Cusica Studios, una incubadora de talentos en Los Chorros

Podría decirse que aquí hay de todo. Y no es exageración. Al menos de todo para músicos y otras tantas actividades relacionadas con el entretenimiento, la imagen y la creación. Se llama Cusica Studios, pero no es solo un estudio.

Ellos se consideran como un «espacio para el arte». Y les tomó un buen tiempo de trabajo al equipo de Cusica -conocidos ya por su web de venta de música, por el local en El Hatillo y por el recordado Cusica Fest- lograr convertir esta casa de Los Chorros en lo que querían.

Aunque ya desde antes estaban en periodo de pruebas, comenzaron actividad de manera formal el 19 de julio. ¿Y qué tienen aquí? Para empezar, salas de grabación y ensayo que incluso pueden usarse para clases de música y eventos privados. Hay dos salas para ensayos y streaming: el Deluxe Studio (con capacidad para 25 personas de público y 10 más de equipo) y el Mafu Studio (con espacio para 14 personas de público y 6 del equipo), ambas equipadas con todo lo que se necesite, incluyendo operador de consola. Ambas salas son multiuso, porque pueden convertirse en espacios para hacer fotografía.

También hay dos salas de grabación de podcast con servicio de grabación en bruto y transmisión directa y con la posibilidad de ampliar el servicio hasta la edición del contenido. Para los fotógrafos hay otra opción: un snap room de 7,25 metros de largo por 4 de ancho, totalmente blanco, luces y camerino. Y está la opción del jardín, un acogedor espacio al aire libre.

En el jardín el potencial es amplio. Y ya se ha probado en conciertos y presentaciones de comediantes. El Cusica Garden -como lo llaman- tiene 400 metros cuadrados de jardín y 18 de tarima. En ese espacio se pueden juntar con comodidad unas 60 personas y se puede alquilar por horas o por eventos contando además con una variedad de equipos de iluminación y sonido.

Para quienes necesiten un espacio de trabajo por horas hay dos alargadas áreas de coworking con módulos y mobiliario y, claro, con conexión. Los músicos que comienzan a explorar sus talentos pueden hacerlo en dos pequeñas salas de jamming en las que también se pueden dar clases de algún instrumento. Y volviendo a los espacios abiertos, si te fijas un poco, te llamará la atención eso que se conoce como «el camerino»: sofás, aire acondicionado, televisor, luz tenue, una mesa de pool y cervezas artesanales para despejarse un poco del día de trabajo en los estudios.