Deportes

Por qué la Vinotinto juega amistosos de tan poco cartel

Amigo el ratón del queso. Una selección de primer nivel, como Argentina o Brasil, no se mueve de su país por menos de 1 millón de dólares, cifra a la que le descuenta la mitad si no son convocados Messi o Neymar.

Publicidad

Este septiembre de 2015 se cumplen cuatro años desde la última vez que a la Vinotinto se le vio por Caracas (un amistoso ante Guinea), lo que parece una eternidad. En el Cachamay de Puerto Ordaz, la selección de fútbol de Venezuela jugará contra Honduras (viernes 4:30 pm, la tercera vez ya contra el rival centroamericano en el actual ciclo preparatorio) y Panamá (martes 4:30 pm), últimas balas de salva antes del comienzo de la fase clasificatoria para Rusia 2018 ante Paraguay (8 de octubre, Cachamay).

En otras partes del mundo, además de eliminatorias para la Eurocopa, se estarán disputando choques de preparación como Portugal- Francia, Argentina-Bolivia, Estados Unidos-Perú (todos el viernes), Costa Rica-Brasil, Chile-Paraguay (ambos el sábado), Colombia-Perú, Estados Unidos-Brasil o Argentina-México (todos el martes). En junio de 1981, agosto de 2004 y tan recientemente como en junio de 2011 y febrero de 2012, la Vinotinto jugó cuatro amistosos contra la campeona mundial España, quizás los más importantes de su historia.

La pregunta: ¿por qué Venezuela últimamente está jugando amistosos contra selecciones de tan poco cartel como Honduras (puesto 81 en el actual ranking FIFA, tres veces eliminada en primera fase en Mundiales) y Panamá (puesto 65, sin experiencia mundialista)?

La respuesta corta, si le fastidia seguir leyendo: Esquivel está preso, nosotros tampoco tenemos demasiado cartel como para ponernos exigentes, hay pocos dólares preferenciales, el barril de petróleo anda por 40 dólares o menos. Esto es lo que hay. Más o menos por las mismas razones, últimamente no viene ni Olga Tañón.

La respuesta larga implica otros matices: la Vinotinto no es, ni mucho menos, la única selección de Sudamérica que juega contra equipos de la CONCACAF (confederación que agrupa a 41 selecciones de Centro y Norteamérica y el Caribe), si bien es cierto que una cosa es jugar contra Honduras, Guatemala o Panamá y otra contra Costa Rica, México o Estados Unidos.

La organización de partidos amistosos, además, está en el ojo del huracán de las recientes investigaciones de corrupción alrededor de la FIFA y podría sufrir pronto una profunda revolución en un planeta fútbol en el que cada vez se valora menos salir a la cancha con poca motivación competitiva.

Antes que nada, los hechos verificables. Vayamos a los amistosos que han jugado o jugarán las 10 selecciones de Sudamérica (rivales de Venezuela en la ruta a Rusia 2018) en el período de poco más de dos años entre el fin del Mundial Brasil 2014 y el inicio de las eliminatorias en octubre (entre paréntesis, la posición actual de los rivales en el ranking FIFA):

Venezuela (10 amistosos): Corea del Sur (puesto 54), Japón (56), Chile (10), Bolivia (67), Honduras (tres veces, 81), Jamaica (55), Perú (49) y Panamá (65)

Brasil (12 amistosos): Colombia (4), Ecuador (36), Argentina (1), Japón (56), Turquía (45), Austria (14), Francia (23), Chile (10), México (26), Honduras (81), Costa Rica (38) y Estados Unidos (29)

Chile (11 amistosos): México (26), Haití (84), Perú (49), Bolivia (67), Venezuela (48), Uruguay (18), Estados Unidos (29), Irán (41), Brasil (5), El Salvador (110) y Paraguay (58)

Perú (11 amistosos): Panamá (65), Irak (85), Qatar (95), Chile (10), Guatemala (108), Paraguay (dos veces, 58), Venezuela (48), México (26), Estados Unidos (29) y Colombia (4)

Argentina (10 amistosos): Alemania (3), Brasil (5), Hong Kong (151), Croacia (13), Portugal (6), El Salvador (110), Ecuador (36), Bolivia (dos veces, 67) y México (26)

Uruguay (10 amistosos): Japón (56), Corea del Sur (54), Arabia Saudita (93), Omán (99), Costa Rica (2 veces, 38), Chile (10), Marruecos (82), Guatemala (108) y Panamá (65)

Paraguay (9 amistosos): Emiratos Árabes Unidos (70), Corea del Sur (54), China (79), Perú (2 veces, 49), Costa Rica (38), México (26), Honduras (81) y Chile (10)

Colombia (9 amistosos): Brasil (5), El Salvador (110), Canadá (101), Estados Unidos (29), Eslovenia (46), Bahrein (112), Kuwait (126), Costa Rica (38) y Perú (49)

Ecuador (9 amistosos): Bolivia (67), Brasil (5), Estados Unidos (29), El Salvador (110), México (26), Argentina (1), Panamá (dos veces, 65) y Honduras (81)

Bolivia (6 amistosos): Ecuador (36), México (26), Chile (10), Venezuela (48) y Argentina (dos veces, 1)

Algunas conclusiones:

• La Vinotinto es la segunda selección que más ha jugado o jugará amistosos contra equipos de CONCACAF (cinco), pero Ecuador nos supera (seis)

• En promedio, durante este período, una selección sudamericana típica ha jugado o jugará 38% de sus amistosos contra rivales de CONCACAF, 37% entre equipos de la propia CONMEBOL, 16% contra asiáticos, 7% contra europeos y 1% ante africanos.

