Espectáculos

Desorden Público puso a todos en Wayra a llorar por el dólar

La banda de ska contó en la academia de innovación de Telefónica cómo han sobrevivido estos 30 años. Entre éxito y éxito, dieron las claves a los emprendedores: no perder el humor, hasta en los momentos más difíciles, fue una de estas.

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Horacio Blanco preguntó al público, en la noche de este jueves 9: «¿A cuánto llegó, hoy, el dólar?» Cuando le contestaron desde el auditorio: «¡A 611 bolívares!», abrió la bocota y dijo: «¡Este es el momento de lloraaaar!», y soltó una de sus recomendaciones de la noche para emprender en Venezuela: «No pierdan el buen humor». Allí arrancó su siempre vigente canción «Llora por un dólar».

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La cita había sido inusual: Desorden Público, la banda de ska venezolana, contaría en la sede de Wayra Venezuela, un espacio asociado con la tecnología y los negocios, las claves de su emprendimiento, entre canción y canción.

En los espacios de la aceleradora de startups de Telefónica en Caracas movieron los muebles y acondicionaron su ágora para abrirle espacio a los instrumentos musicales y a los equipos de sonidos. Un auditorio, conformado por emprendedores y periodistas, pero fans, al fin.

«Una banda de música es una startup. Tiene talento, equipo y pasión. Por eso invitamos a Desorden Público como pioneros de este proyecto Caracas Emprende Music, que estamos impulsando, para hacer sinergia entre la música y el emprendimiento -aclaró al cierre del evento Gustavo Reyes, director de Wayra Venezuela.

Antes de esto, los integrantes de la banda habían ido contando la historia de la banda, que ya tiene 30 años. Durante el concierto de éxitos fueron intercalando las 10 claves de su emprendimiento:

1. Aventurarse e innovar
Horacio Blanco, vocalista y guitarrista del grupo, contó que en los inicios, en los años 80, no se hacía en el país la música que ellos buscaban. Como para ese entonces no había Internet ni celulares o redes sociales, el poder de la radio y de las disqueras era muy grande. «Solo había una emisora FM, 97.7, y colocaba música clásica», recordó. La música juvenil que se escuchaba en la radio era la de Guillermo Dávila, Melissa o Karina. Desorden Público irrumpió, clandestinamente, por entonces, «con ganas de patear la mesa» y con un ritmo desconocido: el ska.

Esto es ska

2. Confiar y creer
Al inicio, las emisoras radiales los censuraban. Les decían que hablaban de temas no aptos para el público general. «Existía un aparato de promocion musical para bandas no como las nuestras. Adoptamos la idea de ‘vamos pa’ lante’ Lo importante era seguir divirtiéndonos».

Skápate conmigo

3. Formarse
«Eramos terribles músicos e instrumentistas. Aprendimos con Horacio», cuenta José Luis «Caplis» Chacín, el bajista de la agrupación-. En ese momento, se oían grupos como Témpano, Resistencia. Y nosotros teniamos una miniteca que se llamaba Aseo Urbano, porque le limpiábamos la basura a todas las fiestas. A todo el mundo le gustaba el ska, pero nadie se arriesgaba. El primer ska que produjimos era un mamarracho, pero se convirtió en un himno.

¿Dónde está el futuro?

4. Insistir hasta pegarla
Desorden Público paso de ser del underground a ser más público. «Había emisoras de radio que nos decian que no teníamos seguidores. Pero insistíamos», contó el baterista Danel «Dan Lee» Sarmiento. Tiembla los ayudó a salir del anonimato.

Tiembla

5. Buscar aliados que crean en lo que haces
El percusionista «Oscarello» Alcaíno narró cómo él, que venía de tocar salsa, puso su influencia latina al servicio de la banda. «Todos los manager que tuvimos querían que tocáramos la música que era habitual en Venezuela, pero que no era la que nos gustaba. Incorporamos nuevos ritmos, pero no dejamos de hacer lo que queríamos. Hasta que conseguimos al manager que nos entendió».

Allá cayó

6. Darle importancia al branding
Horacio Blanco reveló que la banda no se había percatado de la fuerza que podía tener su marca hasta que hicieron esta canción:

Desorden está en la calle

7. En el equipo todos suman
Horacio contó cómo la banda se fue enriqueciendo con la incorporación de otros músicos con distintos perfiles y recordó que el grupo también está conformado por los técnicos, los ingenieros de sonido, el mánager. El más joven del grupo narró que cuando estaba pegada «El Gran Gorila», él era un muchachito que usaba en el liceo para acusar al director de la institución y papá de su novia.

Gorilón

8. Ser profundamente terco
Francisco «Coco» Díaz, tecladista, instrumentista y arreglista de los desordenados, contó cómo ha sido de difícil emprender en la música. Entró a la banda hace 12 años después de probar con otros grupos y hoy día tiene un estudio de grabación en el que se graba la música de Desorden Público y de otros músicos. «Hemos pasado por momentos muy difíciles. Pero hay que ser profundamente terco -insistió Díaz-. En este momento, estamos pasando por uno difícil, porque en mi caso, que trabajo con equipos de sonido, gano en bolívares e invierto en dólares».
Fue, entonces, cuando Horacio preguntó: » ¿A cuánto llegó, hoy, el dólar (libre)? Oohh! Pues, ¡llegó la hora de llorar! Nunca hay que perder el buen humor».

Llora por un dolar.

9. Salir de la zona de confort
«Si hay algo que me ha enseñado Desorden Público es a salir de la zona de confort. Me llevó a hacer cosas que nunca había pensado experimentar en actividades que alimentan la música que hacemos. Aprendi a tocar la guitarra, pero también a hacer un programa de radio, uno de televisión. Es importante la reinventarse, no anclarse, huirle a la nostalgia».
Recordaron que este año, Desorden Público grabó un disco con C4 Trio y tienen en planes hacer una película, un recopilatorio de rarezas: un disco en vivo, grabado por ellos mismos de conciertos en países poco conocidos.
«En un año tan jodido, la cosa nos esta dando resultados. Hemos estado en muchos países y estamos reinvirtiendo los dólares que ganamos».

Todo esta muy normal

10. Nunca parar
El más joven cerró con la recomendación de no bajar el ritmo de trabajo. Por muy bien que les esté yendo o por muchas dificultades que se presenten, practicar y practicar. «Acabamos de llegar de una gira larga y ya Horacio nos convocó para varios ensayos. Nunca hay que parar», dijo.

Valle de balas

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