De Interés

Cómo comprar una batería en tiempos de Maduro

Hace dos años y medio fue la última compra de batería que hice, luego de que un 23 de diciembre de 2013 me dejara botado en el centro de Maturín mientras llovía (esto es redundante, allí llueve todos los días del año).

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autopartes

Con ayuda del cobrador del estacionamiento me toco empujar el carro para encenderlo y regresar a Puerto Ordaz. De igual forma me tocó hacer al poner gasolina. Y al ir a entregar unos papeles en un centro comercial. Y al devolverme a buscar una carpeta que había dejado olvidada.

Llegué directo a la distribuidora Duncan a eso de las 3:30 pm, había una cola como de dos carros, me piden carnet, cédula y la batería vieja, para meterme en su sistema, me explican que a menos que sea un cambio por garantía no puedo volver a comprar acumuladores por un año para ese vehículo.

Un poco trágico el asunto, pero bueno, necesitaba la batería, recuerdo la fecha y me doy cuenta de que la gente no anda buscando baterías sino regalos para el 24… +PERNIL+HALLACAS+PAN DE JAMON+WHISKY+PONCHE CREMA… los problemas denunciados por la compra de baterías pasan a un segundo plano cuando la cola es para pagar en el bodegón… y en la panadería… y en el mercado… y en EPK porque “los niños no se pueden poner la misma ropa de siempre”… Prioridades.

Estos días me asusté cuando falló al encender el carro, estaba a punto de colapso mental, las leyendas urbanas y artículos de prensa me hacían ver que iba a ser más fácil hacer la ruta a Santiago de Compostela de rodillas que conseguir una batería, en realidad no es así, es mucho peor, o mejor, depende del caso.

Existen cuatro opciones al tratar de comprar una batería:

carroempujado

OPCIÓN 1: HAGA SU COLA

Ramón es un chamo de 23 años que trabaja haciendo transporte en su carro. Tiene dos chamos, de diferentes madres, ninguno pasa de los 3 años, vive al día como la mayoría de los venezolanos, si no hace transporte no hay dinero para pañales bachaqueados ni para comer. Ramón se llegó a cola el mismo día que murió la batería, eran las 3 de la tarde, le tocó el número 167, se llevó a un compadre para que lo acompañara en la noche porque le dijeron que probablemente en dos días nada más le tocaba, estaba de suerte, a veces son 5.

Al muchacho le tocó hacerse pana de los «administradores de la cola», aflojarles para la comida y dos botellas de ron para que pasaran las noches sin frío, discutir duro par de veces con ellos cuando querían abusar aún más. Son delincuentes quienes controlan las colas con el poder que les otorga la impunidad de los cuerpos policiales y la cochina que parten con ciertos empleados de la distribuidora. Si no estás de buenas con ellos, te meten 20 carros delante del tuyo cada día y te puedes despedir de tu turno.

Por suerte a diario podía llevarse una viandita con arroz y plátano o con frijoles y pollo, así no gastaba tanto en comida en la calle. Como no estaba produciendo en el carro le tocó pedir dinero prestado a otro compadre, unos 30 mil para resolver por unos días la comida de los bebés y sus madres. Al final los dos días se transformaron en cuatro por algunos problemas de «logística» en la distribuidora, según decía el encargado. Ramón pagó su batería a precio regulado, sin olvidarse de esas 3 noches y 4 días viviendo en la calle, empujando el carro cuando había que mover la cola, exponiéndose a ser robado y a que su medio de trabajo, sea vandalizado o desvalijado.

Costos:
Batería: 24.000
Pago para usar el baño de un local cercano por 4 días: 3.000
Chucherías y bebidas: 12.000
Botellas de ron para los «pañitas»: 5.600
Préstamo por no estar produciendo: 30.000
Total Aproximado: 74.600

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OPCION 2: COMPRE EL PUESTO EN LA COLA

Angélica es Arquitecto, casada, madre de un adulto y una adolescente, directora de obra y, por ende, madre de un edificio de 11 pisos que está en ejecución, no hay paso que se de en la obra sin su aprobación, es una de esas mujeres que malabarean perfectamente hacer el desayuno, llevar a los chamos al colegio y universidad y llegar más temprano que todo el mundo a la obra.

Estaba en casa de unos amigos con su familia viendo cómo nuestra Vinotinto le ganaba a Uruguay, una alegría en medio de tanto caos y malas noticias diarias. Al despedirse su carro no encendía, la realidad de Venezuela la despertó del furor de la victoria futbolística con una bofetada, le habían robado la batería. Que ella se ausente por un día de la obra implica caos, cientos de personas dependen de su dirección, por suerte en la tarde del viernes cuando ya ha cesado el desbarajuste que se forma en toda obra ese día el amigo de un amigo tiene el telf del tipo que consigue los puestos de las baterías.

