Venezuela

Continuidad de la política exterior de EEUU a Venezuela. 1998-2019

El análisis sobre la posición de las administraciones norteamericanas con respecto a la “revolución bolivariana”, independientemente de la altisonancia del discurso, mantiene un patrón común que descarta la hipótesis de la intervención militar y golpe de estado en Venezuela. Contrasta la percepción sobre la legitimidad y autoritarismo entre los gobiernos de Chávez y Maduro.

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Texto: Luis E. Fidhel Gonzales / Fotografía: EFE

1) Palomas y halcones

Las relaciones entre EEUU – Venezuela durante la “democracia representativa” en general se caracterizaron por la coincidencia plena en el ámbito político, sin implicar subyugación, particularmente en lo referente a la forma y contenido de la “democracia”, considerándose estable incluso exportable a otros ámbitos continentales tras el fin de la Guerra Fría.

Esto cambió una vez que la “revolución bolivariana” se instaló en el gobierno asumiéndose disfuncional; desde el punto de vista político e ideológico, las desavenencias actuales entre ambos gobiernos fueron interpretadas por el régimen chavista como una respuesta para conservar la “autonomía” de Venezuela como estado frente a la hegemonía de los EEUU.

Para la compresión de la política exterior norteamericana resulta necesario tener en cuenta dos singularidades contradictorias de ésta desde el nacimiento de los EEUU a partir del punto de vista idealista: 1) Un perfeccionamiento de los valores de la “democracia y libertad” desde el interior que sirva de “faro” para el resto de la humanidad 2) Estos valores imponen la obligación e imperativo de promoverlas y expandirlas al resto del mundo, lo cual ha traído dos actitudes: el aislacionismo y el compromiso hacia el exterior.

De forma pragmática bajo los “axiomas civilizatorios” que “la paz es normal” y “la buena voluntad es natural” los EEUU han promovido negociaciones incluso “suprimiendo la coacción” y fomentando “demostraciones unilaterales de buena voluntad” actitud denominada metafóricamente “las palomas”. La actitud contraria sostiene que la “coacción” manifestada en el “campo de batalla” obliga y precipita la negociación en consecuencia atenuar la presión de la coacción frente al enemigo reduce la posibilidad de negociar seriamente y de manera definitiva resultando contraproducente debido que se prolonga las negociaciones con la finalidad de propiciar otros “gestos unilaterales” por los EEUU; esta actitud se denomina “los halcones”.

2) En los inicios del chavismo

José Vicente Rangel designado canciller del gobierno de Chávez asevera que “recibió y rechazo” presiones del gobierno norteamericano y anuncia que votara a favor de China, Cuba e Irán cuando se discuta la situación de los derechos humanos en esos países y condeno el hecho de convertir a la OTAN en “policía del mundo” condenando los “salvajes bombardeos” en Yugoslavia y rechazo cualquier tipo de “limpieza de carácter étnico”.

Respecto a Cuba aludió “porque mientras haya embargo y bloqueo contra un tercer país pequeño lo cual constituye la mayor violación de los derechos humanos nadie tiene derecho a reclamar respeto a esos derechos” agregando el embargo “además de acto que desafía el Derecho Internacional ha resultado una estupidez”.

El Departamento de Estado norteamericano se manifestaba “interesado” que Chávez “gobierne de manera acorde con la Constitución y las tradiciones democráticas”. Rangel insistió en que la “voluntad democrática” ha sido suficientemente demostrada al liderar un proceso para que sea el pueblo que se pronuncie sobre si una asamblea constituyente debe rehacer la estructura del Estado y relegitimar los poderes públicos. El embajador norteamericano Jhon Maisto manifestaba que las relaciones entre ambos países “son excelentes”; atribuyéndole la doctrina “a Chávez había que juzgarlo por lo que hacía y no por lo que decía”.

3) A partir del septiembre del 2001

La lucha “anti- terrorista global” originada en los ataques del 11 de septiembre del 2001, a la ciudad de New York calificada por la Comisión Bipartidista –Final Report of the National Commission on Terrorist Attacks Upon the United States – como un día de shock y padecimientos sin precedentes en la historia de los Estados Unidos considerándose ataque al símbolo del “progreso” y “modernidad occidental” promovió la llamada “acción preventiva” en el contexto de La Estrategia de Seguridad Nacional de la Administración Bush consistente en actuar contra estas amenazas antes que puedan consolidarse determinando que el “enemigo” tiene amplio respaldo en el mundo árabe y musulmán.

Significó un cambio de la política exterior norteamericana surgida a partir de la Segunda Guerra Mundial basada en la estrategia de contención y disuasión a través de la ONU, OTAN u OEA, no siendo una política de prevención de la guerra para lograr la paz al contrario lograr la paz a través de la guerra preventiva.

