Sociedad

Toque de queda y ayuda humanitaria en Petare

Una batalla que trasciende la ideología política sucumbe en Petare. Hampa y policía, enemigos históricos, se enfrentan en un toque de queda a plena luz del día. La chispa que generó el conflicto fue la ayuda humanitaria de Guaidó. Clímax presenta la serie Escenas de Petare, escrita desde sus entrañas

TEXTO: JEFFERSON PÉREZ RANGEL | ILUSTRACIÓN: DANIEL HERNÁNDEZ
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Taqui, taqui, taqui, taqui. Suenan las ollas. Taqui, taqui, taqui. La cucharilla dobla el metal quemado. Taqui, taqui, taqui. Pierde su forma y se dobla. ¡Fuera Maduro! La protesta es masiva. El escándalo se escucha en todo el barrio. Unos disparos que resuenan por toda la zona no parecen calmar las tensiones, las avivan. Todos resguardados en sus casas, asomados desde los balcones y ventanas sin frisar. Bloques terracota son los testigos de primera fila.

Un perro corre por las escaleras, huyendo del zaperoco. Tras él también baja un grupo, son los miembros del consejo comunal. Vergüenza. Temor. Pedradas van y vienen. Como pueden se defienden con insultos y amenazas. “¡No hay más bonos para esta escalera!”, grita una de ellas. Es Candela, la vocera principal y encargada de las cajas del Clap. Nadie escucha nada.

–Quien reciba la ayuda humanitaria no recibe caja, avisado –dice otra del consejo, cuando las monjas del Colegio Fe y Alegría advierten por el parlante la llegada de la ayuda.

Abucheos. Ya en la calle, un zafarrancho se forma entre dos grupos. Naranja y rojo. Miembros de Voluntad Popular, el partido de Juan Guaidó, intentan repartir la ayuda humanitaria, pero se enfrentan al Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Todo pareciera terminar en una pelea callera, donde la política es la que encendió la chispa pero el conflicto trasciende aquello. Nadie los aparta y no hay quien falte con el celular en la mano grabando todo. La gente empieza alejarse cuando nombran al “patrón”, las cosas se salieron de control y todo el mundo busca un posible resguardo ante un eventual enfrentamiento. Las FAES también salen a relucir. La gritería continúa y todos salen corriendo cuando llegan los sujetos con las armas. No es la policía, son “los luceros”, los seguidores de Wilexis, el patrón.

La ayuda logra ser repartida, pero es insuficiente. Los chavistas molestos amenazan por doquier. Aseguran que las FAES vienen en camino y un miembro de los luceros se rebota y amenaza. Es calmado por otros dos y se retiran. La luz se va y empieza el suplicio. En unos instantes se libra una batalla que no tiene ideología política.

Es la batalla del hampa y la policía, aunque para algunos, los papeles están invertidos, porque más vale malandro conocido, que policía por conocer. Las FAES toman la calle. Lo que hacía apenas 30 minutos era un hervidero de gente, ahora no hay ni una sola alma. Es una zona de guerra.

Una mujer, desde su ventana, graba a los oficiales armados y con capuchas. Sin pensarlo, uno de ellos se monta por un poste y, desde la ventana, logra entrar a la casa de la mujer. Se escuchan gritos y el celular sale volando hacia afuera. Más disparos. Nadie sale ni entra del barrio, santamarías abajo y líneas de transporte suspendidas. Un toque de queda local acaba de comenzar. El sol todavía no se oculta, pero los petareños saben que ya llegó la noche.

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