Venezuela

Comer las sobras que dejan los colectivos en Catia

No compra primero quien haya llegado primero a la fila. Catia está a merced de los colectivos. No necesitan mediar palabra. Su indumentaria basta para advertir a los consumidores de su presencia, de que deben callar y echarse para atrás cada vez que algún amigo de un grupo armado o bachaquero llegue a reclamar un lugar

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Visten de negro: chaquetas y gorras negras, bolso terciado negro. Rara vez andan a pie. Llegan en motos de diversa cilindrada, algunas lujosas; otras no tanto; y no les falta un walkie talkie colgado al cinturón, utilizan camisas con ojos de Chávez o alusivas al Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Solo eso necesitan para imponer su ley: dejarse reconocer.

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