Bajo el principio de todo país que de cobijo u apoyo al terrorismo sería considerado un régimen hostil u amenaza se aplicó contra el régimen Talibán de Afganistán denominándose “Operación Libertad Duradera” – 07 de octubre, 2001-. Resulto paradigmático el señalamiento de Chávez realizado en alocución pública: “No se puede combatir terror con terror” mostrando fotos de niños afganos afectados por los bombardeos norteamericanos posición reiterada durante la 56º Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) – 10 de noviembre – ambiguamente :“Nadie debe interpretar estas palabras de Venezuela como una condena a nada ni a nadie; es un llamado a la reflexión y a enmarcarnos en las normas del derecho internacional y en los mandatos de Naciones Unidas”.

La construcción de la “contra agenda” norteamericana bajo el justificativo de promover la “multipolaridad mundial” se inicio con la visita dispensada por Hugo Chávez al presidente Saddam Hussein de Irak en agosto del año 2000, desafiando el embargo aéreo mantenido por la ONU bajo la coyuntura de una gira a los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) para la invitación de II Cumbre de septiembre en Caracas trajo duras criticas por el Departamento de Estado norteamericano respondiendo «Yo puedo ir al infierno a hablar con el Diablo si así lo deseo». El portavoz Richard Boucher advirtió considerar medidas punitivas si se concretase la visita afirmando: “Creemos que es una distinción bastante dudosa ser el primer jefe de Estado elegido democráticamente en ir a reunirse con el dictador de Irak».

El canciller José Vicente Rangel aseverando: “es extraño que un país tan pragmático como Estados Unidos, que no tiene problemas en la reconciliación con China y Vietnam, reaccione de este modo».

4) Acontecimientos de abril de 2002

El 12 de abril el Departamento de Estado Norteamericano asevera que los acontecimientos suscitados en la ciudad de Caracas resultaron en un “gobierno de transición” hasta celebrarse nuevas elecciones responsabilizando “las acciones antidemocráticas cometidas o alentadas por la administración Chávez provocaron la crisis de ayer en Venezuela” particularmente de suprimir las “manifestaciones pacíficas” y ordenar a sus seguidores a disparar contra estas; ordenes rechazadas por militares y policías por constituir violaciones a los derechos humanos igualmente impidió que los canales de “televisión independientes” informaran sobre tales eventos.

El escritor norteamericano Brian Nelson después de un meticuloso estudio sobre los acontecimientos concluye que existe muy poca evidencia sobre la intervención estadounidense califica la reacción inicial de Washington por no neutral demostrándose complacida por la presunta renuncia de Chávez al generar una crisis por sus actos antidemocráticos aunado al hecho que la atención a la revolución bolivariana es periférica donde la gran mayoría de recursos y fondos se destinan a Irak y Afganistán contrario a lo manifestado por la propaganda oficialista de considerar centro del cambio revolucionario mundial.

En el 2005, se da a conocer un informe del Departamento de Estado desclasificado que concluye que el Gobierno norteamericano ni ayudo ni estimulo la breve salida del poder de Hugo Chávez todo lo contrario desalentaba el derrocamiento de un régimen democráticamente electo en escenarios públicos y privados en Venezuela estando conscientes círculos políticos y militares sobre esta posición de los EEUU.

Esta hipótesis la confirma un editorial del New York Times de agosto del 2018, al aseverar que EEUU sabia que se estaba gestando un complot, pero lo desaconsejo, teniendo el golpe de estado lugar y el gobierno de George Bush abrió un canal de comunicación con el nuevo líder. Los funcionarios estadounidenses se distanciaron del nuevo gobierno debido al descontento del pueblo con el golpe de estado y los países de la región lo denunciaron claramente.

5) Doctrina Lugar. 2006

El Senador republicano Richard G. Lugar presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso de los Estados Unidos estableció pautas por el cual pareciese definirse las relaciones americanas-venezolanas bajo las presidencias de Bush- Chávez: Reconoce los triunfos electorales de Chávez –reiterado en el proceso electoral del 2006 –; el desempeño político a nivel nacional no se considera “democrático”; liderazgo continental que desafía el “status quo”, política antinorteamericana bajo la dogmática del antiimperialismo vinculada o aliada a Fidel Castro – con apoyo económico a través de “petróleo gratuito” – y grupos antisistemas incluye a los que el Departamento de Estado considera “terroristas” particularmente a la guerrilla colombiana – FARC-; desempeño autoritario, concentración de poder, violaciones a los derechos humanos, particularmente a la libertad de expresión en este último caso se aplica la continuidad de su promoción y defensa forma de presión política que buenos resultados rindió en la Guerra Fría.

