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Crisis en la selección: ¿Show mediático o real bomba de tiempo?

El reciente encuentro amistoso disputado por la selección nacional ante Colombia en Tampa, desnudó realidades que estaban ocultas o bajo la alfombra de un tiempo para acá.

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El divorcio entre la Federación Venezolana de Fútbol, en la figura de su vicepresidente Jesús Berardinelli y el seleccionador nacional Rafael Dudamel quedó en evidencia. Los rumores que corrían terminaron siendo ciertos. ¿La prueba? El desconocimiento del técnico del próximo compromiso amistoso de su equipo y que la prensa lo supiera antes, demuestra a todas luces que hay un corto circuito en la comunicación entre él y sus contratantes.

La pregunta en rueda de prensa en Tampa y la respuesta del seleccionador son la ebullición del hervidero que hay en la relación FVF – cuerpo técnico de mayores. Las designaciones internas de los seleccionadores Sub 20 y Sub 23 en detrimento de la opinión de Dudamel, quien hasta hace poco era el que recomendaba – designaba quién asumía esos roles, también es un demostrativo que la esfera su radio de acción se ha limitado en un conflicto no admitido pero sí evidenciado de las partes.

La prensa también ha jugado un papel relevante en este asunto. En el interno de la FVF se han dejado escuchar algunos federativos que “ríen” ante el por ellos llamado “show mediático” que hay en torno al tema. Una danza de nombres se han dejado colar en el twitter como posibles sustitutos de Rafael Dudamel al frente del combinado nacional, al tiempo que dardos se disparan desde la prensa al vicepresidente de la FVF, Jesús Berardinelli, acusándole de cercar al seleccionador en un conflicto particular, buscando su renuncia.

Mientras surgen rumores que crecen como una avalancha en las redes sociales por periodistas, no periodistas, opinadores y demás, lo cierto es que Venezuela viene de hacer una de sus presentaciones más pobres desde que la dirige Dudamel y futbolísticamente las preocupaciones se incrementan de cara a la eliminatoria mundialista de marzo.

En un clima enrarecido, con un ambiente infernal en la interna, en la cancha las dudas son muchas, máxime cuando el propio seleccionador responsabilizó a sus futbolistas por el desempeño ante Colombia y ahora habrá divulgado una razón a la prensa por la que su fútbol pretende ser reaccionario: “el futbolista venezolano no le gusta la pelota”, dijo en rueda de prensa, una tamaña ofensa para el histórico de jugadores de buen pie que han vestido de Vinotinto y, sobre todo, para una generación como la actual donde hay jugadores de las características de Rincón, Soteldo, Otero, Peñaranda, Machís, que tanto daño hacen partiendo desde la posesión como premisa.

Una serie de despropósitos, comentarios, justificaciones que no aportan en nada al desempeño de su grupo. Excusas que no son congruentes con las mejores exhibiciones de esta selección, capaz de golear a Argentina en un recital de buen fútbol como de generarle dos ocasiones únicas de gol a un rival como Colombia. La inconsistencia en el juego, cuando se gana un partido increíble y se pierde otro de la misma forma no permite el análisis real de la propuesta futbolística de Venezuela habla del sube y baja, de la inestabilidad en el juego que impide revelar a ciencia cierta a qué quiere jugar Dudamel, cuando ya supera los tres años en el cargo.

Lo cierto de todo esto es que, más allá de rumores y de los disparos periodísticos intencionados, el conflicto es evidente y el aficionado no es pendejo. El cerco de presión para la renuncia de Dudamel (la FVF no tendría cómo costear un despido) parece ser evidente y esto en nada beneficia al trabajo por hacer si se quiere concretar el objetivo de clasificar al próximo mundial. El entorno del técnico ha dejado claro que la renuncia no está planteada como una posibilidad, por lo que las únicas soluciones posibles para que este ambiente infernal sea superado son dos: el despido del seleccionador, que me parece una decisión realmente arriesgada cuando estamos a seis meses del inicio del camino premundialista, o limar las asperezas y decidirse a trabajar de una vez por todas en pro del objetivo común, entendiendo que el conflicto genera una inestabilidad innecesaria en el seno de la selección.

El problema en esto es que los egos, las relaciones interpersonales, los intereses individuales, parecen prevalecer y mientras esto siga así, los rumores, los ataques y declaraciones fundadas e infundadas seguirán pululando mientras el fútbol sigue siendo el más afectado.
Así no vamos ni iremos para ninguna parte.

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