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Todo lo que debes saber sobre The Witcher, la serie de Netflix

La plataforma de streaming estrenó la serie protagonizada por Henry Cavill que muestra una dimensión distinta en los relatos de fantasía medieval. La producción está basada en los libros de Andrzej Sapkowski, una saga literaria que se acerca a las cuatro décadas de existencia

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Con su combinación de mitología y su cuidado homenaje a la fantasía épica, The Witcher de Andrzej Sapkowski ya era un fenómeno de culto antes de llegar al mundo de los videojuegos y, sin duda, antes de volverse una de las series más esperadas de la cadena por suscripción streaming Netflix.

No sólo se trata de un universo consistente, sólido y detallado, sino también una de las historias más interesantes basadas en un mundo fantástico alternativo publicadas en los últimos años. No obstante, la saga literaria es mucho más que sus cuidadas escenas de acción y terroríficas versiones sobre lo mitológico. Sapkowski no sólo creó un recorrido por una dimensión sobre lo imaginario que rivaliza con las ficciones de Tolkien y George R.R Martin, sino que además se aseguró de brindar un sofisticado trasfondo folclórico a sus historias, lo que convierte a The Witcher en una percepción extraordinaria sobre el bien, el mal y la antigua primitiva del héroe concebida desde un nuevo punto de vista.

La saga de libros The Witcher comenzó como una serie de cuentos escritos por Sapkowski, en los que narraba las historias de un brujo y cazador de monstruos llamado Geralt de Rivia. En el contexto de la saga, los brujos están dotados de todo tipo de capacidades sobrenaturales, por los que son entrenados desde su juventud para luchar contra varias bestias peligrosas y potencialmente mortales en el “continente”, el equivalente a Poniente de George R. R. Martin, un lugar plagado de amenazas en el conviven las más diversas criaturas fantásticas y además, se traman todo tipo de juegos de poder.

Geralt de Rivia debe enfrentar a todo topo de entidades míticas relacionadas con una buena cantidad de cuentos populares, leyendas y relatos folclóricos

El primer cuento de la serie en publicarse fue Wiedźmin, escrito para un concurso de revistas de género en el año 1986. A pesar que se considera la narración origen del universo que imaginaría después y contiene ya todos los elementos que la harían famosa, el relato sólo alcanzó el tercer lugar en el concurso: poco después se publicó en la revista de fantasía titulada Fantastyka.

El éxito fue inmediato: los lectores se obsesionaron con el breve relato sobre la andanzas del cazador de monstruos y la revista publicó tres cuentos más, lo que amplió no sólo el mundo del personaje sino que añadió todo tipo de elementos mágicos que dotaron a la historia de una rara y siniestra belleza.

Andrzej Sapkowski
Andrzej Sapkowski

En 1990, la colección entera se publica bajo el título de The Witcher. Dos años después, se publica la segunda con el nombre de Sword of Destiny, y finalmente The Last Wish, la tercera que cierra lo que por entonces era una trilogía de cuentos emparentados entre sí por Geralt de Rivia. Si se analiza de forma cronológica, el conjunto de recopilaciones forma el primer libro de la saga.

Luego del éxito de los relatos cortos, Sapkowski comenzó a escribir la saga propiamente dicha, que al comienzo consta de cinco libros y abarca las aventuras y tragedias de Geralt y Ciri, una princesa del Reino de Cintra (que en el mundo de las novelas lleva por nombre Xin’trea en la llamada Lengua Antiguay es uno de los Reinos del Norte) en medio de la creciente agitación política que recorre el continente. Con un tono sombrío, duro y por momentos claustrofóbico, la historia es una heredera directa de los paisajes inclementes y amenazante de Poniente, pero con un toque de magia ritual y una creciente vertiente política, mucho más marcada que la obra de Martin.

En orden cronológico, la saga literaria comienza con los siete cuentos introductorios de su segundo libro, El último deseo (1993), se sitúa antes que los de La espada del destino (1992), su primera antología y base origen de la historia que Netflix llevó a la pantalla. Posteriormente la saga se volvería un éxito mundial con La sangre de los Elfos (publicado en 1994 en Polonia y 2008 en Estados Unidos) a la que le siguió Tiempo de Odio (1995), Bautismo de Fuego (1996), La Torre de la Golondrina (1997) y La Dama del Lago, que llegó a las librerías en 1999. Posteriormente se publicaría en el año 2000 Camino sin retorno (colección de cuentos cortos relacionados con la historia central) y finalmente la precuela titulada Estación de tormentas que comenzó a venderse en 2013.

