Por esa razón hablamos de los extranjeros que ingresaron a Venezuela y se radicaron para rehacer sus proyectos de vida aquí, debido a que contaban con facilidades de todo tipo. Se estima que en los años 70 del siglo pasado cerca del 15% de la población provenía de otros países.
Estudios realizados han demostrado que los contingentes de inmigrantes que llegaron a partir de los años 50 del siglo pasado tuvieron descendencia en segundas, terceras y hasta cuartas generaciones. Eso significa que muchos venezolanos tienen por lo menos dos nacionalidades. El asunto, es que hoy en día esas personas están emprendiendo el camino contrario de forma masiva hacia sus países de origen y su linaje aprovecha la (s) otra(s) nacionalidad(es). Así mismo, se dan casos en los que algunos seleccionan otro destino.
El proceso emigratorio de venezolanos en los últimos años es de tal magnitud que, en ocasiones, se presenta un ‘tráfico pesado’ hacia múltiples destinos por la vía de los puntos fronterizos cuando es legal (con epicentro en Maiquetía) y por la vía de las trochas y balsas cuando no lo es.
Los determinantes recurrentes que estimulan estos procesos son: altos niveles de inseguridad que van desde asesinatos, secuestros en distintas modalidades, la extorsión, hasta hurtos y robos; escasez sostenida y cada vez mayor de alimentos y medicinas; la disminución de posibilidades de inserción en puestos de trabajo; remuneraciones con los salarios más bajos del mundo; expropiaciones o ahorcamiento financiero que incluye imposibilidad de acceder a divisas, amenazas de cierre y eliminación de contratos con el gobierno; padecimiento de una hiperinflación asociada a decisiones que agravan la situación y todo enmarcado en un contexto político con altos niveles de incertidumbre.
El cúmulo de elementos mencionados ha generado una estampida de venezolanos que para el 2017 ya supera los 2,5 millones de personas. Eso significa más de un 8,3% de la población total.
Los registros del Laboratorio Internacional de Migraciones (LIM) muestran que ya hay venezolanos radicados en los cincos continentes del mundo y la mayoría cuenta con visa de Residente, o con nueva condición (status) migratoria, es decir, cambio de nacionalidad cuando los tratados de bilateralidad no permiten más de una condición. La base de datos establece que en por lo menos 98 países se encuentra, al menos, un ciudadano con esa nacionalidad. Las estimaciones indican que la concentración de personas con pasaporte venezolano se localiza en América (46%) y Europa (42%) lo que sería un 88% del total.
En el siguiente gráfico se refleja el diferencial en la estimación del proceso emigratorio venezolano. Por una parte se encuentran los datos provenientes de los organismos multilaterales y por la otra las proyecciones del LIM.
La Organización Internacional de Migraciones (OIM), el Banco Mundial o la Organización de las Naciones Unidas (ONU) con sus respectivas unidades especializadas en Población, utilizan métodos de recolección de datos basados en los Censos e informes emanados de los organismos oficiales de cada país. En naciones de alto control demográfico y migratorio como Australia o Canadá este tipo de herramientas funciona, pero en otros países no es así. Incluso, en los Estados Unidos de América (EUA) existen más de 11 millones de personas indocumentadas.
El caso de Venezuela tiene características excepcionales, debido a que desde el año 2000 no se publican informes provenientes de los organismos teóricamente competentes en esa materia (SAIME e INE). Al no poder utilizarse datos oficiales en el país para calcular los saldos migratorios diarios que permitirían estimar los movimientos semanales, mensuales, trimestrales, semestrales y anuales, se debe acudir a las fuentes de información de otros países, además de la que producen los organismos multilaterales competentes. El otro método de recolección de datos es el uso de técnicas académicas como las encuestas, entrevistas y otras estrategias.
Llama la atención que en la denominada sociedad global del conocimiento todavía existan países que no suministren datos normalizados que permitan la comparabilidad.
En ese sentido, la OIM les solicita a todos los gobiernos que suministren los movimientos migratorios de los puntos de control para poder llevar registros cercanos a la realidad y por esa vía estudiar los posibles impactos que causa la movilidad de personas entre países.
El diferencial que se aprecia en el gráfico obedece a que se utilizan fuentes distintas. En el caso de los organismos multilaterales, solo toman en cuenta los registros de los Censos y de los reportados por los organismos migratorios controlados por los gobiernos.
En el caso del LIM, se trabaja con 14 fuentes de información que son tratadas por separado. La principal diferencia en el estimado de datos se encuentra en el conteo de los que tienen doble nacionalidad y salen de Venezuela con su pasaporte local e ingresan con el otro documento. Por esa razón no contabilizan como extranjeros. Eso significa que la subestimación es muy alta y normalmente no sale reflejada en los otros países, salvo cuando son encuestados (encuesta de hogares si están en situación legal).
En realidad el proceso es complejo. Cuando la emigración es hacia Europa existe una gran subestimación, básicamente porque muchos cuentan con doble nacionalidad (fundamentalmente portuguesa, italiana o española).
También hay subestimación hacia países como Argentina, Chile, Uruguay, Perú o Ecuador por el hecho de haber sido parte del grupo de países con mayor inmigración hacia Venezuela en el siglo pasado, pero la mayor brecha entre los datos es hacia Colombia. Se calcula que en unos 40 años ingresaron a Venezuela más de 4,2 millones de personas de esa nacionalidad y en la mayoría de los casos tuvieron descendencia, lo cual aumentó el número de personas con posibilidad de optar por ambas nacionalidades. Al poder utilizar el mecanismo migratorio transfronterizo vía terrestre, marítima o aérea, la subestimación es gigantesca. Es por eso que el diferencial entre lo que reportan los organismos multilaterales y el LIM es tan grande.