A Maikel también lo mataron
La crisis de medicamentos continúa su escalada perversa. Pero Nicolás Maduro y su nefasto gabinete se dan el lujo de rechazar la ayuda humanitaria que ofreció la Organización Mundial de la Salud.
La crisis de medicamentos continúa su escalada perversa. Pero Nicolás Maduro y su nefasto gabinete se dan el lujo de rechazar la ayuda humanitaria que ofreció la Organización Mundial de la Salud.
No le dieron un tiro, como mueren tantos adolescentes venezolanos. Pero lo asesinaron. Maikel Mancilla Peña falleció luego de haber convulsionado 500 veces en cinco días. Maikel, un niño autista que además padecía de epilepsia, dependía del medicamento Lamotrigina para controlar las convulsiones. Pero la Lamotrigina no apareció. ¿Quién lo mató? ¡Lo mató la desidia, la irresponsabilidad y la falta de humanidad del gobierno venezolano!
La crisis de medicamentos continúa su escalada perversa. Pero Nicolás Maduro y su nefasto gabinete se dan el lujo de rechazar la ayuda humanitaria que ofreció la Organización Mundial de la Salud, según denunció el diputado opositor José Manuel Olivares, recogida por el portal runrun.es: “la iniciativa, emprendida por la Comisión de Salud de la Asamblea Nacional, le daría a Venezuela acceso al Fondo Rotatorio-Estratégico de Medicinas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que brinda medicamentos subsidiados para atender situaciones de emergencia. Pero el acceso al fondo debe ser solicitado por el poder ejecutivo, y el régimen de Maduro hasta ahora se ha negado a hacerlo…”
Claro, ellos están tranquilos. Ellos no sufren escasez de nada. Los pocos dólares que quedan les sirven para traer comida y remedios desde Aruba, Panamá, Colombia o donde se consigan, aún si es en el “imperio”, porque para eso no hay “patria” que valga. Les sirve para llevar a sus parientes enfermos para Brasil, en aviones de PDVSA (el peculado de uso es solo para el pasado) y hasta llevando niñeras armadas, por si a las moscas.
A cualquier persona con una mediana sensibilidad social, esto no le permitiría conciliar el sueño. Pero ya sabemos que Maduro “duerme como un bebé”, según sus propias declaraciones. Me encantaría que lo despertara una voz que repitiera a sus oídos “Lamotrigina, Lamotrigina, Lamotrigina…” cientos de veces en una noche, a ver si se da por enterado. Pero seguramente no lo hará. No lo hizo cuando falleció el niño Medina en diciembre pasado, quien esperaba Cardioxane, un protector cardiológico que le hubiera permitido recibir la quimioterapia para el cáncer de pulmón que padecía. El médico Gilberto González Ochoa falleció el 22 de febrero porque no consiguió remedios para la diabetes. Nunca sabremos cuántos han muerto de mengua por esta crisis requeté anunciada y de la que el gobierno de Nicolás Maduro se ha hecho el loco.
La flamante ministra de salud, Luisana Melo, achaca la escasez de medicamentos al “uso irracional” de estos. Si eso fuera verdad, que los venezolanos en vez de comer chucherías, comemos remedios, jamás hubiéramos tenido medicamentos. Me imagino que los que se “toman” los cocteles de quimioterapia serán boliburgueses, porque son bien costosos.
El 16 de febrero, en rimbombante acto, Melo lanzó el “Motor Farmacéutico”. Anunció que hay 900 operadores día y noche respondiendo las solicitudes de remedios. El problema no es que atiendan el teléfono, el problema es que no hay remedios.
Una parte de la doctrina en materia penal establece que “en la relación criminal no puede decirse que un sujeto activo puede ser una persona jurídica, porque nuestra legislación no lo acepta”. El brillante jurista Luis Alejandro Aguilar Pardo comenta al respecto: “El tema de la responsabilidad penal de un ente moral ha sido muy debatido. Y quizás sea un bizantinismo enfrascarse en esa discusión. Evidentemente, el ente moral no puede sufrir penas corporales pero sí otro tipo de sanciones. Sin embargo, siempre queda la responsabilidad penal de los representantes, administradores y factores que fueron los seres humanos ejecutores del delito.
Una persona moral no puede matar, pero los humanos que la controlan como herramienta, sí. Igual: en realidad, el Estado no educa ni forma a los huérfanos; esa acción material la ejecutan seres humanos. En realidad el «gobierno» no existe y no es una persona moral. Quien tiene personalidad jurídica es la República a nivel nacional e internacional. También la tienen los Estados, los Municipios, los Distritos (Alcaldías Mayores), el Fisco Nacional, el Banco Central de Venezuela, los Institutos Autónomos, los servicios autónomos con personalidad jurídica y las empresas del Estado. Y esa cualidad de persona de todos los mencionados es una mera y conveniente invención, entelequia o fantasía”.
En fin, no me queda duda de que aquí cuando las cosas cambien, los responsables por la muerte de Maikel (y los demás que han muerto por la inacción del gobierno en el tema salud), tendrán que responder por sus crímenes. Porque esas víctimas no sufrieron una muerte natural: fueron asesinadas.