Un mundo complejo

El mundo de fantasía de The Witcher ha sido elaborado durante casi dos décadas con una precisión cuidadosa. La serie de relatos cortos y libros se sostiene sobre un fértil terreno filosófico y mitológico de considerable interés. Por supuesto, para el autor se trató también de sintetizar toda una serie de ciclos mitológicos en una mezcla curiosa que dota a The Witcher de un recorrido por todo tipo de percepciones sobre lo sobrenatural, el bien y el mal.

Sapkowski admitió que su personaje tenía una buena dosis de humanidad y un temperamento impredecible

En el mundo de Sapkowski la moral está sujeta al albedrío de la intención —un matiz que le emparenta con el continente imaginario de Westeros de Martin— pero, a la vez, hay un peso considerable sobre la fuerza del destino y la concepción sobre lo inevitable. Pero aún más intrigantes resultan los vínculos que unen a la trama principal de The Witcher con mitología Europea reconocible, como la eslava y otras tantas de Europa del Este.

The Witcher

Hasta ahora, buena parte de las historias de fantasía épicas más populares tienen por escenario la Europa Medieval y, sobre todo, las que están relacionadas con sistemas feudales, jerarquías monárquicas y vasallaje, lo que hace que la estructuras sociales tengan un curioso parecido entre sí. Tolkien imaginó a una Tierra Media dividida en grandes fragmentos de poblaciones distintas unidas entre sí por una red de caminos y monumentos naturales, que se sostienen sobre una mitología en común y una historia más o menos compartida. Se trata de una percepción muy cercana a la Europa apenas cristianizada, con estados semi independientes y sus propios sistemas políticos y gobiernos autónomos.

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Por otro lado, Martin creó un mundo con cuatro continentes conocidos, aunque la historia sólo se desarrolla en dos: Westeros y Essos son descritos con pulcro detalle y además, se fundamentan sobre una mitología que se complementa entre sí, con evidentes raíces celtas y también de magia tradicional europea y tribal primitiva. La combinación hace que el universo de Westeros comparta con el de Tolkien la sensación de atemporalidad y, también, una conexión poderosa con la percepción historia sobre reyes y reinas, reinos olvidados y poderosos, además de la tradicional búsqueda del poder.

Sapkowski decidió tomar la mitología eslava y de Europa del Este para crear un universo cruel y esencialmente ambiguo, que aunque sigue manteniendo su aire medieval, es también territorio por completo nuevo, porque añade una noción regional muy marcada al recorrido de Geralt de Rivia por un continente sin nombre. No sólo se trata de magia y criaturas sobrenaturales sino de la capacidad de la historia para elaborar un sentido de la identidad que supera con creces el hecho del escenario genérico de algún punto en el pasado medieval.The Witcher

Geralt de Rivia no es sólo un caballero, un luchador o un hombre con una misión dictada por el destino, sino también alguien que recibió adiestramiento y posee conocimientos relacionados directamente con los puntos más oscuros y extraños de la historia. Sapkowski construye a través de su personaje una versión cuidadosa del tradicional brujo eslavo y elabora una versión sobre su importancia que trasciende su mero lugar en la historia. De la misma forma que los antiguos brujos de provincia Eslovaquia, Hungría y Polonia —que pasaban largos períodos de aprendizaje en bosques inaccesibles y se sometían a un riguroso entrenamiento físico y mental— Sapkowski dota a Geralt de un conocimiento arcano que le permite acometer todo misiones de índole sobrenatural, con un atípico toque terrenal.

Sapkowski decidió tomar la mitología eslava y de Europa del Este para crear un Universo cruel y esencialmente ambiguo

Pero lo inexplicable no es el único elemento con el que De Rivia debe lidiar: el personaje es lo suficientemente humano como para tener un carácter irascible, intratable y, de hecho, es su cualidad imperfecta lo que le brinda una naturaleza curiosa y le emparenta con otros tantos héroes de naturaleza semejante de Europa del Este.

En una ocasión, Sapkowski admitió que su personaje tenía una buena dosis de humanidad y un temperamento impredecible, relacionados con los reyes y príncipes guerreros de Moldavia, Eslovaquia y Rumanía, semejantes al Árpád (gran príncipe conquistador de Los Magiares y conocido por su crueldad) e incluso el mismísimo Vlad Tepes II, que inspiró al personaje de Drácula a la vez que es un héroe histórico en su país.

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Geralt de Rivia no es un caballero de buenos modales ni tampoco, un ejemplo de conducta sino un hombre lleno de poder, errores y conocimientos que recorre una provincia levantisca para cumplir con una vieja misión heredada. ¿Parece sencillo? No lo es tanto, si tomamos en cuenta que Geralt también debe enfrentar una situación política de considerable complejidad a medida que avanza en su camino.