No deja de reconocer los EEUU el uso del “factor petróleo”, instrumento de política exterior venezolana reforzada por altos precios en el mercado internacional; no ignora o minimiza la importancia de su participación en el mercado interno Norteamericano – aproximadamente el 15% -, da por entendido la importancia que tiene para Venezuela y el “proceso revolucionario” los EEUU como comprador “seguro y solvente” y primer exportador de productos manufacturados al mercado venezolano incluso en aumento.

Ante este diagnóstico Lugar concluye: “Estados Unidos necesita un nuevo enfoque hacia Venezuela. Debemos adoptar una posición que sea práctica y coherente y que responda de manera constructiva a las acciones de Chávez (…). La revolución de Chávez, financiada por el petróleo, podría amenazar la estabilidad regional. Estados Unidos debe establecer una causa común con sus aliados en la región y emprender conversaciones de alto nivel con Brasil, Chile y Colombia, con el fin de coordinar la política que debe aplicarse y hacer participar de manera más eficaz a las Naciones Unidas y a la OEA. (…) Quizás más importante aún, es necesario comprender que aislar a Chávez sólo le permitirá actuar sin restricciones en el Hemisferio, fortalecerse en su país y perjudicar las relaciones con nuestros amigos en la región”.

La caracterización del régimen chavista como “desestabilizador” es ratificada por la Secretaria de Estado Condeleezza Rice: “Chávez es una fuerza negativa para la región”. Los diplomáticos Thomas Shannon y Nicholas Burns han hecho énfasis en este particular. “No tenemos exactamente una relación positiva con Hugo Chávez porque él decidió no tenerla. El intenta crear un movimiento contra Estados Unidos (…) La agenda de Brasil, Argentina y Perú es positivo. Pero la agenda con Chávez no lo es. Es una opción suya y él es libre para tomar decisiones pero no tenemos que seguirlo” – afirmaba Burns, en ocasión de la visita del presidente Bush a Brasil en Marzo- 2007-.

6) Donald Trump: Política de sanciones

1. El presidente Donald Trump optara por no apoyar a líderes rebeldes particularmente militares que buscan destituir al presidente Nicolás Maduro por falta de confianza que los conspiradores tenga éxito en una operación riesgosa más que por el hecho mismo de la intervención en sí. Funcionarios estadounidenses establecieron contacto con conspiradores venezolanos decidieron no ayudarlos y el plan de golpe de estado quedo estacando.

2. La Casa Blanca en un comunicado considero que Venezuela era una amenaza para la seguridad y la democracia en la región; se “presionara” al régimen de Maduro con el objeto de restablecer la democracia en Venezuela. El ex secretario de Estado Rex Tillerson había aseverado que los EEUU no había promovido un cambio de régimen ni destitución del presidente Maduro; observando que cuando las cosas estén mal, que el alto mando militar se dé cuenta que ya no puede servir a los ciudadanos encontraran la forma de realizar una transición pacífica.

Esta acción se denomina “quiebre militar” o quitar apoyo político a Maduro para producir el “abandono del poder”; se incentivaría por el gobierno norteamericano a través de ventajas y sanciones colectivas o individuales para causarla considerando que lo sustenta la fuerza armada. Particularmente las sanciones han tenido por objeto las finanzas; Maduro ha condenado estas calificándolas de “boicot económico” y responsabilizándolas de la situación del país. Se han convertido instrumento para sofocar al Gobierno y la economía venezolana que ya se encontraba colapsada dramáticamente; el descontento social a falta de ingresos y financiamientos propiciaría el cambio político. En la práctica ha abocado al Gobierno venezolano a buscar alternativas para esquivarlas.

3. Los EEUU señala que era necesario participar en dialogo con todos los venezolanos que expresen el deseo de “restablecer la democracia” con el objeto de aportar un cambio positivo a un país que ha sufrido mucho en el gobierno de Maduro.

4. No hay duda que Nicolás Maduro es un líder electo de manera ilegitima y ha encaminado a Venezuela hacia un desplome político, económico y social catastrófico. La mayoría de líderes latinoamericanos están de acuerdo que es un gobernante cada vez mas autocrático que arruino la economía de su país.

5. Maduro debe dejar el poder; se está claro que su visión socialista ha sido desastrosa para Venezuela y la región. La economía está colapsada, corrupción monumental, hiperinflación, escases de alimentos básicos y medicinas. La “crisis humanitaria” ha llevado a cientos de venezolanos a huir a Colombia, Ecuador, Perú y otras naciones. Expertos predice que la situación venezolana terminara colapsada en la anarquía.

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