“Yo no diría que elegí ser pintor. Yo creo que nací pintor, porque desde niño siempre me sentí así”, asegura Pedro Fermín. Nunca se imaginó en otro oficio y no se sintió capaz de incursionarse en áreas como la medicina, las leyes o la ingeniería. Toda su vida y su pasión han estado dedicadas al arte. Su capacidad de asombro ante los pequeños detalles de la vida lo acompaña desde su infancia y se mantiene incluso ahora. Fermín cree firmemente que es el origen de su afinidad con las artes. “Recuerdo que me escapaba del colegio para ir a una especie de siembra que tenía mi abuelo y que me acostaba en la parte alta de la montaña a ver las nubes pasar. Era como un viaje. La imagen me sorprendía y me cautivaba”.]]>