• Conseguir amistosos ante equipos de Europa es un privilegio que, como veremos, se hará cada vez más exclusivo. En general solo está reservado para Argentina y Brasil, con excepciones como un Eslovenia-Colombia y un Ucrania-Paraguay que se canceló por la guerra.

• Aunque solemos verlas por encima del hombro, la verdad es que las selecciones de Centroamérica son opciones cercanas, baratas, accesibles y de un nivel técnico aceptable. Pocas veces pasan pena, ni te hacen pasarla. Hasta Brasil y Argentina han resuelto fechas de fogueo recientes con Honduras o El Salvador.

Existen dos vías para celebrar un amistoso en una fecha disponible en el calendario FIFA: por conveniencia o por negocio. La primera es la más simple, pero últimamente la menos frecuente: los dirigentes de dos federaciones de nivel similar, generalmente con relaciones estrechas, se ponen de acuerdo y no hay un increíble movimiento de dinero en juego. ¿Tú estás libre? Yo estoy libre. ¿Nos vemos?  Dale, pues.

La otra manera es el amistoso como industria. Amigo el ratón del queso. Generalmente implica una empresa intermediaria que se queda con una porción considerable de la torta (muchas de ellas, por no decir todas, hoy en la mira de investigación por corrupción en FIFA) y viajes de cierto kilometraje. El Brasil vs Costa Rica del sábado, por ejemplo, se jugará en Estados Unidos, un mercado siempre atractivo por el público de inmigrantes.

“En general, los amistosos los organiza una agencia dedicada al tema, tipo Torneos y Competencias, Full Play o en su momento, Luis Muchacho en Venezuela. Las selecciones tienen un caché en función de su capacidad de recaudación en taquilla o por la venta de derechos de TV. La localía no necesariamente implica que la federación local deba asumir los gastos del visitante. Eso solo ocurre en las contadas veces en que esa federación funge como organizadora del partido sin hacer uso de intermediarios”, explica el periodista Daniel Chapela.

Algunos datos tomados de investigaciones de la prensa internacional, para entender un poco más lo del caché:

• Lo que cobra por amistoso una selección de primer nivel como Brasil, Argentina o España oscila entre 1 y 3 millones de dólares.

• Los amistosos de Argentina fueron organizados por una empresa llamada World Eleven entre 2008 y 2014 (contrato de 18 millones de dólares por 24 partidos) y, desde 2015, por Torneos y Competencias. Ambos consorcios son investigados por el FIFA Gate. En general, la albiceleste cobra entre 1,1 y 1,5 millones por moverse de su país. Si Lionel Messi no está en la convocatoria, la cifra disminuye hasta en 500.000 dólares.

• Los amistosos de Brasil han sido y todavía son el negocio de este mundo. No pelan una Fecha FIFA. Según una investigación de prensa, negada por la federación local, una empresa de las Islas Caimán llamada ISE pide un mínimo de 1 millón de dólares por amistoso hasta 2022. Si Neymar no juega, baja a 500.000.

• España cobró hasta 3 millones de dólares por un amistoso en Qatar ante Uruguay en 2013. Los choques contra Venezuela en 2011 y 2012 fueron posibles, en gran medida, por la relación estrecha entre Rafael Esquivel y su homólogo Ángel Villar, aunque igual la campeona mundial de 2010 cobró alrededor de 2 millones por venir a Puerto La Cruz en 2011, lo que era factible por la economía venezolana de entonces (dólar a 4,30, barril a 100). Más o menos lo mismo pagó Puerto Rico por un extraño amistoso en suelo boricua en 2012. Después de la eliminación en Brasil 2014, el caché de la selección ibérica bajó a 1 millón.

• Uruguay, campeona del mundo pero con menos cartel, recibió 300.000 dólares por ir a Marruecos en marzo y 750.000 por jugar contra Arabia Saudita en octubre de 2014. Si no hubiera jugado Luis Suárez en este último, la cifra bajaba a 600.000.

• La Vinotinto, jamás mundialista, cobró entre 100.000 y 150.000 dólares por cada amistoso en Corea del Sur y Japón en 2014. Los juegos fueron organizados por la empresa Full Play de los hermanos Mariano y Hugo Jinkis, que están en libertad condicional en Argentina y, al igual que Esquivel, podrían ser extraditados a Estados Unidos.

• En Colombia también se investiga la intervención de los Jinkis en un amistoso contra Costa Rica en junio.

Aunque tienen incidencia en el ranking FIFA, los amistosos, tal como los conocemos, podrían tener sus días contados en un universo deportivo cada vez más competitivo y “parlayizado”. “Son un negocio a la baja”, señala un reportaje publicado por el diario argentino La Nación en abril. A partir de septiembre de 2018, en las fechas libres FIFA, las 54 selecciones de Europa sustituirán los choques intrascendentes por un nuevo torneo llamado Liga de Naciones, que podría tener derivaciones en las clasificaciones a Eurocopas o Mundiales.

Para los equipos de CONMEBOL, será todavía más difícil (o imposible) cuadrar partidos contra europeos. Una respuesta podría ser un torneo competitivo similar que, en Fechas FIFA, involucre de manera conjunta a naciones de CONMEBOL y CONCACAF, de manera similar a la Copa América Centenario 2016.

La FIFA, o lo que sea que quede de la FIFA en la próxima década, a largo plazo quizás debería intervenir con más fuerza para propiciar intercambios competitivos entre selecciones de distintos continentes que rarísima vez se podrían ver las caras fuera de un Mundial. Porque un partido de fútbol debería tratarse también de una experiencia de intercambio cultural. En teoría.

Publicidad
Publicidad