Venezuela

Corruptos anónimos, S.A.

Cuando termine de caer el régimen chavo-madurista, habrá mucho por hacer. Tendremos que trabajar en la reconstrucción del país en todos los ámbitos. Pero si de verdad queremos evitar que algo así como lo que nos pasó no nos vuelva a suceder, tiene que haber justicia. Y para que haya justicia los nuevos gobernantes tienen que estar dispuestos a hacer –con carácter de urgencia- dos tareas primordiales: la primera, no deberle nada a nadie en términos de favores. La segunda, caiga quien caiga, castigar a los corruptos y asesinos.

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FOTOGRAFÍA: EFE

Dicen que hay cosas que no se pueden ocultar: mencionan al humo, a la tos, al amor y al dinero. Aquí en Venezuela sabemos quiénes son los grandes corruptos. A ellos tienen que embargarles los bienes que tienen y exigir que otros gobiernos (donde tienen guardadas sus fortunas), también lo hagan. Pero hay otros corruptos “anónimos” que también han robado, pero cuyos nombres no son conocidos por todos. Allí incluyo los funcionarios que para hacer cualquier diligencia preguntan a los usuarios, sin ambages “¿cuál procedimiento quiere, el normal, o el express?”. Si uno responde que “el normal”, responden –también sin ambages- que el normal dura aproximadamente un año. Y hacen énfasis en el “aproximadamente”, indicándonos que un año es la medida bajita. Entonces uno pregunta “¿y el express”?… “Son doscientos cincuenta dólares”. Nadie puede esperar un año por un trámite que, en otro país, incluso un país latinoamericano, tarda dos días. Y termina bajándose de la mula, aunque no quiera.

Pasaportes, prórrogas, documentos notariados, apostillas, fichas catastrales, lo que usted necesite tiene su precio. Y el pote se lo reparten entre todos, no sé si con distintos porcentajes. Recuerdo el caso de una notaría, donde la secretaria nos pidió “100 dólares para comprar tinta para el toner” cuando fuimos a buscar la partida de defunción de mi tía. Parece que es una excusa muy común entre las notarías. En otra notaría, sin embargo, fueron directo al grano cuando pedimos habilitar: “cuando vengas mañana, además del pago por habilitar, traes $300 en efectivo para la doctora”. Eso a pesar de que la fulana notaría estaba empapelada de notas que decían “no pagues a gestores”. Claro, este pago no era para ningún gestor. Era para la doctora.

Están quienes ganaron millones haciendo compras fantasmas a través de Cadivi. O quienes compraron mercancía a precio de gallina flaca y encontraron quienes les facturaran a precio de gallina gorda. Siempre hay alguien dispuesto a amarrar la pata de la vaca. Así se ganaron un millón de dólares en dos importaciones de cosas inservibles, que nada tenían que ver con su ramo. Y andan por ahí campantes, disfrutando de lo que le robaron a la nación. Y corresponsables de las muertes de tantos venezolanos que no tuvieron acceso a medicamentos, o a comida… Han comprado apartamentos en distintas partes del mundo, asisten a los juegos de sus equipos favoritos en Europa, tienen yates y no han llegado a los 35 años… Uno sabe de los bolichicos, porque “se les fue la mano”. Pero estos bolichiquitos también deben pagar por sus crímenes. Porque además de ladrones, son asesinos.

Ni hablar de los militares, que merecen capítulo aparte en la historia de la corrupción venezolana.

De manera que, si no nos enseriamos, nos fregamos. Puede venir otro Chávez, u otro peor que Chávez. La enseñanza de estos veinte amargos años es que el fondo no tiene fondo. Siempre podremos estar peor.

Hago votos porque la sociedad denuncie y no sea cómplice aceptando invitaciones de esos hijos de la grandísima que tanto daño nos han hecho. Que la sanción social funcione y por encima de todo, que la justicia funcione.

Cero amiguismos y cero tolerancia con los corruptos. Yo estoy dispuesta… ¿y ustedes?…

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