Llama y el muchacho, muy educado él, le dijo que para el lunes la puede meter de Nro 37, son solo 40 baterías que se despachan ese día, ¡qué suerte!. El día convenido se va con su carro, tiene su puesto Nro 37, avisa que va en la tarde pues tomará la mañana para esta diligencia. Resulta que ese día el lugar de vender 40 baterías vendieron 35, hay 5 baterías que se desaparecieron del camión.

Después de cuadrar lo de su puesto para el martes, pues el chamo da garantía de que te la van a vender, va nuevamente tempranito a ponerse en la cola, está de segunda. Pasan las horas y a eso de las 11 am sale un muchacho mandado de la distribuidora a decir que ese día no van a vender porque el camión no va a llegar… Angélica se va, le siguen cuidando su puesto.

Es miércoles, son las 9 am, el camión pasa frente los ojos de la cola pero no se detiene, sigue de largo, les explican que va a la distribuidora principal, que surte a dos estados, deben descargar todo el camión allí y luego cargarlo con lo que van a distribuir a cada lugar. Dicen que viene en la tarde.

En efecto llega el camión, a las 4:00 pm, casi hora de cierre, como buenos venezolanos los empleados se van porque «nos va a dar la noche en eso», lo devuelven y le dicen que venga a primera hora, cualquiera creería que salió una turba de gente a saquearlo, pero no, los días de espera, la incomodidad y el hambre resquebrajan la voluntad y dan paso a la resignación.

Jueves, al parecer «primera hora» para el chofer es a las 9 am, a esa hora llega, comienzan a desembarcar y clasificar, lo bueno es que Angélica está de primera en la cola, pasa, da sus papeles, procede a pagar y una sorpresa de ultima hora, llegaron los nuevos precios oficiales, 40% de aumento. Debe pagar 33.600 bolívares por una batería de un amperaje inferior, pero «es la que hay».

Costos:
Batería: 33.600
Cupo en la cola (para no perder días ni estar allí metido todo el tiempo): 15.000
Taxis: 6.000
Total Aproximado: 54.600

Abogado
OPCIÓN 3: DELIVERY

Antonio es un abogado de amplia trayectoria, con un conocidísimo bufete, padre de familia, de vestir impecable, aplicado al gimnasio, siempre cordial y amable. Al querer ir a su casa hoy al mediodía la camioneta no encendió, no hay problema, llama al «flaco» un muchacho que tiene unos 10 años trabajando con él, se encarga de todo cuanto necesite el Doctor. El flaco llega, la batería está muerta, le dice.

El doctor se va en el carro que le tiene asignado al flaco, va a almorzar y al gimnasio porque a los 50 y largos hay que cuidarse mucho. Mientras tanto, el flaco, llama a al muchacho que vende baterías, te consigue la que necesites, te la lleva a donde estés, te la monta, te da factura y hasta carga un termo con café y una cavita con agua mineral y gatorade porque «algunos clientes están en plena autopista aguantando sol y calor». En una hora estaba el carro del doctor con batería nueva.

Costos:
Batería con delivery: 90.000

tienda baterias

OPCIÓN 4: IMPORTADA

Rory es editor de un medio digital, su vida transcurre pegado a un teléfono y moviéndose de un lugar a otro durante el día, aprobando, reprobando y publicando noticias. Al verse en el problema de una batería que ya no funciona, procedió a irse a un Servicentro Duncan, allí no había números, no había administradores de cola, solo caos y algo de fe. Decidió quedarse el resto del día a ver cómo avanzaba la cosa, pues no tenía sino 15 personas adelante, optimista ante todo. Cerró el lugar a las 4:00, no despacharon ese día pero al instante comenzó un grupo a organizarse para quedarse en cola hasta el día siguiente.

Hombre pragmático, decide irse a casa. Se lanza temprano al día siguiente a una tienda de baterías, esas donde antes uno podía comprar una batería ¿recuerdan?, ahora sólo venden de las importadas. En 10 minutos resolvió su problema, e iba camino al trabajo con su batería Propultion, hecha en Turquía y de 650 Amp.

Costos:
Batería Importada: 78.000

Mi batería ha soportado unos días más, se descargó por un mal contacto en el borne, pero al menos la experiencia de estas cuatro personas me sirvió para tener claro que es lo que puedo hacer llegado el momento de tener que cambiarla.

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