Como si todo lo anterior no fuera suficiente, De Rivia debe enfrentar a todo topo de entidades míticas relacionadas con una buena cantidad de cuentos populares, leyendas y relatos folclóricos que van desde narraciones magiares sobre espectros, aparecidos y almas en pena hasta extrañas reinvenciones sobre monstruos que habitan tierras misteriosas.

The Witcher

En su descripción sobre los espíritus, fantasmas, monstruos y otras criaturas que acechan a Geralt en su camino, Sapkowski se asegura de sostener la mitología a través de las recopilaciones realizadas por escritores románticos del siglo XIX de Europa del Este, que dedicaron una considerable cantidad de tiempo a la recopilación y catalogación de la percepción de lo sobrenatural de la Europa más intrincada y salvaje.

En el año 1820, el poeta Alexander Pushkin escribió su poema épico Ruslan y Ljudmila, lo que se considera la primera gran fantasía eslava, que recopila una larga tradición de folclore relacionado con el amor, las grandes épicas y la salvedad de lo monstruoso. Pushkin, por supuesto, no hacía otra cosa que construir un recorrido a través de tradiciones primitivas que doscientos o trescientos años atrás ya narraban la dolorosa historia de la novia que era secuestrada la noche de su boda por criaturas inexplicables y, al final, rescatada por héroes brutales y violentos.

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En 1901, la Rusalka de Antonín Dvořák tomó una larga recopilación de cuentos de hadas folclóricos de toda Rumania, Polonia y Hungría para crear una única historia con reminiscencias de las otras más antiguas y aglutinadas bajo la percepción de lo sobrenatural como una versión de lo moral.

En el mundo de Sapkowski la moral está sujeta al albedrío de la intención pero, a la vez, hay un peso considerable sobre la fuerza del destino

De la misma manera que Proust y Dvořák, Sapkowski recorre la mitología desde la marginación y la noción de lo increíble, lo extraordinario y lo temible como límites del mundo conocido, un elemento esencialmente eslavo que se afianza en la confrontación de ideas profundas sobre el hecho de lo sobrenatural como parte de la línea que une al hombre con la oscuridad en su interior. A diferencia de los grandes monstruos y situaciones en los mundos de Tolkien y Martin, el mundo de Sapkowski elabora una concepción sobre la naturaleza del bien y el mal. Nada ocurre por casualidad ni tampoco los monstruos son provocados por grandes desastres cósmicos.

Una travesía dolorosa

El mundo por creado por Sapkowski no es sencillo: está constantemente al borde de la guerra, de algún acontecimiento violento o incluso el azote de las epidemias. Es sin duda un mundo medieval, pero también lleno del pesimismo tradicional de las nociones eslavas sobre el poder.

The Witcher

Herederos de una larga tradición de líderes violentos, brutales y agresivos, la mitología de Europa del Este está plagada de historias sobre conflictos políticos y sociales sin resolución. En la obra de The Witcher ocurre de la misma forma: Sapkowski crea personajes llenos de un pesimismo inquietante, que no sólo confían en la autoridad de forma instintiva, sino que, además, están convencidos que las grandes desgracias se unen entre sí como una cadena de eslabones interminables. En la historia de Sapkowski la concepción sobre el poder es directamente corrupta, contaminada y rota por la idea angustiosa que lo que se esconde bajo las ropas elegantes, los símbolos de jerarquía y la opulencia es una raíz elemental de maldad insigne y dolorosa.

La saga de libros The Witcher comenzó como una serie de cuentos escritos por Sapkowski, en los que narraba las historias de un brujo y cazador de monstruos llamado Geralt de Rivia.

Por si todo lo anterior no fuera suficiente, Geralt no es exactamente un héroe y, de hecho, la novela no tiene un antagonista claro: percibe el mal como un hecho inevitable, de la misma manera que el bien una idealización en ocasiones equívocas. En un espectro moral tan confuso, tan extravagante y tan extraño, la obra de Sapkowski se mueve con inteligencia en todo tipo de escenarios sobre las relaciones de poder, la necesidad de comprender lo sobrenatural como algo más elaborado y primitivo, y la mirada sobre el bien y el mal como una concepción persistente de la identidad colectiva.

The Witcher

Al final, The Witcher es una gran alegoría sobre la forma en que el folclore, lo cultural y la política pueden mezclarse para sostener ideas elaboradas sobre algo más duro y extraño de concebir como lo es la existencia humana. Con su aire pesimista, denso y enrarecido, sus oscuridad inherente y la extraña personalidad de sus parajes desolados y terroríficos, tiene el raro privilegio de profundizar en la oscuridad con un sutil elegancia que sorprende por su sofisticada perversidad. Quizás, su mayor triunfo.

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