limpiar todo lo que está sucio. No siempre lo logra, puesto que la presión con la que suministran el líquido no es suficiente, pero al menos puede adelantar algunos quehaceres.

La falta de sueño le pasa factura, sobre todo en su jornada laboral. Como solo alcanza a dormir tres horas y media, su concentración y energía disminuyen, por lo que siente que no está al 100% para cumplir con todas sus obligaciones. Asimismo, ha entrado tarde al trabajo en varias ocasiones porque el sueño logra vencerla. «Pospongo las alarmas y, cuando me doy cuenta, ya es la hora en que debería llegar. Entonces, voy como una loca, toda apurada y, de paso, llego tarde».

Algunos se cansan y reclaman

A diferencia de la zona en la que vive, que puede pasar hasta más de una semana sin el agua, en el barrio la falta del servicio va ya para tres meses. Esto ha ocasionado manifestaciones y reclamos de parte de los ciudadanos, quienes no están conformes con las cisternas como solución. El pasado 28 de julio, Hidrocapital dio respuesta y anunció que le realizaría mantenimiento al Sistema de Producción Tuy III, el cual suministra agua a La Vega. Los arreglos culminaron y el ente oficial comunicó que ya el sistema estaba listo para operar. Sin embargo, Betania aún no es testigo de ello y sus trasnochos se mantienen.

“Eran como las 11:30 o 12 de la noche. Ya todos estábamos dormidos en mi casa. Un vecino se puso a gritar: ‘¡Llegó el agua!’, y eso fue lo que me despertó. Me paré medio confundida y apenas oí el ruido que hace el agua cuando entra, paré a mi mamá y nos pusimos a hacer de todo”, recuerda Alexandra Sucre. Ese domingo se desveló montando la lavadora en ciclos rápidos, llenando potes y limpiando su casa. Quedarse dormida no era una opción si pasa hasta casi una semana sin agua.

Desde el mes de mayo, Hidrocapital comenzó el racionamiento por su residencia en San Martín. No hay día ni horario específico para ello. Por lo general, el agua suele llegar de sorpresa y en horas poco convencionales. “No todos se enteran de que llegó, porque ¿a quién se le ocurre ponerla tan temprano?”.

VG cita 1

Alexandra explica que a veces la surten los lunes o miércoles a las 7:30 AM, que inclusive puede haber agua dos o tres veces por semana, pero esto no es constante. Lo que sí ha sido frecuente es que el servicio llegue entre el domingo en la noche y los lunes en la madrugada. Así, puede estar despierta hasta las dos o tres de la mañana recogiendo agua y realizando todas las labores domésticas que la crisis no permite hacer con normalidad.

A pesar de que ha tenido que pasar varias noches en vela, Alexandra considera que sus vecinos en los pisos superiores pasan mayores dificultades. El agua no solo entra sorpresivamente, sino que lo hace con poca presión y llega únicamente a los primeros niveles del edificio. Además, para colmo de males, el ascensor no sirve, por lo que cargar agua tampoco es una alternativa para aquellos que viven de la planta 10 en adelante.

CONVERSACIONES

La situación llevó a que el conjunto residencial se uniera a las protestas que han ido dándose en distintos sectores de Caracas como El Paraíso, Chacao, La Vega, Santa Rosa, La Candelaria, entre otros. Debían hacer presión si querían una respuesta de Hidrocapital, pero quienes aparecieron fueron los colectivos. “Al Estado no le interesa solventar esta situación. Toman la protesta como algo político y no como que exigimos un servicio básico”, afirma Beidy Hernández, vocera de la Torre Boyacá del conjunto residencial San Martín.

Posteriormente, la junta de condominio llegó a un acuerdo con las comunas y miembros del PSUV para el uso de un camión cisterna. ¿La condición? No continuar con las manifestaciones. A partir de ahí, el ente oficial tuvo contacto con los habitantes de las residencias San Martín para hacer los respectivos chequeos.

Respecto a la crisis del agua, Hidrocapital dio diversos motivos: Fallas técnicas y eléctricas en Tuy I, II y III, falta de mantenimiento, de equipos, de recursos humanos, sistemas de bombeo dañados, el uso de solo tres cisternas para atender a los cinco municipios de la ciudad, entre otros. Dicha respuesta, lejos de brindar una solución a la problemática de Alexandra y sus vecinos, aumentó la incertidumbre y la preocupación. Por los momentos, la compañía no ofrece una medida para solventar la falta de agua. Lo que sí es seguro es que los racionamientos continuarán y que las rutinas de los caraqueños están lejos de volver a la normalidad.

Publicidad
Publicidad