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Vinotinto: me gusta Añor, me gustas tú

Una selección más "seria" nos sacó del aburrimiento de las dos presentaciones anteriores con Rafael Dudamel en el banco. La derrota por la mínima diferencia ante Costa Rica deja conclusiones más jugosas, aunque no determinantes, sobre el camino que apenas inicia el nuevo director técnico de Venezuela.

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En la reseña anterior decíamos que Venezuela era Otero y 10 más. De sus piernas salían las mejores opciones de un equipo que llegó a estar formado por cinco jugadores que no viajarán a Estados Unidos. Si contra Panamá sobraron 89 minutos, contra los panas ticos todo el segundo tiempo. De hecho, dejé de anotar cosas en mi libreta de anotaciones en el minuto 60 para cambiar a mi hijo del mueble donde los zancudos hacían un festín.

Con los últimos 30 minutos de la primera parte, los necesitados de una esperanza tuvieron su 6 de diciembre. Ojalá sirvan para algo más que lo conseguido por la Asamblea Nacional. En todo caso, seguro hoy muchos se acostaron con una sonrisa en la boca tras la preciosa combinación entre Rincón-Añor-Josef y Rondón. Y detengámonos aquí para sacar una cerveza que está bien carita para celebrar la claridad de JuanPi en el pase. Tal habilitación nos recordó a lo mejor de Arango o Ricardo David Páez. El gol, que sucedió exactamente antes de la media hora, paralizó el tiempo y nos hizo olvidar unos primeros 15 minutos que presagiaban otra noche de despecho.

Porque Costa Rica salió a jugar y vaya que si lo hace bien. Al menos mientras Campbell está inspirado. Venezuela tiene un grave problema en los laterales y ni Rolf Feltscher ni Alexander González son opciones, al menos hoy, para solucionarlo de raíz. Echarán una mano, claro está, como los préstamos chinos a Nicolás Maduro, pero hasta ahí. Se supone que Rosales tiene  su puesto seguro. La pregunta entonces a resolver es quién se ocupará  en la Copa América de esa papa caliente. No olvidemos que Jamaica le ganó 2-1 a Chile y Uruguay 3-1 a Trinidad y Tobago. Esos serán los dos primeros rivales de la Copa Centenario.

Básicamente, la Vinotinto sigue siendo un compendio de buenos nombres, con una población de coeficiente intelectual superior en la mitad del campo y con alumnos pasando con 10 en otras. Se necesita un promedio y menos extremos para que el rendimiento sea parejito. Contra Costa Rica, por ejemplo, volvieron a aprobar los que ya se conocen como fijos: Wilker Ángel-Figuera-Rincón y Josef-Salomón. No fue el mejor partido de Otero, aunque podría estar en ese primer grupo y Añor alzó su voz para ser tomado en cuenta como titular. El gol de empate, un tiro que se metió con complicidad de José Contreras, abre de nuevo el concurso. El portero de Táchira tendrá que redoblar su toque de batería en lo que resta de concentración, como el chamo de Whiplash, para que Dudamel no tenga que gritar «Not quite my tempo» y le ceda la posición a Dani Hernández, el preferido de la jauría tuitera.

Reseñado lo de los laterales, se abre la pregunta si el echabolismo de Feltscher termina por convencer a Dudamel o si se decantará por la sobriedad de Villanueva. Si me dan a escoger, me quedo con el segundo. A González le queda más complicado. Rosales es Robert Downey Junior. Sin Ironman no hay Avengers. En consecuencia, ¿cómo se le puede dar espacio a Alexander con tantos buenos volantes?

Volvamos al juego. En el minuto 37, Añor tuvo el segundo y como que no esperaba la llegada de ese jamón de pelota. Cuatro minutos después sucedió el fallo de Contreras. Vamo a calmano, como dice la tortuguita. La pifia me hizo recordar cuando a los campocortos se les va la pelota entre las piernas por medir mal los rebotes. Antes de eso, el portero firmaba un juegazo. Anticipándose a los centros de los locales.

El segundo tiempo mostró de nuevo esas asociaciones que tanto se extrañaban: Salomón bajó de pechito para Josef y disparo afuera. Se divertía Venezuela y eso no pasaba como desde aquel famoso «móntense en el autobús» de Lino Alonso. Perdón por hacerles recordar eso. No obstante, en el minuto 50 se apagó la fiesta por la consecuencia de tener en el lateral a un jugador con pocos minutos y fuera de posición. González mide mal, dejando huérfana su zona, Vizcarrondo sale al rescate, no presiona y se confunde también al sumarse Wilker. El delantero Ariel Rodríguez aprovecha y dibuja una parábola que se mete en la escuadra del portero venezolano. A decir verdad, tenía que pegarle muy bien al balón y lo consiguió. La suerte que tuvo Dudamel en los otros partidos -sobre todo contra Galicia- esta vez no se hizo presente.

La duda de Vizcarrondo trae otro debate a colación. ¿Hora de Sema Velázquez? No está nada fácil la votación para este American Idol. Si yo sufragara, me la jugaría con el central de la liga nacional solo por aquello de buscar una nueva dinámica. Los demonios que persiguen al «francés» siguen vigentes. Recordad aquello de «Don Regalón», «Chita» dixit.

Después aguó el guarapo la retahíla de cambios que terminan convirtiendo a estos amistosos en la hora loca. Guerra mostró pinceladas y no más. El costado derecho ganó con Víctor García, aunque ya sabemos que no va pal baile. Santos se mantuvo en la suya: lejos del área donde no es ni fu ni fa. Villanueva no desentonó, pero tampoco aportó más y así. Resumiendo, citaré a Manu Chao:

Me gustan los aviones, me gustas tú.

Me gusta viajar, me gustas tú.

Me gusta la mañana, me gustas tú

me gusta Juanpi Añor, me gustas tú.

Qué va a hacer Dudamel? Je ne sais pas

Qué horas son, mi corazón

Las 12 y 30 y me voy a dormir. Gracias por leer.

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