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Con ansiolíticos y homenajes Francia conlleva la masacre terrorista

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Foto: AP

Las ventas de ansiolíticos se han disparado en Francia desde la masacre terrorista de la semana pasada en París, mientras el país entero intenta reponerse de la conmoción con incontables homenajes a las 17 víctimas mortales, que van recibiendo sepultura en emotivas exequias.El féretro del dibujante «Tignous», en madera clara y cubierto totalmente de dibujos, firmas y mensajes, recibió hoy una sentida despedida en Montreuil, en la periferia este de París, entre cientos de personas congregadas en la alcaldía de la localidad.

Durante el funeral, al que asistió la ministra de Justicia francesa, Christiane Taubira, se entonó la canción partisana italiana «Bella Ciao» (que termina con el estribillo «muerto por la libertad»), antes de que el féretro partiese, entre aplausos, hacia el parisino cementerio de Père-Lachaise.

«Todo se puede dibujar, incluido un profeta. Porque en Francia, país de Voltaire y de la irreverencia, existe el derecho a reirse de todas las religiones», señaló la titular de Justicia en su intervención.
Horas antes, en ese mismo camposanto, se incineraron los restos de Wolinski, otro de los humoristas gráficos asesinado en el asalto yihadista al semanario satírico «Charlie Hebdo», antes de trasladar sus cenizas al cementerio de Montparnasse, donde también se dará sepultura a la psicoanalista de la revista, Elsa Cayat.

Ayer, en la intimidad, sus familiares recibieron a «Cabu», otro de los dibujantes que han dejado huérfana la revista que dirigía «Charb», que será enterrado mañana en Pontoise, al norte de la capital, el mismo día que los restos del dibujante Honoré se depositarán en el Père-Lachaise.

Los tres policías fallecidos recibieron tributo el martes y los cuatro clientes abatidos en el supermercado judío fueron enterrados ese mismo día en Israel.

Transcurrida una semana desde la espiral de muerte perpetrada por Amedy Coulibaly y los hermanos Chérif y Saïd Kouachi, los kioscos franceses siguen agotando en minutos cada nueva remesa de ejemplares del «número de los supervivientes» de «Charlie Hebdo», que imprimirá 5 millones de copias con una caricatura de Mahoma, de nuevo, en su portada.

Muchos franceses continúan a la caza del simbólico ejemplar, reducido en sus páginas y elaborado en la redacción del diario «Libération», que albergó a los supervivientes del atentado a la revista para que los asesinatos no cercenasen la actividad de la libérrima cabecera.

Otros ciudadanos siguen acercándose -en silencio- a la sede de «Charlie Hebdo», donde flores, lápices, libros, dibujos y mensajes siguen arropando la entrada a la redacción, al igual que en muchas comisarías y otros lugares emblemáticos, como la plaza de la República.

En el plano policial, la investigación se centra en identificar y localizar a posibles cómplices de los ataques y en reconstruir los movimientos de los terroristas antes de la matanza tanto dentro como fuera de Francia.

Fuentes antiterroristas apuntan a que Coulibaly, que ejecutó a una agente municipal y a cuatro personas en el supermercado judío, pasó por Madrid el pasado 1 de enero, en compañía de su pareja, Hayat Boumeddiene, de quien se sospecha que está en Siria.

Por su parte, el presidente de Francia, François Hollande, apuntó hoy en la inauguración de un foro internacional del Instituto del Mundo Árabe de París que los musulmanes son las primeras víctimas del integrismo y que «el islam es compatible con la democracia».

«El islamismo radical se nutre de todas las contradicciones, de todas las influencias, miserias, desigualdades, de todos los conflictos no resueltos desde hace demasiado tiempo, y los musulmanes son las primeras víctimas del fanatismo, del fundamentalismo y de la intolerancia», dijo Hollande.
Francia, donde las ventas de somníferos y ansiolíticos se han disparado un 18 por ciento desde los atentados terroristas, según el diario «Le Figaro», va enterrando el dolor y abriendo la puerta a la reflexión.

En las redes sociales, la popular etiqueta #JeSuisCharlie (Yo Soy Charlie), la más utilizada en la historia de Twitter, va cediendo protagonismo en favor del eslogan #OnFaitQuoiMaintenant (¿Ahora qué hacemos?).

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